Buscan rostro de 700 años atrás

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Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México reconstruirán el rostro de una osamenta prehispánica de un individuo que tiene más de 700 años de antigüedad, informó el organismo en un comunicado.

La osamenta fue recuperada hace 35 años en el estado de Michoacán, en el centro del país, y formó parte de la elite de la cultura occidental, según se desprende de estudios realizados por el INAH y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La restauradora del INAH Luisa Mainou explicó que a la osamenta, hallada en unos campos del municipio de Ario de Rayón y después trasladada al Museo Regional de Michoacán, se le han hecho estudios para determinar las características del individuo al que perteneció.

La osamenta ha recibido un tratamiento de preservación, que incluyó la eliminación de una capa de pegamento que cubría cada uno de los huesos, precisó.

“Asimismo, se procedió a la remineralización y bioconsolidación de la osamenta para favorecer su resistencia, dureza, flexibilidad y elasticidad”, detalló el INAH en la nota.

osamenta inah

Mainou indicó que se hizo una reproducción del cráneo, con la que la antropóloga forense Lilia Escorcia hará una aproximación facial del personaje y se colocarán músculos profundos, medios y superficiales para darle volumen al rostro. Después el artista visual Irwing Minero le dará expresión.

La idea de esta reconstrucción es obtener datos adicionales de dicho individuo que vivió durante el periodo Posclásico Tardío (1300-1500 d.C.), comentó.

“Antes de intervenir el entierro, tomamos un registro fotográfico por cuadrícula de cada uno de los huesos, pues la posición de los esqueletos en muchos casos es indicativo de la época y la región a la que perteneció el individuo en estudio”, explicó.

Tras este registro, los especialistas desmontaron hueso por hueso, partiendo de la cadera, para tenderlos en posición anatómica y proceder a una limpieza superficial y, posteriormente, a la remineralización y bioconsolidación de cada una de las piezas óseas, después de un secado paulatino.

Los estudios realizados por el antropólogo físico Jorge Gómez determinaron que el esqueleto pertenece a un individuo de sexo masculino, que murió entre los 22 y 24 años, de complexión delgada, que medía alrededor de 1,60 metros y que no realizaba trabajos físicos.

Los análisis también arrojaron que fue una persona sumamente sana y que muy probablemente fue sacrificada, hipótesis que podrá ser confirmada o descartada más adelante, destacó Mainou.

Fuente: EFE

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