Así cambiarán los MOOC a la Uni

0

El actual modelo educativo universitario está en crisis. El aumento de colegiaturas, aunado a cada vez menos recursos del Estado para la educación superior en el mundo ha llevado a abrir carreras en línea, que si bien no tienen una demanda abrumadora, están llamadas a ser una opción accesible. Los Cursos en Línea Abiertos Masivos (MOOC, por sus siglas en inglés) están ofreciendo a los estudiantes la oportunidad de escuchar a conferencistas estrella y recibir un título por una fracción del costo de asistir a una universidad.

La educación superior es uno de los grandes éxitos del Estado benefactor. Lo que antes era el privilegio de unos cuantos se ha convertido en el derecho de la clase media, gracias principalmente al apoyo del gobierno. Unos 3.5 millones de estadunidenses y cinco millones de europeos se graduarán este verano. En el mundo emergente, las universidades están en auge: China ha añadido casi 30 millones de plazas en 20 años.

Sin embargo, el funcionamiento ha cambiado poco desde que Aristóteles enseñaba en el Liceo Ateniense. Los jóvenes estudiantes aún se reúnen en un lugar y hora asignados para escuchar la sabiduría de los eruditos.

Pero una revolución inició gracias a tres fuerzas: los costos crecientes, la demanda cambiante y la tecnología disruptiva. El resultado será la reinvención de la universidad.

La educación superior sufre del mal de Baumol, la tendencia de los costos a aumentar en los sectores de mano de obra intensiva con una productividad estancada. Mientras que los precios de los autos, las computadoras y muchas otras cosas han caído drásticamente, las universidades, protegidas por el financiamiento del sector público y por el valor que los empleadores dan a los títulos, han podido cobrar cada vez más por el mismo servicio. Durante dos décadas, el costo de ir a la universidad en Estados Unidos se ha elevado en 1.6 puntos porcentuales más que la inflación cada año.

Impulso económico

Para la mayoría de los estudiantes, la universidad sigue otorgando un gran beneficio: El impulso en los ingresos de su vida por obtener un título universitario, en términos de valor presente neto, es de hasta 590,000 dólares. Sin embargo, para un creciente número de estudiantes, quienes se han endeudado profundamente y, especialmente 47 por ciento en Estados Unidos y 28 por ciento en Gran Bretaña que no se titulan, sencillamente no reciben valor por su dinero.

Además, la disposición del Estado para asumir la carga está declinando. En Estados Unidos, el financiamiento gubernamental por estudiante cayó 27 por ciento entre 2007 y 2012, mientras que las colegiaturas promedio, ajustadas a la inflación, se elevaron 20 por ciento. En Gran Bretaña, las colegiaturas, cercanas a cero hace dos décadas, pueden alcanzar los 15,000 dólares al año.

El segundo motor del cambio es el mercado laboral. En el modelo estándar de la educación superior, la gente va a la universidad cuanto tiene entre 20 y 30 años, y un título es un boleto de entrada a las clases profesionales. Sin embargo, la automatización está empezando a tener el mismo efecto en los empleos de oficina que en los fabriles. Según un estudio de la Universidad de Oxford, 47 por ciento de las ocupaciones están en riesgo de automatizarse en las próximas décadas. Conforme la innovación elimina algunos empleos y cambia otros, la gente necesitará recargar su capital humano a lo largo de su vida.

Revolución informática

Internet es la tercera fuerza del cambio.  Ha puesto de cabeza a empresas desde los periódicos hasta la venta minorista de música y libros y alterará a la educación superior. Ahora, los Cursos en Línea Abiertos Masivos (MOOC, por sus siglas en inglés) están ofreciendo a los estudiantes la oportunidad de escuchar a conferencistas estrella y recibir un título por una fracción del costo de asistir a una universidad.

Los MOOC comenzaron en 2008 y, como sucede a menudo con las tecnologías disruptivas, hasta ahora no han cumplido su promesa. En gran medida porque no hay un sistema formal de acreditación, las tasas de deserción han sido altas.

No obstante, esto está cambiando conforme los inversionistas privados y las universidades existentes están involucrándose. Un proveedor, Coursera, afirma tener más de ocho millones de usuarios registrados. Aunque sus cursos son gratuitos, se embolsó su primer millón de dólares en ingresos el año pasado después de introducir la opción de pagar una comisión de entre 30 y 100 dólares por certificar los resultados del curso.

Otro, Udacity, se ha unido a AT&T y Georgia Tech para ofrecer un título de maestría en línea en computación a menos de un tercio del costo de la versión tradicional. La Escuela de Administración de Harvard pronto ofrecerá una pre-maestría en línea por 1,500 dólares. Starbucks ha ofrecido ayudar a pagar para que su personal adquiera títulos en línea con la Universidad Estatal de Arizona.

Los MOOC alterarán a diferentes universidades de manera diferente, y no todas sufrirán. Oxford y Harvard pudieran beneficiarse. Las personas ambiciosas siempre querrán ir a las mejores universidades para conocerse, y la economía digital tiende a favorecer a unos cuantos operadores grandes. Los nombres importantes podrán vender sus MOOC en todo el mundo.

Sin embargo, las universidades mediocres sufrirán el destino de muchos periódicos. Si el mercado de la educación superior se desempeña en el futuro como lo ha hecho el de los periódicos durante las últimas una o dos décadas, los ingresos de las universidades caerían en más de la mitad, el empleo en la industria descendería en casi 30 por ciento y más de 700 instituciones cerrarían sus puertas. El resto necesitaría reinventarse para sobrevivir.

Como todas las revoluciones, la que tenga lugar en la educación superior tendrá víctimas. Muchas localidades y ciudades dependen de las universidades. En algunas formas, los MOOC reforzarán la desigualdad entre los estudiantes, conforme los talentosos se sientan mucho más cómodos que los más débiles fuera del ambiente universitario estructurado, y entre los maestros, conforme los conferencistas superestrella ganen fortunas ante la furia de sus colegas menos carismáticos.

A lidiar con el presupuesto

Los políticos inevitablemente estarán bajo presión para frenar esta revolución. Deberían recordar que el gasto estatal debería beneficiar a la sociedad en general, no proteger a los profesores titulares de la competencia.

La reinvención de las universidades beneficiará a muchas más personas de las que perjudique. Los estudiantes en el mundo rico tendrán acceso a la educación superior a un menor costo y con mayor conveniencia. La flexibilidad de los MOOC apela a personas mayores que necesitan capacitarse de nuevo: EdX, otro proveedor, dice que la edad promedio de sus estudiantes en línea en Estados Unidos es 31 años.

En el mundo emergente, los cursos en línea ofrecen una manera de que países como Brasil supere a los occidentales y ofrezca educación superior de manera mucho más barata. La educación se ha convertido en un mercado global: El Instituto Tecnológico de Massachusetts descubrió a Battushig Myanganbayar, un adolescente mongol notablemente talentoso, a través de un curso de electrónica en línea.

En vez de apuntalar al viejo modelo, los gobiernos deberían hacer que el nuevo funcione mejor. Pueden hacerlo respaldando estándares comunes de acreditación. En Brasil, por ejemplo, los estudiantes que completan cursos toman un examen aplicado por el gobierno. En la mayoría de los países occidentales, igualmente tendría sentido tener una organización única e independiente que certifique los exámenes.

Reinventar una institución antigua no será fácil, pero promete una mejor educación para muchas más personas. Rara vez la necesidad y la oportunidad se han unido tan perfectamente.

Fuente: The Economist

Comments are closed.