Aunque las autoridades aseguran que el crimen organizado no opera en el Distrito Federal, la realidad los refuta. En lo que va del año se han registrado en en el DF 22 ejecuciones al estilo del narco en las delegaciones Tláhuac, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Tlalpan, han sido capturados jefes de cárteles y fueron desmantelados dos narcolaboratorios, publica Reforma.
También fue encontrada en marzo una fosa clandestina en Tlalpan, donde se hallaba el cadáver de Miguel Flamenco Hernández, quien estuvo preso por el plagio de una sobrina del capo Rafael Caro Quintero, según el expediente FTLP/TLP-2/420/14-03.
La propia PGR tiene una investigación abierta contra un empleado de la Procuraduría local, Daniel Trujillo Pérez, arrestado en Coyoacán con 4.6 millones de dólares y 10 kilos de cocaína.
Y el 19 de julio, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) decomisó 280 kilos de mariguana en una vecindad de Tepito.
Pese a esto, en diversas ocasiones, tanto el Jefe de Gobierno del DF, Miguel Mancera, como el titular de la SSP, Jesús Rodríguez Almeida, y el Procurador Rodolfo Ríos han negado que el DF sea punto de operación de cárteles.
“Dicho por estas personas (jefes del narco) que han sido capturadas (…) siempre han reiterado: no están asentadas nuestras estructuras en la Ciudad de México porque se dificulta la operatividad”, afirmó Mancera en marzo.
El martes pasado, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, opinó en el mismo sentido.
“Yo diría, si se refiere a grandes grupos delictivos de tráfico de drogas, (que) en el DF no tenemos detectado el asiento de ninguno”, sostuvo.
Al respecto, Pedro Peñaloza, ex director de Prevención del Delito de la PGR, consideró absurdo negar la presencia de cárteles.
“El narcomenudeo es la expresión molecular del narcotráfico”, apuntó en entrevista.
Hasta julio de este año, el DF registró 22 ejecuciones ligadas con la delincuencia organizada y la venta de droga.
En junio, por ejemplo, dos presuntos miembros de Los Caballeros Templarios fueron acribillados en la Colonia Nápoles, y seis integrantes de una familia, ejecutados por un comando en Cuautepec Barrio Alto, en la Gustavo A. Madero.
Otros signos de esta violencia fueron el secuestro y rescate de 11 tamaulipecos en la Colonia Américas Unidas, en la Benito Juárez. Uno de ellos había sido arrestado en 2009 por tráfico de drogas en Tampico.
Fuente: Reforma