Por Sanjuana Martínez
Enrique Peña Nieto y su delfín Aurelio Nuño andan de cacería. Quieren terminar con la disidencia, despedir y encarcelar a todo aquel que se oponga a su nefasta Reforma Educativa.
Ambos emanan del autoritarismo, no conocen el juego de la democracia ni mucho menos el diálogo. Bajo su mandato lo que impera es la ley de garrote, la represión y la persecución policial y judicial.
Su objetivo principal es acabar con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y para ello no escatima en recursos ni acciones. A lo largo y ancho del país, pero sobre todo en el sur, vemos escenas vergonzosas de represión. Acciones violentas de los policías contra nuestros maestros. Les lanzan gases lacrimógenos, los golpean a diestra y siniestra, los hieren e incluso los matan.
En Chiapas y Michoacán el apoyo a los maestros es total. Al igual que en Oaxaca o Tabasco. Los maestros sólo piden que el gobierno abra una mesa de diálogo sobre la Reforma Educativa, pero el lenguaje de Peña Nieto sólo se entiende bajo el autoritarismo y la imposición.
En este momento, nuestros maestros están sufriendo todo tipo de atropellos. Se les persigue, se les reprime, se les difama. El gobierno y el duopolio televisivo se han encargado de demonizarlos, han conseguido que una parte de los mexicanos crean que los maestros que protestan contra una infame reforma, son vándalos, irresponsables, delincuentes.
Nada más alejado de la realidad. Nuestros maestros son héroes. Nuestros maestros son héroes porque cada día se enfrentan a un sistema podrido que se roba todo lo que debería estar destinado a la educación. Nuestros maestros son héroes porque cada día se enfrenan a la precariedad de escuelas paupérrimas que apenas tienen pupitres y ventanas. Nuestros maestros son héroes porque día a día enseñan en condiciones salariales miserables. Nuestros maestros son héroes porque cada día caminan kilómetros para enseñar. Nuestros maestros son héroes porque cada día padecen un sindicato mafioso unido al poder en turno, como la SNTE, que les roba sus cuotas para llenar los bolsillos de sus líderes pillos. Nuestros maestros son héroes porque cada día buscan elevar la calidad de la educación. Nuestros maestros son héroes porque cada día se parten el alma en la construcción de seres humanos librepensadores. Nuestros maestros son héroes porque soportan la presión del gobierno mexicano con sus pruebas sin antes ofrecerles la posibilidad de prepararse. Nuestros maestros son héroes y nos toca defenderlos.
Un pueblo que no defiende a sus maestros está condenado a la ignorancia. Tal vez, por eso, Nuño y Peña Nieto están empeñados en reducir los niveles educativos de este país para que la población deje de exigir un cambio, deje de reclamar el fin de la corrupción, de la impunidad y exija terminar con la pobreza.
Las estadísticas hablan por si solas. México ocupa el último lugar de 36 países, en nivel de educación, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y es que sólo el 37 por ciento de los adultos de entre 25 y 64 años concluyó la secundaria muy por debajo del 75 por ciento que representa el promedio de la OCDE y sólo el 39 por ciento de los hombres y 36 por ciento de las mujeres terminó la preparatoria, un requisito para competir en el mercado laboral.
¿Y por qué creen que la gente en México no termina sus estudios? Primero porque tienen que trabajar para poder comer. Recuerden que los últimos gobiernos han sido auténticas fábricas de hacer pobres: hay 70 millones de pobres. Y luego, porque el nivel de la educación es bajo y caro, porque el gobierno se gasta el dinero que debería ser destinado a educación en infraestructura y capacitación a los maestros.
Según la OCDE, los gobiernos mexicanos no invierten lo que deberían en educación. Según sus estadísticas en 2012, México invirtió 2 mil 600 dólares por estudiante de primaria, 3 mil por estudiante de secundaria y 8 mil 100 dólares alumno de educación superior. Estas cantidades están muy por debajo de lo que normalmente se invierte según la OCDE: por estudiante ese año fue de 8 mil 200, 9 mil 500 y 15 mil dólares.
¿Y por qué a Peña Nieto y Nuño no les interesa invertir en educación? Por una simple y sencilla razón: un pueblo educado es un pueblo con conciencia dispuesto a sacarlos a ellos del poder y al resto de la clase política que se atreva a corromperse.
En cambio, México está sumido en esta crisis generalizada, precisamente porque tenemos un pueblo conformista a consecuencia de la falta de educación y de los bajos niveles de la misma.
Es por eso, que nos corresponde a los mexicanos defender a los maestros perseguidos, a los maestros que no están dispuestos a someterse a una reforma que lastima sus vidas y las nuestras porque busca particularmente la privatización de la educación que debería ser gratuita.
Los atropellos del gobierno no tienen límites. Buscan sembrar el miedo con el encarcelamiento de los líderes como Francisco Villalobos, secretario de Organización de la sección 22 de la CNTE, a quien acusan de un delito absurdo: el robo de 10 mil libros de texto gratuitos y una supuesta tentativa de homicidio calificado.
El gobierno anda de cacería, fabricando delitos, reprimiendo, encarcelando maestros. El último, el ex dirigente de la CNTE, Juan José Ortega Madrigal, fue detenido en Apatzingán, Michoacán, por elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) acusado de supuestos delitos de “lesiones agravadas” y “privación ilegal de la libertad”.
La estrategia del gobierno es ir sustituyendo maestros disidentes por dóciles. Maestros contestatarios, por maestros vendidos. Maestros dignos, por maestros sometidos. Maestros rebeldes dispuestos a jugarse la vida, por maestros agachados y obedientes.
Pero no todos los maestros están dispuestos a aguantar las humillaciones del poder. La maestra normalista Kendy Moreno, que labora en la primaria Pablo L. Sidar enfrentó al Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer a quien reclamó su negativa para lograr acuerdos con la CNTE y le solicitó diálogo también con los maestros del Sur.
“Los grandes movimientos de nuestro país, históricos como la independencia la revolución nos mostraron que las cosas no se pueden hacer con orden siempre, hay veces que si se impone una ley injusta hay otras formas de levantar la voz al fin somos ciudadanos mexicanos y vemos por nosotros y en el caso de los maestros vemos por la sociedad en general”, dijo la maestra. El secretario le respondió lo que siempre responde: “para poder dialogar, los niños deben regresar a las aulas además de que los maestros tienen que cumplir con la Constitución”. Pero ella le dijo: “el derecho de protesta y la no retroactividad están de igual manera en la Carta Magna y se están violando.”
Ojalá existieran muchas maestras Kendy Moreno, defensoras de los maestros. Su valor y convicción a favor de ellos, debería ser una misión de todos los mexicanos. Si acaban con los verdaderos maestros. ¿Qué nos quedará?
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