Cuatro ex contratistas de seguridad de Blackwater Worldwide fueron declarados culpables de haber provocado un tiroteo fatal en Irak en el 2007.
El jurado encontró culpable a uno de los acusados de asesinato y a otros tres de asesinato imprudencial y por cargos de posesión de armas, determinando que el tiroteo había sido llevado a cabo con intenciones criminales. Los acusados se mostraron ecuánimes mientras el extenso veredicto era leído.
Diecisiete iraquíes murieron cuando se desató un tiroteo en la abarrotada Plaza Nisour, en Bagdad. El tiroteo inflamó los sentimientos antiestadounidenses en el extranjero y ayudó a solidificar la noción de que Blackwater, la compañía más grande de seguridad de Estados Unidos en Irak, actuó de manera imprudente e irresponsable.
Los ex contratistas dijeron que habían sido emboscados por insurgentes, y que las muertes de civiles fueron el resultado de las desafortunadas e involuntarias consecuencias del conflicto armado.
Los acusados eran guardias de Blackwater. Uno de ellos, Nicholas A. Slatten, quien según el gobierno fue el que disparó, fue encontrado culpable de asesinato. Los otros —Dustin L. Heard, Evan S. Liberty y Paul A. Slough— recibieron condenas por asesinato imprudencial y por posesión de armas. Los tres hombres lograron evitar ser acusados de asesinato luego que los fiscales dejaran pasar una fecha límite, lo cual llevó a que la ley de prescripción expirara sin que se pudieran formular otros cargos.
Fuente: The New York Times
