Hace cinco años falleció el ensayista, poeta y narrador Carlos Montemayor, ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 1971 por el libro de relatos Las llaves de Urgell. Con una lectura dramatizada –la cual será dirigida por Antonio Zúñiga–, Bernardo Ruíz, Jorge Ruíz Dueñas, José del Val y Natalio Hernández rendirán homenaje al escritor chihuahuense el martes 24 de febrero a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 13 de junio de 1947 – Ciudad de México, 28 de febrero de 2010) recreó ambientes y escenarios en función de una verdad concreta que conduce a un universo narrativo en el que cohabitan personajes cuya psicología responde a una tradición que va más allá de los límites de la realidad. Muestras de la reproducción de la experiencia que da voz a sectores sociales definidos son las novelas Mal de piedra (1980) y Minas del retorno (1982).
“Montemayor sigue sin ser descubierto. Se tiene de él una amplia serie de referencias, si bien son proteicas y poco estructuradas. Su personalidad influyó a muchos y su magisterio fue determinante en la vida y vocación de numerosas personas, pero hay que reflexionar sobre su obra y ver sus diversas vertientes con objetividad y conocimiento de causa”, comentó el escritor Bernardo Ruiz en entrevista para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
En sus obras, Carlos Montemayor ensayó la ficción política, contraponiendo los diferentes puntos de vista de los movimientos de insurrección, como la guerrilla de Lucio Cabañas, la cual abordó en Guerra en el Paraíso, novela por la que ganó en 1991 el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada. En esta línea se encuentran Las armas del alba (2003), La fuga (2007) y Los informes secretos (1999). Por la versión en italiano de esta última fue reconocido en 2004 con una distinción especial del Premio Giuseppe Acerbi.
“La parte política de Montemayor surge de su admiración por Pound, por la circunstancia turbulenta de su estado natal, por Madera, por Tlatelolco, por el jueves de Corpus, por sus lecturas filosóficas. Carlos odiaba la explotación y era un rebelde contra los explotadores. Sus novelas lo muestran. Me gusta su visión crítica y ensayística. Como narrador me inclino más por sus relatos. Como poeta, convendría estructurar sus distintas vertientes. Me agrada en particular que Carlos fuera parte de una tradición y así lo expresara y viviera”, explicó el entrevistado.
En su obra poética expone su percepción crítica del mundo, de tal forma que en sus versos convergen la soledad y la lluvia, la vida y la muerte, lo sagrado y lo profano, como una unidad que va más allá de la contradicción. Finisterra(1982), Las armas del viento (1977) y Apuntes del exilio (2010) son algunos de sus poemarios. Por Abril y otros poemas obtuvo el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares 1990.
Carlos Montemayor promovió el despertar de los intelectuales indígenas con la finalidad de rescatar y preservar la literatura escrita en lenguas originarias. Formó parte de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas, fue especialista en la tradición oral maya y editor de la colección Las letras mayas, y elaboró el Diccionario del náhuatl en el español de México (2007).
Bernardo Ruiz resaltó que Carlos Montemayor siempre fue solidario con los escritores de su estado natal. Asimismo, destacó que en este homenaje se buscará compartir con los asistentes un punto de vista acerca de la vocación, de la parte ejemplar del oficio y lo más perdurable de sus creaciones. Para Ruiz, la obra de Montemayor no sobresale por sus temas sociopolíticos, sino por su legado literario.
Carlos Montemayor estudió la licenciatura en derecho y la maestría en letras iberoamericanas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Recibió el título de doctor honoris causa por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en 1995 y por la Universidad Autónoma de Chihuahua en 2009. Amante del lenguaje, el también traductor dominó el inglés, el francés, el griego, el latín y la lengua maya.
Montemayor fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Real Academia Española y del Consejo Científico Internacional de la Associación Archives de la Littérature Latino-Américaine des Caraïbes et Africaine. Impartió clases en la UAM Azcapotzalco y fue jefe de redacción de la Revista de la Universidad de México. Además, colaboró con textos periodísticos para Excélsior, Plural y la Revista de Bellas Artes, entre otras publicaciones.
Por su labor como académico y traductor, Carlos Montemayor recibió el Premio Alfonso Décimo de Traducción Literaria 1989, el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 en el área de lingüística y literatura, el Premio de Letras del Estado de Chihuahua Tomás Valles Vivar 1985 por el conjunto de su obra y el Premio Ciencias y Artes de Yucatán y la Medalla Yucatán en 1993 por su apoyo a la literatura actual en lengua maya.
Entre su obra ensayística y periodística se encuentran Los dioses perdidos y otros ensayos (1979), La tradición literaria en los escritores mexicanos (1986), Arte y composición de los rezos sacerdotales mayas (1995), Los tarahumaras, pueblo de estrellas y barrancas (1995), La literatura: una dimensión humana de la historia (1996),Chiapas, la rebelión indígena de México (1998), La guerrilla recurrente (1999), Rehacer la historia (2000) y Los pueblos indios de hoy (2001).
Fuente: INBA