Por Álvaro Delgado
Impuso a la mala su candidatura presidencial y una campaña desastrosa que hizo retroceder a ese partido 30 años
El retorno de Ricardo Anaya en la política, después de haber sido aplastado por Andrés Manuel López Obrador en la elección de 2018, implica que será diputado plurinominal en las elecciones de 2021, pero también que se propone arrebatar a Felipe Calderón el liderazgo de la oposición de derecha, gestar el “TUMOR” y, sobre todo, construir su candidatura presidencial en 2024.
El plan conjunto del PAN y Anaya es hacer que éste recorra todo el país para apoyar a sus candidatos a gobernadores, diputados y alcaldes mediante un posicionamiento previo a las campañas formales con un libro que quizá sea el que ofreció en 2018 y nunca apareció.
El problema para el PAN es que recurre al mismo personaje que lo hundió en 2018, imponiendo a la mala su candidatura presidencial sobre Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, haciendo una costosa alianza con PRD y Movimiento Ciudadano, y una campaña desastrosa que hizo retroceder a ese partido 30 años.
“Perder una elección fue un trago amargo, pero también fue una oportunidad para madurar y poner a prueba mi carácter. Al final la vida es eso: caer y levantarse, seguir adelante y superarse. Y sé que cometí muchos errores, pero también tengo la convicción que le puse toda mi convicción y mi esfuerzo”, expone Anaya en el video de su reaparición.
Pero con la misma retórica de niño aplicado de su estéril campaña, incluyendo la frase con la que cerraba sus mítines —“cuando la esperanza se vuelve invencible, la victoria final está asegurada”—, retoma los temas que marcaron su aventura dirigida por quienes jamás han ganado nada: Jorge Castañeda y Santiago Creel.
Aunque el “desastre” del gobierno de López Obrador opera a su favor, Anaya encontrará las primeras resistencias en el PAN: otros dirigentes no lo van a dejar hacer lo que él quiera, empezando por los gobernadores, quienes quieren imponer a los candidatos locales y ambicionan también la candidatura presidencial.
En ese contexto se inscribe la advertencia que hizo, el sábado 19, el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhué Rodríguez, a Marko Cortés, el presidente del PAN y principal impulsor de Anaya, a que no se meta en la designación de candidatos en ese estado y no hacer alianzas, como las de 2018:
“Que dejes que Guanajuato se organice, nosotros sabemos organizarnos. Tú confía en nosotros y no te vamos a defraudar. Te vamos a responder, porque Guanajuato siempre ha dado respuesta. Nosotros ganamos los 15 distritos federales, que si los que puso la coalición, se fueron unos a Morena, ya no es nuestra culpa”.
Lo mismo enfrentará Anaya con los otros gobernadores y, sobre todo, con los presidenciables Francisco García Cabeza de Vaca y Javier Corral, quienes quieren imponer candidatos a diputados federales y en el caso del segundo a su sucesor, Gustavo Madero, pese a estar muy debajo de la alcaldesa de la capital, Maru Campos.
Anaya es entusiasta del TUMOR, el impreciso acrónimo de “todos unidos contra Morena” de Gabriel Quadri, pero arrastra corrupción y los odios de Calderón por echarlo del PAN.
POR ÁLVARO DELGADO
ALVARO.DELGADO@PROCESO.COM.MX
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