¿Y cómo nos iría exportando marihuana?

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Por Jorge Pérez Arellano

A Penas hace unos días, Nueva York se sumó a los 20 estados en la Unión Americana que legalizan un programa para el uso médico de la marihuana en enfermos graves. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la marihuana representa el 70% del mercado ilegal de drogas en el mundo.

Hago referencia a este caso, pues casi la mitad del territorio de Estados Unidos ha aprobado el consumo de marihuana (recreativo o medicinal) en distintas dosis, y la tendencia mundial es que la droga sigue ganando terreno legal en diversas naciones.

Para que nos demos una idea, en Durango, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), se han llegado a decomisar hasta 4.5 toneladas de marihuana en greña, 8 toneladas ya empaquetada y destruidos hasta 80 plantíos en un mes. Es decir, cifras que reporta el Ejército, que no es el total de la que se produce en la entidad.

En el “mercado negro”, según datos recabados en internet, un kilo de marihuana -mejorada genéticamente y producida en California- llega a valer hasta 7 mil dólares, es decir más de 90 mil pesos mexicanos. Un kilo de la misma droga hecha en México (de menor calidad según los americanos) se llega a vender en nuestro país en unos mil pesos. Si logra cruzar la frontera su valor aumenta hasta 26 mil pesos.

A sabiendas que el mercado ilegal es mucho más caro por obvias razones, un kilo de marihuana producida en Durango y vendida para su consumo en Estados Unidos, alcanzaría hipotéticamente los 20 mil pesos ya con impuestos. ¿Números interesantes no?

Es aquí donde entraría la polémica que por décadas ha encapsulado el tema de la producción, venta y consumo de enervantes. ¿Estaría Durango contribuyendo a la drogadicción mundial? Quitándose la venda tradicionalista de los ojos, lo ha hecho desde el siglo pasado, solo que a escondidas. El Triángulo Dorado, conformado por Durango, Sinaloa y Chihuahua, es un paraíso para quienes se dedican a dicho negocio, basta con informarse sobre el tema.

Difícilmente y contra corriente, pero países como Uruguay -donde al igual que México los ciudadanos se oponen a la legalización de este tipo de drogas- ya dio ese paso. Cultivarán y venderán la droga para competirle al narcotráfico. No la quieren para autoconsumo, aunque difícilmente lo podrán evitar.

A pesar de la resistencia, cada vez son más los que piden que por lo menos la marihuana (no he mencionado ninguna otra droga en el texto) lleguen a ser como el alcohol o el tabaco, drogas permitidas con sus particulares restricciones.

No, no se asuste ni se persigne. No soy un impulsor de esta medida. Simple y sencillamente quise tocar este tema que tarde o temprano nos “llegará”, como otros temas tabúes que nuestros padres y abuelos juraban nunca llegarían a Durango.

Reflexione, visualice y opine al respecto. ¿Y qué tal que llegue ese día y Durango pueda convertirse en una potencia exportadora -no consumidora-?, ¿y qué tal que esas grandes cantidades de dinero en impuestos sean utilizadas precisamente para combatir adicciones y mejorar sistemas de salud?, ¿y qué tal si antes de que eso suceda se acaban las adicciones en el mundo y la marihuana queda en el olvido? Tiempo al tiempo… ¿o usted qué opina?

Twitter: @jperezarellano

(Jorge Pérez Arellano es director editorial de El Siglo de Durango)

Fuente: El Siglo de Durango

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