La violencia se ha convertido en una seria amenaza al proceso democrático del país, según el Nobel de la Paz de 2001 y exsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
De visita en México como observador electoral, en el marco de la conferencia magistral Paz y Democracia que dictó en el auditorio del Instituto Nacional Electoral (INE), Annan destacó el desafío que representa la inseguridad para el proceso electoral y la vida democrática del país:
“Docenas de políticos, candidatos, así como familiares de los actores políticos, han sido asesinados desde el inicio de esta campaña. Sin control, la violencia criminal plantea una seria amenaza a las instituciones democráticas y sin duda a la democracia misma”, advirtió el Nobel.
Lamentó que la contienda electoral en México se dé en un marco de altos índices de violencia y con la presencia del crimen organizado, “lo cual afecta las vidas de todos los ciudadanos”, haya o no elecciones en el horizonte.
Y propuso: “Las elecciones ordenadas son la mejor respuesta a la violencia, que busca privar a los ciudadanos del derecho a elegir a sus líderes, libres de intimidaciones. Votar refrenda los ideales democráticos de una nación”.
Sin embargo, aseguró también que la crisis en materia de seguridad no es el único factor que ha vapuleado la credibilidad en nuestro sistema democrático, que ha disminuido dramáticamente los últimos cinco años de manera consecutiva, según el Latinobarómetro.
Entonces habló de la disminución en la confianza hacia los partidos políticos y las instituciones del Estado, y de la enorme desigualdad económica y social que han propiciado.
“La historia nos enseña que tal desequilibrio entre los ámbitos económico, social y político no puede sostenerse por mucho tiempo. Para que la democracia sea efectiva, tiene que ser incluyente.
“Los sistemas políticos no se han adaptado al desarrollo económico, lo que crea altos niveles de desigualdad y una creciente sensación de privación de los derechos económicos. La globalización ha traído consigo cambios increíbles. Sin embargo, sus beneficios no han sido compartidos equitativamente. Tal y como la riqueza se concentra, también el poder político y las influencias”, expuso Annan.
En tiempos que resaltó por un “creciente cinismo hacia los valores democráticos”, advirtió que, de no tomar medidas “urgentes” respecto de las desigualdades económicas y políticas, de no acercarse a los grupos minoritarios y a los jóvenes, las cúpulas estarán acrecentando el atractivo del autoritarismo.
“Tenemos que defender los valores y las virtudes democráticas. Hay una serie de razones detrás de este descontento democrático y del sentimiento de que la democracia ya no brinda a los ciudadanos una voz genuina de cómo son gobernados y por quién”, dijo y, mirándolos a los ojos, recalcó a los consejeros electorales del INE la responsabilidad que tienen de “asegurar” la legalidad y la legitimidad de los comicios del 1 de julio.
Finalmente, el que fuera secretario general de la ONU por diez años alertó que la “digitalización” de la democracia se ha convertido en el reto más importante en esta materia, desencadenando incertidumbre y tensión en distintos procesos electorales a lo largo del mundo.
“Revelaciones recientes han subrayado la vulnerabilidad de los votantes en la era del big data y han sembrado la duda de si ahora la tecnología representa una amenaza para la democracia o si representa ser su salvación.
“Para muchos surge la pregunta: estos instrumentos son para emancipar o son para controlar. Los regímenes autoritarios han buscado apoderarse de la tecnología y de las redes sociales para oprimir a los ciudadanos. Las cámaras de eco ideologías aumentan los sesgos y disminuyen las oportunidades para tener un debate sano”, lanzó el ghanés.
Y concluyó: “Como otros países, México se ha enfrentado a estos problemas desde el principio del proceso electoral: encuestas falsas, información engañosa y rumores se han difundido en los servicios en línea por diferentes agitadores, dentro y fuera del país. Acusaciones y negaciones han quebrantando la confianza en la información y en las instituciones. Eso afecta la democracia”.
Fuente: Apro
