El Centro por los Derechos Constitucionales estadounidense, que presentó una denuncia ante la corte Penal Internacional contra el Papa y funcionarios vaticanos por proteger a sacerdotes pederastas, se congratula de la renuncia del papa, ya que sería más fácil juzgarle al perder la inmunidad
La renuncia de Benedicto XVI no frenará la denuncia que el Centro por los Derechos Constitucionales (CCR por sus siglas en inglés) presentó en septiembre de 2011 ante la Corte Penal Internacional contra él papa y otros altos cargos del Vaticano en nombre de las víctimas de los abusos sexuales de la iglesia católica. Así lo ha anunciado esta mañana en un comunicado el CCR, que promovió la iniciativa en nombre de la Red de Supervivientes de las Víctimas de Abusos de Sacerdotes (SNAP) y que en estos momentos está en manos del fiscal de La Haya.
Según el CCR “el papa es responsable de violación y otros abusos sexuales en todo el mundo, ya sea por su ejercicio de responsabilidad superior como por su implicación directa en tapar los crímenes”, reclama en su nota, en la que le acusa del sufrimiento de decenas de miles de personas “al poner la reputación de la iglesia por encima de la seguridad de sus miembros”.
El Centro avisa, además, de que su renuncia “hará más sencillo un proceso internacional en aquellos países en los que se garantiza la inmunidad a los jefes de Estado”. “La Corte -añade- no reconoce este tipo de inmunidad cuando persigue crímenes contra la humanidad: si está en el cargo como si no, no marca ningún tipo de diferencia pero sí que rebajará el nivel de resistencia para cumplir con la Justicia”.
SNAP no es la única organización que ha tratado de llevar a Ratzinger al banquillo de los acusados. En febrero de 2011, la organización Universal Life -calificada como secta en algunos Estados-, también presentó una demanda en La Haya contra el ya expapa por haber ocultado los abusos.
En su comunicado, el CCR reinicide en su apoyo a SNAP en su lucha para “prevenir que los niños puedan ser víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes […] y después violados por una iglesia que da la espalda de manera considerable a las víctimas y que expone a su congregación al peligro de la violación y la violencia sexual.
Fuente: Público.es