Es lo suficientemente difícil redefinir un género a lo largo de una carrera, pero el virtuoso del cine de terror Wes Craven logró hacerlo no una sino dos veces.
El prolífico guionista y director, fallecido el domingo a los 76 años, se abrió paso en dos eras distintas de películas gore suburbanas: primero en los 80 con su emblemática “Pesadilla en la calle del infierno” y su indeleble villano con navajas en los dedos Freddy Krueger, y nuevamente en los 90 con “Scream”.
Ambas reincorporaron el género del terror en el público general y desataron exitosas series.
Quizás fue su interpretación perfectamente torcida del medio lo que resonó con sus angustiosos seguidores.
“La películas de terror no crean miedo”, dijo Craven. “Lo liberan”.
Craven no lidió únicamente con el terror. También dirigió en 1999 el drama “Music of the Heart” (“Música del corazón”), con Gloria Estefan y Meryl Streep, quien recibió con su papel una nominación al Oscar. Pero su nombre, y su legado, siempre serán sinónimo de terror.
“Fue un cineasta consumado y su cuerpo de trabajo vivirá por siempre”, dijo el copresidente de Weinstein Co. Bob Weinstein, cuya compañía Dimension Films produjo “Scream”. “Mi hermano (Harvey Weinstein) y yo estamos eternamente agradecidos por todas sus colaboraciones con nosotros”.
Wesley Earl “Wes” Craven nació en Cleveland, Ohio, el 2 de agosto de1939 en el seno de una familia baptista. Aunque hizo una maestría en filosofía y letras en la Universidad John Hopkins y fue brevemente profesor universitario en Pennsylvania y Nueva York, se inició en el cine primero en la industria de la pornografía, donde trabajó bajo seudónimos.
Su primer largometraje usando su propio nombre fue “The Last House on the Left” (“La última casa a la izquierda”) de 1972, una película de terror inspirada en “El manantial de la doncella” de Ingmar Bergman, sobre chicas adolescentes secuestradas y llevadas a las profundidades de un bosque. Realizada con apenas 87.000 dólares, la cinta, aunque lo suficientemente gráfica para ser censurada en muchos países, resultó un éxito. El célebre crítico de cine Roger Ebert dijo que era “unas cuatro veces mejor de lo que uno esperaría”.
“Pesadilla en la calle del infierno”, sin embargo, lo catapultó al estrellato en 1984. El filme, sobre unos adolescentes en Ohio (incluido un entonces desconocido Johnny Depp) acosados en sus sueños y que Craven escribió y dirigió, desencadenó una serie sin fin que llegó hasta una nueva versión en 2010.
El concepto, dijo Craven, derivó de su propia juventud en Cleveland, específicamente del cementerio en la Calle Elm y de un hombre sin hogar que inspiró el aspecto rabioso de Krueger.
Junto con “Halloween” de John Carpenter, “Pesadilla en la calle del infierno” definió una tradición del cine de horror en la que adolescentes indefensos son acechados por asesinos deformados armados con cuchillos en crueles relatos mortales; por lo general las chicas promiscuas son las primeras en desaparecer.
“Hay algo del sueño americano, el tipo de sueño Disneyesco, si se quiere, del césped hermosamente cortado, la cerca de madera blanca, mamá, papá e hijos felices, temerle a Dios y hacer el bien siempre que se pueda”, dijo Craven una vez. “Y la otra cara de la moneda, el tipo de ira y la sensación de furia que vienen de descubrir que esa no es la realidad del asunto, le da a las películas de terror estadounidenses, en cierta forma, un tipo de furia adicional”.
La fórmula le volvió a funcionar con “Scream”, aunque con una capa adicional de parodia. Para 1996, el estilo de películas de miedo de Craven era bien conocido, aun cuando no siempre él era el director. (Craven no participó en muchas de las secuelas de “Pesadilla en la calle del infierno”).
“Scream”, escrita por Kevin Williamson y protagonizada por un elenco que incluyó a Drew Barrymore y Neve Campbell, se burlaba de los propios clichés que Craven ayudó a crear. Tuvo tres continuaciones, todas dirigidas por él.
Craven supervisó cada vez más una industria artesanal del terror que llevó su nombre como marca, y que incluyó los remakes de sus cintas “The Hills Have Eyes” (“Despertar del diablo”, 2006) y “The House on the Left” (“La venganza de la casa del lago”, 2009).
También publicó una novela (“The Fountain Society”, 2000) y fue un ardiente conservacionista de las aves (como miembro de la Junta Directiva de Audubon California y recientemente con la columna mensual “Wes Craven’s The Birds” para la revista Martha’s Vineyard).
Craven, quien se mantuvo activo hasta su muerte, dejó numerosos proyectos de televisión en desarrollo, incluida una nueva serie de “Scream” para MTV. Fue productor ejecutivo de la película de próximo estreno “The Girl in the Photographs”, que se estrena en septiembre en el Festival de Cine de Toronto.
En un comunicado, la familia de Craven dijo que éste murió en su casa de Los Ángeles rodeado de sus seres queridos. Perdió la batalla con un cáncer cerebral.
Le sobreviven su esposa, la productora Iya Labunka, un hijo, una hija y una hijastra.
En el 2010, Craven dijo al diario Los Angeles Times: “Mi meta es morir nonagenario en el plató, decir ‘eso es todo’ después de la última toma, colapsar y que los demás salgan a levantar una cerveza en mi honor”.
Fuente: AP