Austeridad, deuda, estupidez y saqueo

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Por Xavier Caño Tamayo*

En París, 180.000 personas salieron a la calle contra la austeridad que lleva a los pueblos de Europa a la ruina. En Irlanda, decenas de miles marcharon por Dublin contra esa misma política nefasta que los condena a pagar más impuestos, tener menos sueldo y cobrar pensiones más reducidas; a ser más pobres. En Portugal, el gobierno, tras rebajar salarios, despedirá a 30.000 funcionarios por “austeridad”. En el reino de España, esa austeridad ha generado seis millones de parados y disminuido el PIB 2,6 puntos… Suma y sigue.

En Europa, la crisis-estafa se ceba en las clases trabajadoras, pero crecen robustos los beneficios empresariales y más aún los financieros. Con diversos volúmenes e intensidades, a diario hay titulares en todos los países europeos sobre pérdida de derechos, recortes sociales, aumento de pobreza y de desigualdad. Y recesión. No obstante, la Unión Europea elige más austeridad. Ahí está Merkel, empecinada e implacable, para recordar que no se cede ni un palmo en esa política.

Y así, la Europa neoliberal impone endurecer las reformas laborales, aumentar el IVA y retrasar la edad de jubilación, además de rebajar las pensiones. La OCDE, por su parte, pide más flexibilidad laboral (despedir con mayor facilidad), dificultar la concesión de subsidios de desempleo (además de adelgazarlos) y moderar (rebajar) los salarios de la gente común. Son insaciables.

Todo es consecuencia directa de la política de consolidación fiscal y estabilidad presupuestaria; eufemismos de una austeridad que significa recortes presupuestarios sociales y ataques sistemáticos contra los derechos de la mayoría ciudadana.

Europa retrocede por culpa de la austeridad. Va a peor. Incluso según las previsiones económicas de la propia Comisión Europea. La eurozona no crecerá. En 2013 retrocederá 0,4% de PIB. Incluso la modélica Alemania rebaja sus expectativas de crecimiento, Chipre se desploma, Grecia perderá 4,2% de PIB, Portugal bajará 2,3%, Eslovenia 2%… La recesión campa a sus anchas.

Da igual que buenos conocedores de las entrañas de la economía, como los Nobel Stiglitz, Krugman y Diamond, argumenten una y otra vez contra la austeridad y el control talibán del déficit público. Ni caso. Porque quienes detentan realmente el poder (y sus servidores) van a lo suyo: defender sus intereses de minoría rica. Caiga quien caiga.

Sería más decente que los perpetradores de la austeridad y la especulación con deudas soberanas actuaran sin disimulos como los codiciosos sin freno que son. Sin recurrir a tapaderas de consolidación fiscal. Sin tapujos, como hacían los gangsters de Chicago en los veinte y treinta del siglo pasado, que no ocultaban su avidez. Ellos iban a lo suyo y hacían lo que fuera preciso por sus intereses, para hacer crecer sus beneficios. Los gangsters de antaño, como los de hogaño, nunca tienen bastante.

Y como la austeridad está intrínsecamente ligada a la deuda, y deuda y rebaja del déficit nos llevan a la ruina, la ciudadanía ha de dar otro paso. ¿Para qué necesitaba Grecia, por ejemplo, tanques, submarinos y helicópteros de combate en plena crisis? Esas partidas no se recortaron y aumentó la deuda griega. En España, las ayudas gubernamentales para salvar una banca inútil e incompetente (cuando no delictiva) han incrementado la deuda pública en más de 40.000 millones de euros. Y, en Europa, el rescate del sistema financiero ha supuesto 1,42 billones en ayudas públicas.

Día tras día saquean a la ciudadanía. La minoría rica y sus cómplices no cejan en su pillaje. Ya no se trata de hacer auditorías ciudadanas para determinar la parte ilegítima de la deuda. La ciudadanía organizada tiene indicios más que suficientes de que gran parte de las deudas públicas son ilegítimas. El objetivo debería ser no pagar las deudas. Cuando los países se recuperen (es decir, sus ciudadanías), ya veremos cómo son esas deudas y qué hacer con ellas. Como hicieron Argentina y Ecuador. Porque no es aceptable en absoluto que los pueblos se hundan en la pobreza mientras la minoría rica afana beneficios obscenos.

Xavier Caño Tamayo. Periodista y escritor

Twitter: @xcanotamayo

 

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