En pueblos del oriente de Bolivia centenares de adolescentes encontraron un empleo inusual: espantar a millones de pequeñas palomas que diezman cultivos y provocan grandes pérdidas a agricultores locales.
La mayor pérdida se reportó el año pasado por el ataque de “nubes de totaquis”, unas palomas migratorias que aparecen en la cosecha y se comen los granos de girasol, soya y sorgo en plena maduración. Incluso se agotaron y encarecieron los petardos que se usan para dispersarlos, dijo a The Associated Press el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas, Demetrio Pérez.
En algunas zonas de Santa Cruz, la mayor región agroindustrial del país, las pérdidas provocadas por las aves llegaron al 50% de los cultivos, dijo Pérez. Cultivadores calculan que en los últimos tres años la población de las palomas pasó de 22 a 45 millones aproximadamente.
A consecuencia de ello, los agricultores incentivaron la caza deportiva, el consumo de carme de esas aves y contrataron a jóvenes espantapájaros que cobran hasta 8 dólares por día por espantarlas en la mañana y en la tarde.
Rodean los arboles donde anidan, las cazan, instalan trampas y hasta corren a campo traviesa para espantar a las molestas aves que anualmente migran desde Argentina y Paraguay.
“Este año el perjuicio ha disminuido, pero utilizar a espantapájaros encarece los costos”, según Pérez.
Incluso niños se dan a la tarea de recoger aves abatidas por los cazadores a cambio de unas monedas. Las palomas son donadas para su consumo a hospitales, dijo Desiderio Pocuve, corregidor de Tres Cruces en Santa Cruz, al diario El Deber. Pero todavía no está extendido el hábito de consumir esa carne, dijo.
Entre las comunidades afectadas están Manitoba y Bélice donde los agricultores son menonitas que se han convertido en diestros tiradores de rifle para combatir la plaga.
En varios pueblos de la llanura, surgieron pequeñas empresas para atraer turistas aficionados a la caza deportiva. El aumento explosivo de población también se debe a la drástica reducción de los predadores naturales como las aves de rapiña, víboras, gato del monte y zorros debido al avance de la frontera agrícola y la reducción del bosque, según expertos.
La soya, girasol y sorgo generaron exportaciones por 571 millones de dólares entre enero y junio de este año y se ubicaron el tercer lugar de las exportaciones globales después del gas natural y los minerales.
Fuente: AP