A dos años del crimen de Javier Valdez, siguen pidiendo justicia

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A dos años del asesinato del corresponsal de La Jornada en Sinaloa, Javier Valdez Cardenas, periodistas, activistas, defensores de derechos humanos, amigos y familiares marcharon para exigir justicia y que el caso no quede en la impunidad.

Para culminar con la llamada “Jornada Malayerba”, con la que se recordó y conmemoró el asesinato del periodista ocurrido el pasado 15 de mayo del 2017, se llevó a cabo esta movilización de la Catedral a la Fiscalía del Estado de Sinaloa.

 En el lugar, su hijo Francisco Valdez Triana dirigió un breve mensaje donde exigió a las autoridades el esclarecimiento del asesinato de su padre, y se investigue hasta encontrar a los responsables de la autoría intelectual del crimen.

Posteriormente se dio lectura a una carta dirigida al Presidente de la República, Andres Manuel Lopez Obrador, para exigir que se fortalezca el mecanismo de protección a periodistas y defensores de derechos humanos.

También se solicitó al mandatario que informe la política que implementará para acabar con la impunidad en torno a los ataques a periodistas.

El manifiesto fue firmado, por el diario La Jornada, el semanario Riodoce, organizaciones de defensa de la libertad de expresión y redes de periodistas

Javier Valdez Cárdenas fue asesinado por su trabajo periodístico; reportando desde una de las ciudades más violentas de México, supo retratar a través de sus textos las auténticas convulsiones sociales y políticas inducidas por el crimen organizado.

Javier Valdez, fue corresponsal de La Jornada en Sinaloa, por más de 18 años, cofundador del semanario Riodoce y autor de nueve libros.

En todo ese andar periodístico, fue más allá que solo contar de las pugnas entregará grupos del crimen organizado, él le dio voz a las víctimas, a los lastimados, denunció las alianzas entre narcos y funcionarios públicos.

Este miércoles se cumplieron dos años. Tres hombres vinculados a una de las facciones del cártel de Sinaloa –presuntamente por órdenes de Dámaso López Serrano, El Mini Lic–, participaron en el homicidio del periodista Javier Valdez Cárdenas, corresponsal en Sinaloa de La Jornada.

Los sicarios utilizaron un coche para seguirlo, cerrarle el paso y dispararon dos armas de fuego en el ataque.

En pago les dieron una cantidad aún no establecida por las autoridades y una pistola que simbolizaba cercanía con dos de los jefes de la organización: El Mini Lic y su padre, Dámaso López Núñez, El Licenciado, compadre de Joaquín Guzmán Loera, quien según dijo a la extinta Procuraduría General de laRepública (PGR) tras su detención, él sería quien sucediera a El Chapo Guzmán en el liderazgo de su organización porque el capo le aseguró que le tenía más confianza que a sus propios hijos.

Eso ocurrió el 15 de mayo al mediodía. Tres meses después de que trascendiera uno de los enfrentamientos más fuertes entre el grupo que dirigía el Mini Lic en contra de Jesús Alfredo e Iván Archibaldo, hijos de El Chapo Guzmán, por el control del cártel.

La confrontación entre los grupos inició a finales de 2016 y se extendió hasta de 2017.

En febrero de 2017, de acuerdo con la indagatoria federal, fue un mes crucial en la vida de Javier Valdez, uno de los periodistas más reconocidos de México por su trabajo informativo relacionado con el narcotráfico y sus consecuencias sociales no sólo en Sinaloa, sino en diversas zonas del país, de allí la importancia de sus libros como Los Huérfanos del Narco, Miss Bala o Con una granada en la boca.

Valdez Cárdenas nació el 14 de abril de 1967 en Culiacán, Sinaloa. Se graduó en la licenciatura de sociología en la Universidad Autónoma de Sinaloa y recibió múltiples premios por su trabajo periodístico. En febrero de 2003 participó en la fundación del semanario Ríodoce.

En la primera quincena de febrero de 2017, Javier Valdez publicó información relacionada con el enfrentamiento en el que presuntamente El Mini Lic emboscó a los hijos de Guzman Loera, y también una entrevista con Dámaso López Núñez, El Licenciado. En el texto se presentó la versión del Licenciado en cuanto a la disputa y mencionó que era necesaria la mediación de Ismael El Mayo Zambada para detener la confrontación.

El Mayo es considerado por las autoridades mexicanas como uno de los capos históricos y de los fundadores del Cártel de Sinaloa tras la primera fuga de El Chapo Guzmán de un penal de máxima seguridad en enero de 2001.

Las indagatorias que se han ventilado en un juzgado federal con sede en Culiacán señalan que supuestamente los hijos de Guzmán Loera pidieron que no se publicara la entrevista con Dámaso López en Ríodoce. El semario salió a la venta y gran parte de su tiraje fue adquirido por miembros del crimen organizado en cuanto los ejemplares llegaban a los puntos de distribución.

Javier Valdez continuó publicando información en torno a la disputa de poder en el Cártel de Sinaloa y escribiendo su columna Malayerba.

Tras la publicción de la entrevista comenzó a recibir amenazas y analizó la posibilidad de cambiar su residencia, inclusive salir del país.

El 15 de mayo publicó en Malayerba un texto titulado El Licenciado, en el que aludió un hombre que parecía el que mandaba. Bien vestido, alto, con voz gruesa, que cuando lo disponía ordenaba tundas a las que se refería como dar bola negra. En esa columna Valdez Cárdenas relató la historia de un hombre apodado El Demonio, el consentido de El Licenciado, pero que se perdió por su adicción a las drogas.

El Demonio “era bueno para los golpes y para cumplir las órdenes. Un samurái de los enervantes y las luchas callejeras. Puma de alcantarillas. El Demonio llegaba y, paspás, la víctima no se levantaba en días”.

Ese 15 de mayo, según las investigaciones, un grupo de tres sicarios integrado por El DiabloEl Koala y El Quillo, asesinaron a Javier Valdez porque estaban enojados con su trabajo los jefes de El Dorado, zona controlada entonces por el grupo de Dámaso López Núñez y su hijo.

Luis Ildefonso Sánchez Romero, El Diablo, fue ejecutado en la colonia Moctezuma en el municipio de San Luis Río Colorado, en septiembre de 2017.

Heriberto Picos Barraza, El Koala, y Juan Francisco Picos Barrueta, El Quillo, están detenidos y en espera de que se fije fecha para continuar con su proceso penal. Los fiscales federales solicitaron que se les imponga la pena máxima de 50 años de prisión.

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