Por Martín Moreno
+ Insoportable, la riqueza del líder petrolero + CRD: el intocable de Peña Nieto
Enrique Peña Nieto tiene un problema grave y se llama Carlos Romero Deschamps. Multimillonario, líder petrolero, priista, soporte financiero del PRI, se ha convertido en el emblema de la corrupción del gobierno peñista, sin que nadie lo moleste. Romero es el intocable del Presidente. El Arturo Montiel en versión actualizada.
A los departamentos en Miami con valor de 7.5 millones de dólares. A los autos de superlujo Enzo Ferrari y Lamborghini –el primero cuesta dos millones de dólares y el segundo 500 mil dólares–, casos documentados por varios medios, ahora hay que agregar otra parte del imperio financiero del insaciable dirigente sindical.
Sí: Romero Deschamps no sólo es dueño del sindicato petrolero, de contratos de Pemex, de posiciones políticas y de la bendita protección presidencial. También le gusta desplegar su poderío por los mares.
Son tres los yates de Romero Deschamps y se llaman: “Indomable”, “Guly” y “Güero”. Su costo total es de… ¡4.5 millones de dólares! en promedio. (David Casco-Manuel González Arizpe, Diario Basta, 9 de julio de 2013)
Los yates están anclados en el muelle de Mundo Marino, de la laguna de Nichupté, en Cancún.
De acuerdo a la investigación periodística, el “Indomable” fue un regalo del líder petrolero para su hija Paulina Romero Durán. ¡Qué detallazo! Tener un padre así o ser un padre así, no tiene precio.
“Indomable” es un yate Sunseeker, modelo “Portofino”, de 50 pies de eslora (poco más de 15 metros). Su matrícula es GB-XSK-038391607. A un costado tiene escrita la palabra “Boli”, nombre de uno de los perretes-mascotas de Paulina. Vale alrededor de 1.5 millones de dólares.
El segundo yate –“Guly”–, fue otro obsequio de Romero Deschamps para su hijo Alejandro. (José Carlos Romero Durán es quien, en Miami, habita y supervisa los departamentos y utiliza tanto el Enzo Ferrari como el Lamborghini).
“Guly” es un yate Sea Ray Sundance 450, de iguales dimensiones que el “Indomable”. Cuesta un millón de dólares.
Y el yate “Güero” –uno de los motes con los que se identifica a Romero Deschamps–, es un Sunseeker Predator, de 20 metros de eslora (largo) y casi cinco metros de manga (ancho). Su costo es de dos millones de dólares.
¿Qué tal con los patrimonios de Carlos Romero Deschamps?
De acuerdo a los valores que se han manejado hasta hoy en diversos medios –y no desmentidos–, entre los departamentos en Miami, el Enzo Ferrari y el Lamborghini, y los yates en Cancún, la inversión ascendería a… ¡más de 14 millones de dólares! Unos 170 millones de pesos. Nada más.
Y faltan las casas en México, que no serán precisamente bajo créditos del Cofinavit. Y habría más propiedades. Romero Deschamps tiene, dentro del sindicato, un salario por 24,633 pesos como motorista, más su sueldo de Senador.
Una de tres: o es muy ahorrativo, o recibió sus bienes por donación (como Peña Nieto declaró algunos de los que posee) o es un pillo. Usted, lector de esta Red Pública, elija la opción que crea acertada.
De Elba Esther Gordillo a Carlos Romero Deschamps sólo hay una diferencia: la protección del Presidente de México.
Y sí, la pregunta es muy válida y se la hacen millones de mexicanos: ¿por qué a Elba Esther sí se le aplica la ley, y no a Romero Deschamps?
La respuesta es: porque Romero Deschamps es priista con todas las prerrogativas de impunidad que ello conlleva. Es soporte financiero del PRI, contribuyente de campañas presidenciales –como ocurrió en el año 2000 con la de Francisco Labastida Ochoa–. A partir de este pequeño detalle, saque usted sus conclusiones.
Gordillo y Romero representan lo más nocivo y dañino del sindicalismo corrupto nacido, crecido, cultivado y gozado por el PRI hasta nuestros días. A ella el paredón, por rebelde. A él la protección, por aliado.
Cuando se detuvo a Elba Esther Gordillo y Peña Nieto lanzó aquello de que “no hay intocables”, se pensó, por un momento, que venía una cruzada anticorrupción en este gobierno. ¡Ay, ajá! Ya mero.
Lo de Elba Esther fue un ajuste de cuentas político. Y punto.
La impunidad con la que se maneja Romero Deschamps, al amparo del peñismo, nos demuestra que, hoy por hoy, el cobijo anti-corrupción a priistas multimillonarios es absoluto. Está asegurado. Como en los viejos tiempo, que son ahora, los nuevos tiempos.
Nada ha cambiado en este renglón.
Y mientras Peña Nieto muestre disimulo y siga ignorando el brutal enriquecimiento de Romero Deschamps –su compañero de partido, el contribuyente financiero del PRI, su aliado político–, todo será una farsa.
La astracanada peñista agravia, y se llama Carlos Romero Deschamps.
Domingo 7. Saldos de la elección: Baja California y la tentación eterna del PRI de arrebatar triunfos con triquiñuelas. PAN: resucitado y la batalla que viene por el partido: Madero, Cordero o Lozano, y… ¡Josefina! Y PRD: el gran perdedor de la jornada electoral. Hasta Cancún les quitaron. Vale.
Twitter: @_martinmoreno
Fuente: Sin Embargo