En plena precampaña electoral, pero en medio de una situación de excepción, el líder del independentismo catalán Carles Puigdemont participó en un acto proselitista en Bélgica, en el que además de llamar al voto por su formación política el próximo 21 de diciembre también arremetió contra la aplicación “autoritaria” y “antidemocrática” del artículo 155 de la Constitución por parte del gobierno español, del derechista Mariano Rajoy.
Los comicios se celebrarán en medio de una de las escaladas de tensión más graves de la últimas décadas entre el Estado español y el separatismo catalán, que actualmente se encuentra dividido entre seguir la vía de la unilateralidad o asumir la legalidad vigente.
Puigdemont es el candidato para presidente de la Generalitat por su formación política, Partido Demócrata de Catalunya (PDCAT), que es a su vez la heredera del espacio ideológico que dejó la desaparecida Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), que gobernó durante décadas la región y cuyos actuales dirigentes prefirieron desaparecer las siglas ante los numerosos casos de corrupción que dejaron sus años de gobierno.
El PDCAT no se presentará con esas siglas, sino que optaron por presentarse bajo el nombre de Junts pel Catalunya (Juntos por Cataluña), con la que en un principio aspiraban a hacer confluir a las principales fuerzas separatistas pero que finalmente no lo lograron.
La formación de Puigdemont aspira a reeditar su hegemonía en Catalunya, pero según las últimas encuestas cederían ese sitio a su hasta unas semanas aliado y ahora adversario electoral Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que también se presenta en solitario.
La situación de excepción que vive Cataluña desde el pasado 27 de octubre hace que estas elecciones autonómicas sean inéditos en muchos sentidos. El presidente saliente en realidad fue cesado por el gobierno español tras aplicar el artículo 155 y en respuesta a la declaración unilateral de independencia que se llevó a cabo en el Parlamento regional.
De los 16 miembros del anterior gobierno catalán, diez se encuentran encarcelados -entre ellos el ex vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras-, cinco se encuentran refugiados en Bélgica y a la espera de que se resuelva su orden de entrega por parte de la justicia belga -entre ellos el propio Puigdemont- y otro más se encuentra en libertad bajo fianza, Santi Vila, tras haber dimitido de su cargo en la víspera de la secesión.
Además, dos líderes independentistas de la sociedad civil, Jordi Sánchez y Jordi Cruixart, se encuentran en la prisión de alta seguridad de Soto del Real desde el pasado 17 de octubre y seis miembros de la Mesa del Parlamento, entre ellos la ex presidenta Carme Forcadell, están también en libertad bajo fianza y a la espera de ser juzgados todos ellos por varios delitos, entre ellos los de rebelión, sedición, malversación de fondos públicos y cohecho.
En medio de este escenario, Puigdemont, que no puede abandonar tierra belga por orden expresa del juez, viajó a Brujas -a unos 90 kilómetros de Bruselas- para presentar la lista electoral con la aspira a que el nacionalismo conservador que representa siga siendo la fuerza de referencia del independentismo catalán. Acompañado por los ex consejeros Lluís Puig y Clara Ponsatí, y de unos 90 miembros de la lista que se han desplazado hasta Bélgica en un vuelo charter para participar en el acto, Puigdemont advirtió que “estas son las elecciones más transcendentales de nuestra historia”. Y no va de partidos, va sobre Cataluña. Por eso hay que asegurar que lo que deciden los ciudadanos se aplica”.
El ex presidente catalán arremetió con dureza contra el gobierno de Rajoy, al que tildó de “autoritario” y “antidemocrático”, al tiempo que lo acusó de “violar derechos civiles básicos y de actuar con total impunidad”. Pero, advirtió, “en estas elecciones vamos a decirle al Estado, a Europa, y al tripartido del 155 que la democracia en Cataluña no se toca, no se recorta, no se encarcela, no se manda al exilio y no se le aplican las porras de la policía”.
Los últimos sondeos electorales advierten de un reparto similar de los votos y los escaños entre el bloque separatista y el unionista, que están prácticamente empatados a votos, que no a escaños, que sacaría una ligera ventaja el bloque secesionista.
Fuente: La Jornada