La pandemia del Covid-19 está provocando una hecatombe en la economía y el tejido productivo español. Los datos son desgarradores: en el primer trimestre se registró una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 5.2 por ciento, la más alta en la historia de los registros de este tipo y sólo comparable a la depresión que se registró durante la Guerra Civil (1936-1939).
Además las últimas estadísticas de empleos advierten de más de medio millón de empleos perdidos en las últimas dos semanas y se prevé que en el primer semestre del año se supere el 20 por ciento de desempleo de la población activa. Para añadirle más dramatismo a la situación, uno de los bancos de referencia del país y hasta hace unos meses garantía de solvencia y fortaleza, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), anunció por primera vez en su historia pérdidas de hasta mil 1792 millones de euros, con lo que se sitúa en números rojos.
El “coronavirus” se está ensañando con especial virulencia en España. No sólo por las víctimas mortales, que ya superan las 25 mil personas, ni por el número de infectados -más de 215 mil-, sino también por las consecuencias económicas que está provocando y que algunas de ellas se podrían traducir en daños estructurales para el tejido productivo.
El gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, sigue pendiente de la evolución de la propagación del virus -más de cuatro mil infectados diarios según los datos oficiales- para poner en marcha lo que denominan la “desescalada” con la que pretenden reactivar, al menos parcialmente, la economía.
Pero entre tanto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó la debacle: el primer trimestre del año se registró un desplome en la economía, de un 5.2 por ciento del PIB, lo que es incluso peor que las previsiones más pesimista del Banco de España, que auguraba una bajada del 4,8 por ciento.
Si se mantiene esta tendencia a lo largo del año, que dependerá de la incertidumbre que persiste sobre la evolución de la pandemia, la caída del PIB podría superar el 20 por ciento, con lo que la economía española entraría directamente en una situación inédita, con una deflación que podría perdurar durante varios lustros.
Si se analiza la evolución de la economía española en los últimos trimestres del 2019 se ve un incremento del PIB que rozaba el uno por ciento, con lo que se estaban cumpliendo las previsiones de crecimiento para mantener a flote el aparato productivo y las cuentas del Estado.
Pero la llegada del Covid-19 lo ha alterado todo a niveles insospechados, con la caída del PIB más alta en la historia de los registros de este tipo y que sólo se puede comparar a la época en la que España vivió su Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores al final de la contienda, la llamada “posguerra”, en la que había hambre, desempleo, desolación y desesperación.
Ni siquiera se pueden comparar los datos de la caída del PIB con la gran crisis que vivió el país entre los años 2007 y 2015, en un periodo en el que la peor caída de la economía en un trimestre fue del 2,8 por ciento.
Los expertos del INE explican el hundimiento de la economía española en el hundimiento de la demanda interna, en especial el gasto por parte de las familias, pero también hay notables caídas en inversión, construcción, exportaciones y empleo.
En medio de la debacle, el BBVA presentó los resultados del primer trimestre del año, en el que registró pérdidas de mil 792 millones de euros y se sitúo en números rojos por primera vez en su historia.
Las pérdidas se debe a las provisiones extraordinarias que ha hecho el grupo a nivel global, de mil 400 millones, y el ajuste en su participación en Estados Unidos, de dos mil 84 millones, cuyo valor ha adaptado al nuevo escenario macro. Y a que la entidad ya sufrió un ajuste en este país el año pasado mil 350 millones.
Ante esta situación, el banco ha decidido “no pagar ninguna cantidad en concepto de dividendo correspondiente al ejercicio 2020 hasta que desaparezcan las incertidumbres generadas por covid-19 y, en ningún caso, antes del cierre de dicho ejercicio.
Esta recurrencia del beneficio antes de provisiones, nuestra sólida posición de capital, la sólida posición de liquidez, nuestro modelo de negocio diversificado y nuestras capacidades digitales, nos permiten afrontar la crisis desde una posición de fortaleza”, señaló su presidente Carlos Torres, durante la presentación de los resultados.
Fuente: La Jornada