Por Víctor Flores Olea
Palabras extraordinarias e inesperadas de un alto jefe del ejército mexicano que invoca la necesidad de un golpe de Estado para corregir las ¨fallas” del gobierno de AMLO. En cualquier lugar del mundo esta grave indisciplina sería merecedora del más alto castigo posible para la jerarquía castrense…
Parecer que entramos a un terreno sumamente grave. En todo caso no habitual en el lenguaje político en México; en La Jornada del último sábado se describe el hecho con las siguientes palabras: “El 22 de octubre, durante un desayuno con altos mandos del Ejército y la Fuerza Aérea, y en presencia del general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, el divisionario Carlos Demetrio Gaytán Ochoa cuestionó las “decisiones estratégicas” del comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y atribuyó a la jerarquía castrense “la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país, coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible y de hacerlo todo con el menor costo social y la mayor eficacia”.
Ante medio millar de generales de división, de brigada, brigadieres y de otros militares en funciones y en situación de retiro, reunidos en el salón República del Estadio de la Unidad Habitacional Militar de Lomas de Sotelo, en la Ciudad de México, Gaytán Ochoa utilizó un lenguaje genérico y, sin mencionar ningún hecho concreto y asumiendo que todos los presentes compartían sus preocupaciones, dijo: “Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”.
A continuación, con una narrativa que escapa al principio de neutralidad política y a la disciplina jerárquica aconsejable a un profesional de la violencia −en tanto integrante de uno de los órganos coercitivos por excelencia del Estado: el Ejército y la Fuerza Aérea−, Gaytán Ochoa añadió que “en la actualidad vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento”.
Sin mencionar en ningún momento por su nombre al presidente López Obrador, ni tampoco su condición de mando supremo de las fuerzas armadas, adujo que pese a la legalidad y legitimidad de su investidura como titular del Ejecutivo, “los frágiles mecanismos de contrapeso existentes” le han permitido (a AMLO) un “fortalecimiento” que viene propiciando “decisiones estratégicas” que “no han convencido a todos, para decirlo con suavidad”. Agregó que esas decisiones del jefe del Ejecutivo “nos inquietan”, “nos ofenden”, pero sobre todo “nos preocupan”, toda vez que (los militares) “fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país”.
Si bien dijo a sus compañeros de armas que había tratado de “cuidar” sus palabras y mantenerse dentro de la “disciplina” a la que como militar está obligado, abogó por soluciones “drásticas” ante un entorno histórico que “lo que requiere a gritos es pacificar, educar y mantener sano a México”. Dado que Gaytán Ochoa forma parte de una institución castrense donde la formación modela para jerarquizar, homogeneizar y uniformizar; para exterminar al enemigo; para separar a sus miembros de la sociedad civil y convertirlos en engranajes de una maquinaria corporativa regida por una cadena de mando donde el objetivo primero es la obediencia sin cuestionamiento al superior; donde el superior siempre tiene la razón, nunca se equivoca, y si se equivoca vuelve a mandar (es una obediencia a la autoridad, no a la ley de la res publica), queda claro qué entiende el mílite por “pacificar”, “educar” y mantener “sano” (sic) a México.
Palabras extraordinarias e inesperadas de un alto jefe del ejército mexicano que invoca la necesidad de un golpe de Estado para corregir las ¨fallas” del gobierno de López Obrador, con el que no estaría de acuerdo un número indeterminado de miembros del ejército en sus mandos superiores. En cualquier lugar del mundo esta grave indisciplina sería merecedora del más alto castigo posible para la jerarquía castrense. Pero en México ¿qué ocurrirá?.
Un buen numero de políticos relevantes -Monreal, Mancera, Mario Delgado, por ejemplo- expresaron su firme repudió a las palabras del general Gaytán Ochoa y coincidieron en su gran mayoría en afirmar que está totalmente fuera de foco invocar en México un golpe de Estado, y recordaron que el ejército mexicano ha sido siempre leal y atento a los valores del Estado de Derecho. Por eso rechazaron indignados las amenazas surgidas de las altas esferas del ejército mexicano.
Por su lado, Andrés Manuel López Obrador dijo en sus redes sociales que “La transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país”. Aquí -aseveró el mandatario- “no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”.
Desde su jardín, donde pasa este fin de semana, el Presidente difundió también una fotografía en la que se ve su mano tomando una flor de bugambilia. Anexo a la imagen, colocó el siguiente mensaje: “¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara. Ahora es distinto. Aunque son otras realidades y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones, la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país”. Por cierto -afirmó también- a esos diseñadores del golpismo les recomiendo leer la fábula de Esopo “Las ranas que pedían un rey”.
Fuente: La Jornada