(Bajan y multan campaña contra Coca Cola)
Por Alejandro Calvillo*
La “campaña 149 calorías” de Coca Cola que asocia el consumo de estas calorías a la realización de actividades felices, dirigida a una población que en un 70% de sus adultos presenta sobrepeso y obesidad, que en un 14% de sus adultos sufre de diabetes y que en un 40% de su población en peso presenta síndrome metabólico, ha sido retirada y multada por Cofepris y Profeco.
Esta es la mayor campaña publicitaria –por su extensión e inversión– que la autoridad mexicana ha retirado del aire. Miles de espectaculares repartidos por todo el territorio nacional, anuncios en televisión y radio, impresos en periódicos y revistas, en Internet y redes sociales, han tenido que ser retirados por tratarse de una publicidad engañosa y que atenta contra la salud. Profeco ha actuado, seguramente, por tratarse de una publicidad engañosa. Cofepris, por su parte, porque esta publicidad representa un riesgo para la salud.
El 25 de junio escribí en este espacio un artículo titulado “¿149 calorías de felicidad?” donde presentaba nuestro argumentos en las denuncias presentadas el 19 de junio ante Profeco y Cofepris contra la campaña publicitaria de Coca Cola.
Como denunciantes hemos solicitado a Cofepris y a Profeco conocer las resoluciones, sin embargo, se nos ha informado que los expedientes todavía no se han cerrado y, por lo tanto, no podemos tener acceso a las resoluciones y cuáles fueron las consideraciones de la autoridad para retirar y multar a Coca Cola por esta campaña. México es el mayor consumidor de refrescos en el mundo y de Coca Cola en particular. El consumo regular de esta bebida está asociado al riesgo de desarrollar obesidad, síndrome metabólico y diabetes.
La campaña de Coca Cola ha sido también retirada en el Reino Unido por tratarse de una publicidad engañosa que representa un riesgo a la salud. Es importante lo que está pasando a escala internacional, tenemos la necesidad de poner un alto al engaño de la publicidad, al engaño de las etiquetas que han sumido a los consumidores en la ignorancia y que han llevado a esta epidemia de sobrepeso y obesidad. El caso más extremo lo representa, las campañas de Coca Cola que asocian su consumo a la felicidad, cuando este tipo de productos tienen una responsabilidad en la epidemia global de sobrepeso, obesidad y diabetes.
Estamos denunciando públicamente que Coca Cola está violando aún la resolución de la autoridad manteniendo esta publicidad en algunos espacios como en el segundo piso del periférico en dirección Sur-Norte en el entronque con Viaducto donde aún se encuentra un espectacular con esta campaña. En el caso del Reino Unido el retiro de la publicidad se realizó a partir de la denuncia de seis personas. Ese es el poder que debemos desarrollar como consumidores y hacer algo para enfrentar el ambiente obesigénico que nos rodea, para acceder a información veraz sobre los productos y combatir la publicidad engañosa.
Como nota final hay que decir que no han sido buenos días para la empresa Coca Cola. Al retiro de su campaña publicitaria se han sumado las declaraciones de Patch Adams, contratado por esta empresa para publicitarse. Adams, traído a México por Coca Cola, fue cuestionado por publicitar un refresco. Patch Adams es un médico famoso por desarrollar la “risoterapia”.
Ante el cuestionamiento, el médico respondió que le ha “vendido el alma al Diablo”, justificando que los 50 mil dólares que Coca Cola le había pagado los invertiría en la labor que realiza alrededor del mundo. Explicó que no ha encontrado financiamiento para el trabajo que realiza en las regiones del mundo que sufren grandes calamidades y que por eso aceptó la oferta de Coca Cola “vendiendo su alma al Diablo”.
Al parecer ese es el mismo espíritu que desde autoridades hasta directivos de escuelas y publicistas siguen para asociarse en convenios con estas empresas, “vendiendo el alma al Diablo”, cada uno, a su manera, contribuyendo a la penetración de los productos de estas empresas.
* Alejandro Calvillo. Director de El Poder del Consumidor, A.C. Miembro de Consumers International y del Consejo Consultivo del Consumo de Profeco.
Fuente: Sin Embargo