Autoridades vaticanas y estadounidenses firmaron un acuerdo donde la Santa Sede se comprometió a cumplir con una ley estadounidense que data de 2010 diseñada para alentar —obligar, dirían algunos— a las instituciones financieras a compartir información sobre cuentahabientes estadounidenses con las autoridades del país.
Las autoridades italianas acusan desde hace tiempo que el banco vaticano ha sido un paraíso fiscal. Con el entonces papa Benedicto XVI, el Vaticano comenzó a reformar todas sus instituciones financieras para cumplir con los estándares internacionales contra el lavado de dinero y evasión fiscal.
No se sabe cuántos estadounidenses tienen cuentas en el banco vaticano, pero sería una fracción de los 15.181 cuentahabientes.
Hasta ahora, 62 países se han comprometido con la Ley de Cumplimiento Fiscal Extranjero de Estados Unidos, mientras otros 50 tienen “acuerdos en sustancia”. La Santa Sede recientemente firmó un acuerdo para compartir información fiscal con Italia, aunque se basa en solicitudes mientras que con la ley estadounidense se reporta automáticamente y de forma anual, según autoridades norteamericanas.
El ministro del exterior del Vaticano, monseñor Paul Gallagher, dijo que la decisión de firmar el primer acuerdo intergubernamental es parte de su “antigua estrategia de asegurar y promover la legalidad, transparencia y comportamiento ético en los campos financiero y económico”.
El embajador estadounidense Kenneth Hackett dijo que “de todas las medidas que podrían tomarse para eliminar la pobreza en el mundo, frenar la evasión fiscal posiblemente sea una de las más efectivas”.
Con la ley estadounidense, los bancos extranjeros que no compartan información enfrentan sanciones cuando hacen negocios en Estados Unidos. Requiere que los bancos estadounidenses retengan 30% de ciertos pagos a bancos extranjeros que no participen en el programa, una cuota considerable para ingresar a la economía más grande del mundo.
Fuente: AP