Por Julie Pace
Algunos aspirantes republicanos a la presidencia creen que es mejor estar junto a un papa popular que del otro lado.
Marco Rubio, Rand Paul y Ted Cruz tienen serias diferencias políticas con el papa Francisco, pero interrumpirán sus actos de campaña para presenciar su discurso ante el Congreso, una de las actividades más importantes de la visita del santo padre a Estados Unidos.
Jeb Bush, un católico devoto, asistirá a una misa de Francisco en Washington y el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, también católico, piensa participar en una de las actividades del papa en la costa este.
“Al margen de lo que diga o de las cosas en las que ponga énfasis, el simple hecho de estar asociado con su visita es importante para un candidato”, comentó David Campbell, profesor de estudios religiosos y política de la Universidad de Notre Dame. “Son imágenes muy poderosas”.
Francisco ha pasado a ser una de las figuras más populares del mundo desde su ascenso al papado en el 2013. Se le reconoce su humildad y sus esfuerzos por hacer que la iglesia preste más atención a los pobres y los necesitados. También ha opinado sobre temas políticos delicados, en los que generalmente fija posiciones encontradas con las de los republicanos.
El papa apoya el acuerdo nuclear con Irán, que muchos candidatos republicanos prometen anular si llegan a la presidencia. Además ha exhortado a los países a que le abran los brazos a quienes buscan refugio y ha criticado las condiciones “inhumanas” que enfrentan los inmigrantes irregulares en la frontera entre México y Estados Unidos.
Francisco ayudó asimismo a promover un diálogo con miras a la reanudación de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, algo que no es bien visto por los republicanos.
Conscientes de que cualquier paso en falso o ruptura con la ortodoxia partidaria puede costarles caro, los candidatos se manejan con extremada cautela al abordar sus diferencias con Francisco.
Cuando el pontífice emitió una encíclica este año promoviendo medidas para combatir el cambio de clima, la mayoría de los republicanos dijo que no tenían problemas con que el papa fijase una posición sobre el asunto. Pero agregaron que la postura del papa no incidiría en la de ellos.
“Tiene autoridad moral y nos recuerda que es nuestra obligación cuidar el planeta”, manifestó Rubio, un católico practicante. “Soy un líder político y mi trabajo como político es promover el bien común”.
Bush, quien fue criado como episcopal y se convirtió al catolicismo de adulto, sostuvo que era mejor que los políticos se ocupen del cambio climático, no la religión.
Durante una actividad proselitista en New Hampshire el jueves pasado, Bush dijo que el papa era un “hombre maravilloso” y elogió el énfasis que pone en la misericordia y la compasión.
“Creo que va a levantarle el espíritu a la gente”, comentó acerca de la visita papal. “Vivimos una época con mucha vulgaridad, muchos insultos y muchas groserías en nuestras palabras. No solo en la política. En la vida diaria”.
“Y de repente aparece este individuo con un alma tan bondadosa. Creo que será muy saludable para nuestro país escuchar a alguien que habla como lo hace él”, acotó.
No todos los candidatos planean asistir a eventos del papa. No irán a ninguno el gobernador de Wisconsin Scott Walker y Rick Santorum, otro devoto católico.
Los políticos estadounidenses se las ven en figurillas a veces para compaginar sus posturas políticas con las del Vaticano.
Los demócratas, por ejemplo, apoyan el derecho al aborto, al que se opone la iglesia. Cuando John Kerry, que está a favor del aborto, logró la candidatura republicana a la presidencia en el 2004, un alto funcionario del Vaticano dijo que los sacerdotes debían negarle la comunión a los políticos con esos puntos de vista.
Francis ha adoptado un tono más conciliador en torno al aborto y también hacia la homosexualidad, pero no ha cambiado la doctrina de la iglesia.
Los dos papas que precedieron a Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI, se opusieron a la guerra de Irak, pero ello no impidió que se reuniesen con el presidente George W. Bush hijo.
Charles Camosy, profesor de teología de la Fordham University, dijo que en las relaciones entre políticos y papas “se hace a un lado la política y se muestra respeto”.
El hecho de que la visita papal se produzca en plena campaña presidencial y de que el papa haya fijado posiciones políticas tan firmes hace que resulte casi imposible evitar la política.
Y es previsible que en su discurso ante el Congreso el 24 de septiembre diga algunas cosas con las que los republicanos no están de acuerdo, aunque es poco probable que haga nada que pueda interferir con la campaña presidencial.
De todos modos, Campbell, el profesor de Notre Dame, recordó que “si hay algo que sabemos del papa Francisco es que es muy imprevisible”.
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En este despacho colaboraron los redactores de AP Kathleen Ronayne (desde Exeter, New Hampshire) y Thomas Beaumont (Des Moines, Iowa).