El Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) es sindicado de cooperar con uno de los mayores consorcios del planeta. Así lo dice el periodista alemán Wilfried Huismann en su libro Oscuros negocios en nombre del oso panda, al igual que en el documental The silence of the Panda.
Osos panda en recipientes de yogurt, osos panda en el empaque de pescado. La marca WWF es reconocida como una garantía de “respeto por el medio ambiente”, dice Wilfried Huismann en su último libro.
Pero no todo parece ser lo que evoca la imagen. Según Huismann, el WWF le concedió la etiqueta de producción ecológica a una firma noruega ha “derramado en el mar toneladas antibióticos y químicos y ha acabado con los pescados de toda una región para alimentar criaderos de salmones en jaulas”, dijo Huismann a DW, basado en informaciones recogidas ya en el año 2009 en Chile.
“El WWF coopera también con Monsanto, un consorcio de tecnología genética y uno de los mayores destructores de la naturaleza y además con la British Petroleum y Shell”, dice el renombrado periodista. El WWF provee así a dichas firmas de una “imagen verde”. Son acusaciones que el vocero del WWF, Jörn Ehlers, rechaza frente a DW.
WWF puede ser criticado
El WWF interpuso en Colonia por ello un recurso jurídico contra la publicación del libro de Huismann. Y aunque la corte expresó comprensión por el enojo del WWF, advirtió que esa organización tiene que aceptar que se le critique públicamente. Así es como desde junio de 2012 ambas partes buscan un acuerdo extrajudicial. Solo que el WWF tiene dificultades para probar que lo que afirma Huismann es mentira, como reconoce Ehlers.
En Indonesia, por ejemplo, el WWF está llamado a proteger los bosques de la tala para el cultivo de palma de aceite, pero se da por satisfecha con una pequeña parte y permite que se destruya el resto de los bosques, critica Huismann. Con la tala de bosques desaparece también el hábitat de los orangutanes. Imágenes satelitales presentadas por elWWF no desvituaron empero, las acusaciones de Huismann.
Dudosa certificación
Otra de las controvertidas actividades del WWF es su participación en las llamadas “Mesas redondas sobre el aceite de palma”. Dicho grupo establece criterios y estándares de certificación de “aceite de palma sustentable”. “Puro engaño”, replica Huismann, ya que “no se puede obtener aceite de palma sin talar los bosques”.
Otras organizaciones rechazan la participación en tales mesas. Ehlers rechaza también que se trate de expedir licencias para destruir el medio ambiente bajo la etiqueta de “amigo de la naturaleza”. Lo mismo sucede en América Latina, en donde empresas y ONGs discuten sobre la producción de soja y el uso de tecnología genética.
Los frentes se endurecen. Mientras se esperaba un acuerdo con el grupo editorial Random House, en días pasados el WWF emitió un comunicado en el que afirma que el libro de Huismann presenta “testimonios distorsionados”. La editorial respondió que si los párrafos en cuestión fueran falsedades, la corte habría pedido que se borraran.
¿Vale la pena donar?
La credibilidad y la imagen ecológica del WWF está en juego, y con éstas sus ganancias en dinero. En la disputa entre el WWF y Huismann se cristalizan dos conceptos diferentes sobre la defensa del medioambiente.
Mientras Greenpeace y otras ONGs ambientalistas se oponen a cooperar con los grandes consorcios, el WWF argumenta que se logra más dialogando con la industria. Entre tanto, el libro puede seguir siendo vendido: en su décima versión. Por ahora reina la incertidumbre entre las personas de buena fe que donan dinero a organizaciones como el WWF y los consumidores que han confiado en su seriedad.
Autora: Irene Quaile
Fuente: Deutsche Welle