Por Jenaro Villamil
Al día siguiente del triunfo de Mauricio Macri, el candidato opositor de la derecha, el periódico conservador ‘La Nación’ publicó un editorial que levantó una agria polémica en redes sociales y una protesta de la mayoría de reporteros del decano rotativo de Buenos Aires.
Titulado “No Más Venganza”, el editorial advertía que el triunfo de Macri “es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de derechos humanos”, acusó a los gobiernos de Néstor Kichner y de su esposa Cristina Fernández de enjuiciar de manera injusta a los integrantes del ejército responsables de delitos de lesa humanidad, y prácticamente comparó a los jóvenes disidentes de la dictadura con los terroristas del Estado Islámico.
El texto, delirante, afirmó: “Los trágicos hechos de la década de los setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas que asesinaron aquí con armas, bombas e integración celular de la que en nada se diferencian quienes provocaron el viernes 13, en París, la conmoción que sacudió al mismo.
“Aquella izquierda verbosa, de verdadera configuración fascista antes y ahora, se apoderó desde comienzos del gobierno de los Kichner del aparato propagandístico oficial”.
En otras palabras, los montoneros y las víctimas de la represión en Argentina son lo mismo que los yihadistas. Las Abuelas de Plaza de Mayo seguramente son terroristas disfrazadas de víctimas. Y los 30 mil desaparecidos son cifras inventadas para quienes autorizaron este texto publicado justo en el día clave de la victoria de Macri.
El editorial no era sólo un mensaje para el peronismo derrotado en las urnas o un ajuste de cuentas con la política de recuperación de la memoria y enjuiciamiento a los represores de antes –señalada como uno de los grandes logros de los 12 años de kichnerismo– sino también constituyó un amago de los gorilas del pasado contra el gobierno pro empresarial de Macri.
“Hay dos cuestiones urgentes por resolver”, sentenció ‘La Nación’. “Una es el vergonzoso padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad. Son a estas alturas más de 300 los detenidos por algunas de aquellas razones que han muerto en prisión, y esto constituye una verdadera vergüenza nacional”.
La otra cuestión, según los promotores del perdón para los artífices de la peor etapa de la historia de Argentina, es que “han continuado actos de persecución contra magistrados judiciales en actividad de retiro”. Mencionan el caso del juez federal de Mar del Plata, Pedro Hooft, absuelto el último año tras siete años de “acusaciones sobre supuestos delitos de lesa humanidad”.
El editorial sacó a relucir el odio y la venganza no de los kichneristas, sino de quienes cometieron los delitos de entonces y pretenden cobrar la impunidad con el inicio de un gobierno de claro tinte pronorteamericano y neoliberal, como es el caso de Macri.
De inmediato, este texto generó una ola de condenas en Twitter por parte de miles de ciudadanos y defensores de derechos humanos, y una protesta pública de los propios reporteros y editores del periódico que se manifestaron en la sala de redacción con carteles que decían: #NiPerdónNiOlvido.
Emitieron un comunicado en el que advirtieron: “Los trabajadores del diario ‘La Nación’ decimos sí a la democracia, a la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad y decimos no al olvido”.
Al mismo tiempo, en sus cuentas de Twitter decenas de reporteros lanzaron mensajes como los siguientes: “Visto con orgullo la camiseta de ‘La Nación’, por eso quiero aclarar que NO estoy de acuerdo en absoluto con el editorial ‘No Más Venganza’”.
“Para los que preguntan y los que no, respondo que trabajo en ‘La Nación’ y puedo decir que NO estoy de acuerdo con el editorial publicado hoy”.
“Repudio generalizado de los periodistas de ‘La Nación’ al editorial de hoy. Histórica foto”.
En efecto, los periodistas de ‘La Nación’ desafiaron a los directivos y dueños de este periódico que autorizaron este vergonzoso llamado a la impunidad y a la defensa de quienes fueron los responsables del genocidio argentino y que tanto le costó a la nación sudamericana en términos de dolor, de crisis económica, de muertes, de hijos separados de sus padres, de represión, de tortura, de delirio persecutor.
Ante el escándalo generado en las redes sociales, Macri emitió un escueto mensaje: “La justicia tendrá total independencia para continuar con su tarea en los juicios contra represores”.
Los directivos de ‘La Nación’ hicieron una propia nota de la protesta de sus reporteros señalando que hubo “fuertes repercusiones” y “rechazo en ámbitos políticos y periodísticos” y sólo le pidieron disculpa a la senadora Norma Morandini, mencionada en el texto.
Morandini les reprochó: “Los derechos humanos no se defienden con mentiras”. Consideró el editorial una “burla” y sostuvo: “Trato de superar la idea de los dos bandos y ahora me veo envuelta en una utilización”.
Justo este es el principal fantasma que enfrentará Argentina en estas horas difíciles de la alternancia. No es la polarización electoral, o el debate sobre la herencia del kichnerismo, ni la inflación o el tipo de cambio del peso argentino frente al dólar.
Es la idea de la venganza y la impunidad que merodea entre quienes rechazan la democracia como método de gobierno y a los derechos humanos como el principal pilar para construir una nación.
Ojalá los asesores de Macri hagan una buena lectura de este episodio vergonzoso, antes de meter a Argentina a una “guerra contra el narcotráfico”, al estilo mexicano, militarizando y dando permiso para matar y reprimir, de nuevo, a las fuerzas policiacas y a los militares.
Twitter: @JenaroVillamil
Fuente: www.homozapping.com.mx