El albergue de niños migrantes de Donna, Texas tiene capacidad para 250 personas, pero aloja a 4 mil 100 menores de edad
Supervisados por una adulta, niños migrantes no acompañados, de entre 3 y 9 años, permanecían ayer dentro de un corralito, en el centro de detención ubicado en el valle del Río Bravo, en Donna.
El gobierno del presidente Joe Biden permitió ayer por primera vez a periodistas visitar su principal albergue para niños migrantes no acompañados por adultos. La instalación en esta localidad en el valle del río Bravo está severamente atestada y los niños duermen en corrales con colchones en el suelo.
Los medios presionaron al gobierno a darles acceso a las instalaciones. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) autorizó a dos periodistas de The Associated Press y a la cadena CBS recorrer la instalación en Donna, Texas, que tiene capacidad para 250 personas, pero aloja a 4 mil 100.
Los niños albergados ahí serán remitidos a refugios operados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, y luego llevados con algún familiar que pudieran tener en Estados Unidos, o a un hogar adoptivo temporal. Los menores duermen en ocho salones de unos 297 metros cuadrados, muchos alojan a más de 500 niños. Óscar Escamilla, director interino de la Patrulla Fronteriza, dijo que entre 250 y 300 niños entran al centro cada día, y una cifra mucho menor sale.
Los periodistas vieron el proceso: primero aplican a los niños un examen de salud que incluye inspección de piojos, sarna y otros males. No hay pruebas de coronavirus a menos que presenten síntomas. También se les somete a exámenes sicológicos y se les pregunta si tienen pensamientos suicidas. A los mayores de 14 años se les toman huellas dactilares y una fotografía.
Posteriormente se procesan sus notificaciones para comparecer ante la corte de inmigración que examinará el caso de cada menor.
Cada niño recibe un brazalete con un código de barras en que se registra su condición médica y la fecha en que se bañaron.
En este contexto, al menos 300 hondureños partieron ayer en una nueva caravana rumbo a Estados Unidos, pese a la vigencia de un operativo conjunto de Guatemala y México para bloquearles el paso.
La mayoría dice huir de la violencia y de la pobreza que azota a sus territorios, situación que se agravó en 2020 con el paso de dos hura-canes y la pandemia de Covid-19.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, hablaron por teléfono y acordaron colaborar para abordar las causas fundamentales de la migración a Estados Unidos, señaló la Casa Blanca.
Fuente: AP