Por Alejandro Páez Varela
Calderón Hinojosa está de regreso, haciendo política. Se reúne con incondicionales, los organiza, opina, intenta influir.
Quizás mantiene su intención de llevar a Margarita Zavala a la dirigencia nacional del PAN. Quizás sueña con ser Presidente otra vez, por la vía de su esposa. Quizás pretende mantener su influencia a través de los incondicionales, y seguir obteniendo recursos para financiar su cruzada personal por el poder.
Pues ya que está aquí y no optó por el retiro, deberíamos empezar por cuestionar por qué tenemos que pagarle una pensión de lujo. Sólo de sueldo, 215 mil pesos mensuales. Y 45 elementos del Ejército: un General, cuatro jefes de tropa, ocho oficiales y 32 miembros de tropa; y 22 elementos de la Marina: dos almirantes, cuatro oficiales y 16 miembros de tropa. Y 23 empleados administrativos, un aguinaldo anual de 43 mil, un seguro de vida por 8 millones, un seguro de gastos médicos mayores para él y para su familia hasta por 390 mil 600 pesos.
Porque si no se ha retirado, ¿por qué un pueblo con tantos millones de pobres tiene que pagarle un “retiro”?
Ya que está de regreso en México, debería entrar por la puerta grande y no a escondidas. Sólo se escucha que se reunió con “sus” legisladores, los que se pelean el dinero del Senado. Aparece sonriente en alguna foto por allí, haciendo compras en puntos turísticos; o haciendo jogging, rodeado de guardias de seguridad.
Ya que el ex Presidente ha decidido seguir influyendo en la política mexicana, mandando mensajes en Twitter y movilizando a sus incondicionales, debería mostrarse en público y, ahora sí, rendir cuentas por algunas asuntillos que siempre fueron menores para él. Por ejemplo, tres:
• Los entre 70 y 90 mil muertos que provocó su estrategia equivocada contra las drogas.
• Los entre 25 y 30 mil desaparecidos que dejó su sexenio.
• Los entre 100 mil y 400 mil desplazados que provocaron las guerras internas.
Ya que ha decidido seguir en las esferas políticas del país, debería rendir cuentas por los 49 niños que murieron quemados en la Guardería ABC de Hermosillo, y aclarar cómo fue que sus familiares –parientes directos de Margarita Zavala, dueños de esa instancia infantil– y sus amigos cercanos no hayan pisado la cárcel, entre ellos Juan Molinar Horcasitas.
Ya que el ex Presidente anda por acá, debería explicar a la Nación por qué permitió, con estrategias de seguridad equivocadas, que cerca de 1,200 funcionarios públicos fueran asesinados en su gobierno; o por qué aceptó como “daño colateral” que 68 periodistas fueran ejecutados, y que los culpables nunca hayan pagado por sus crímenes.
Ya que Calderón anda en México, debería explicar su alianza con Elba Esther Gordillo, con Carlos Romero Deschamps, con Valdemar Gutiérrez Fragoso o con Víctor Félix Flores Morales, los cuatro líderes corruptos enquistados en sectores estratégicos que, gracias a que él, llegaron intocados al nuevo gobierno del PRI.
Debería explicar en qué se gastó cerca de 3 mil 751 millones de pesos de los festejos del Bicentenario, o el manejo discrecional de 16 mil 752 millones en fideicomisos. Debería permitir que estos expedientes se reabrieran –ordenó que se congelaran– para saber, por lo menos, cuántos de sus familiares cobraron y por cuáles conceptos.
El ex mandatario no ha rendido cuentas por la Estela de Luz, por ejemplo, o por los desvíos millonarios en Pemex para alimentar al sindicato petrolero. No ha rendido cuentas por los desvíos en la Comisión Federal de Electricidad; por la corrupción descubierta por The New York Times en Walmart; por el engaño de los detectores moleculares, esos que no sirvieron y que usó el Ejército en la lucha contra el narco.
Calderón no ha rendido cuentas por los vínculos de su equipo político con dueños de casinos; no ha explicado por las “mandarinas” mortales de Pemex, por los reportes de fraude en Fovissste, en el Issste, en Turissste…
Ya que anda por acá, creo que al PAN, por lo menos, le debe una explicación por la debacle. Perdió las dos elecciones federales, las de 2009 y 2012, y se perdieron además bastiones históricos del panismo, como Jalisco. Perdió cerca de un 70 por ciento de la militancia y trastocó valores éticos y morales que habían sido parte de la marca Acción Nacional.
Ya que Calderón anda en México, y se pasea tan campante por zonas turísticas y se toma fotos con los despistados, debería dar la cara a la Nación. Y renunciar a la pensión, por dignidad, y empezar a explicar, de cara a los mexicanos, esos seis años en los que miles de mexicanos vivieron en zozobra, con dolor, sin justicia.
Fuente: Sin Embargo