50 años después, otro negro sueña

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La semana que viene, el primer presidente de raza negra de Estados Unidos, un símbolo viviente de los progresos raciales con los que soñó Martin Luther King Jr., se posará en el mismo sitio donde se posó el legendario luchador por los derechos civiles hace 50 años y dirá lo que piensa acerca del rumbo que debe tomar el país.

Por Suzanne Gamboa/ AP

Luego, igual que King, el presidente Barack Obama se bajará del podio en el Lincoln Memorial y volverá a la realidad.

Los activistas defensores de los derechos civiles se tomarán una pausa para considerar los progresos derivados en parte de la multitudinaria concentración de 1963 en Washington y analizar el actual estado de cosas en los ámbitos político y racial. Seguramente se preguntarán hasta qué punto se están perdiendo algunos de los logros de los últimos 50 años.

El aniversario de la concentración se produce dos meses después de que la Corte Suprema anulase un aspecto clave de la ley que protegía el derecho a votar, generando una serie de leyes restrictivas en varios estados. La corte también limitó el uso de consideraciones raciales en los procesos de admisión a las universidades e hizo que resulte más difícil demandar a los empleadores por discriminación.

Han surgido nuevos asuntos, como pedidos de que se juzgue en tribunales civiles a George Zimmerman por la muerte del adolescente negro Treyvon Martin y persisten otros de vieja data, como las altas tasas de desempleo de los negros, muy superiores a las de los blancos.

“Se han dado una serie de cosas que reflejan… el hecho de que vivimos un momento bastante importante, estamos en una especia de encrucijada democrática en este país”, afirmó Sherrilyn Ifill, presidenta del Fondo de Defensa Legal de la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People). “Encrucijada o no, hay que seguir tirando para adelante”.

Las ceremonias comienzan el sábado con una marcha desde el Lincoln Memorial hasta el King Memorial encabezada por el reverendo Al Sharpton y por un hijo de King, Martin Luther King III. Los acompañarán los padres de Trayvon Martin y familiares de Emmett Till, un chico de 14 años que fue secuestrado, golpeado y baleado en la cabeza en 1955 tras ser acusado de coquetear con una mujer blanca.

Sharpton afirma que la marcha es para protestar el hecho de que todavía hay cosas que impiden que el sueño de King se haga realidad. Para él, las familias de Martin y de Till son un símbolo de los efectos de leyes como los cacheos de la policía de Nueva York, que muchos consideran discriminatorios, y la de la Florida que permite disparar en defensa propia sin antes intentar huir.

“Festejar el sueño de King daría la falsa impresión de que pensamos que su sueño se ha hecho realidad y no creemos que sea así”, afirmó Sharpton. “Creemos que se han registrado progresos, pero que todavía no estamos allí”.

Obama tiene programado hablar el miércoles, acompañado por los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton, que también harán uso de la palabra. A las tres de la tarde sonarán las campanas en todo el país para marcar la hora en que King pronunció su discurso “Tengo un sueño…”.

El programa fue preparado por el Centro Kint de Atlanta y una coalición de organizaciones civiles.

Dos meses antes de la marcha del 28 de agosto de 1963, el presidente John F. Kennedy hizo apasionados comentarios sobre la moralidad de la igualdad racial. Presentó una ley de derechos civiles que prohibía la discriminación en alojamientos públicos y pedía mano firme para hacer cumplir una decisión de la Corte Suprema que eliminaba la segregación en las escuelas públicas.

William Jones, autor de “La marcha sobre Washington” (The March On Washington), dijo que en 1963 ya estaba bastante aceptada la noción de igualdad racial. El objetivo principal, indicó, era hacer realidad esa igualdad y promover leyes que impidiesen la discriminación basada en la raza.

Jones opinó que la actual Corte Suprema también acepta el ideal de igualdad racial, pero que con sus últimas decisiones hizo que sea más difícil alcanzarlo.

“En cierto sentido, esa es exactamente la situación que enfrentaban los organizadores de la marcha” de hace 50 años, señaló.

El Instituto de Políticas Económicas ha estado emitiendo una serie de informes titulados “La marcha incompleta” (The Unfinished March), en los que hace notar que hay muchos reclamos que no han sido satisfechos, como los de viviendas decentes, una educación buena e integrada, programas gubernamentales de empleo y un sueldo mínimo del equivalente a 13 dólares de hoy la hora.

El sueldo mínimo de hoy es de 7,25 dólares la hora, 2 dólares menos que el de 1968 después de hechos los ajustes correspondientes.

“Para hacer un verdadero homenaje a la marcha hay que reconocer que hay demandas que no han sido satisfechas”, expresó Algernon Austin, director del programa de raza, etnicidad y economía del IPE.

Es obvio que hoy hay menos discriminación que hace 50 años, señaló Gregory Acs, director del Income and Benefits Policy Center del Urban Institute. Al mismo tiempo, es ha generado una cierta insensibilidad hacia el impacto de políticas como el encarcelamiento de personas por infracciones menores relacionadas con las drogas o la imposición de barreras para votar con el fin de hacer que las elecciones sean más limpias y justas, manifesto Acs.

“Todavía falta mucho por hacer, pero podemos sentarnos a hablar y seguir hablando. Eso es un progreso”, agregó.

Fuente: AP

Más información en la red:

King Center: http://officialmlkdream50.com/

National Action Network: http://nationalactionnetwork.net/mow/

Marcha del miércoles (Wednesday March): http://50thanniversarymarchonwashington.com/

 

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