El Vaticano respondió a los horrores sobre abuso sexual cometido por sacerdotes descritos en el informe presentado por un gran jurado del estado de Pennsylvania, diciendo sentir vergüenza y dolor por los hallazgos de que cientos de curas abusaron durante décadas de más de mil menores mientras los obispos encubrían los delitos.
“Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables”, se lee en el comunicado del Vaticano, el cual se dio a conocer el martes, conmocionando a los católicos con las espeluznantes historias sobre sacerdotes abusadores y de superiores que se hicieron de la vista gorda. “Dichos actos constituyeron traiciones a la confianza y robaron su dignidad y su fe a los sobrevivientes. La Iglesia debe aprender varias lecciones difíciles de su pasado, y deben rendir cuentas tanto los abusadores como los que permitieron que ocurriera el abuso”.
“Las víctimas deben saber que el Papa está de su lado”, se indica en el comunicado. “Su prioridad son los que han sufrido. La Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye las vidas de los inocentes”.
Se trató de una de las mayores admisiones de culpabilidad registradas hasta el momento, en un tema al que el papa Francisco ha intentado hacer frente en los últimos meses, tras las crecientes críticas en torno a que el Papa tenía un punto ciego en lo referente al manejo del abuso sexual de menores cometido por sacerdotes.
Como parte de lo que parece ser una respuesta coordinada dirigida a contener la crisis registrada en el interior de la Iglesia Católica en Estados Unidos, el jueves también el líder de los obispos estadounidenses emitió un comunicado con las primeras descripciones sobre los planes de los obispos para reformar la Iglesia a raíz de las revelaciones de abusos, así como con emotivas súplicas de perdón.
Reflejando las palabras del Vaticano, el cardenal Danie N. DiNardo, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, manifestó vergüenza y remordimiento, reconociendo que gran parte de la culpa recae en los obispos y prometiendo que habrá cambios.
A efecto de abordar lo que calificó como una “catástrofe moral”, DiNardo hizo un llamado para que el Vaticano dirigiera una investigación de los abusos del arzobispo Theodore E. McCarrick, quien renunció en julio, y las dudas acerca del mismo. También pidió que se mejoraran los canales para reportar las quejas sobre los obispos, incluyendo nuevas instancias de revisión que puedan operar en forma independiente y “liderazgo substancial por parte de los laicos”.
Fuente: NYT