Por Miguel Ángel Ferrer
Luego de visitar Chile y reunirse públicamente con varios personajes de la cúpula pinochetista, se encuentra ahora en México la diputada venezolana María Corina Machado, una furibunda ultraderechista perteneciente al círculo más íntimo del líder del golpismo venezolano, Henrique Capriles Radonsky.
Ambas visitas son parte de una gira internacional, anunciada por Capriles, destinada a continuar e incrementar la campaña de satanización contra el presidente Nicolás Maduro en el marco de un plan maestro de la derecha venezolana y de la Casa Blanca, que procura, en distintos ámbitos, la desestabilización y el ulterior derrocamiento del gobierno de Maduro.
La participación de Estados Unidos en los afanes por desestabilizar al gobierno de Maduro no es asunto secreto. Documentos oficiales del Departamento de Estado revelan el incremento sustantivo del financiamiento yanqui a la oposición venezolana, representada por Capriles y María Corina Machado. Para este 2013, Washington, a través de la NED (National Endowment for Democracy), conocida agencia intervencionista y desestabilizadora, le proporcionará una cifra tres veces mayor a la entregada el año anterior y que alcanzará un millón 400 mil dólares.
Nada de esto es desconocido ni sorprendente. Lo que llama la atención es que la señora Machado sea recibida en el Congreso mexicano, sabiéndose, como se sabe, que ella es parte activa de un plan de derrocamiento de un gobierno elegido democráticamente y con el que México mantiene relaciones respetuosas.
No debe olvidarse a este respecto que Enrique Peña Nieto, en su calidad de Presidente de México, asistió a la toma de posesión de Nicolás Maduro, en un gesto de respeto a las decisiones del pueblo venezolano. Y tampoco debe olvidarse que la furibunda derechista Corina Machado calificó por este hecho a Peña Nieto y a otros mandatarios asistentes a la asunción de Maduro como “traidores a la democracia”.
Los líderes del Congreso mexicano, Emilio Gamboa Patrón, de la Cámara de Senadores, y Manlio Fabio Beltrones Rivera, de la Cámara de Diputados, no pueden estar ignorantes de las vergonzosas conductas de la señora Machado. Sorprende, en consecuencia, que se presten a recibirla y darle voz en sus propósitos golpistas a las órdenes de Washington.
El insulto personal a Enrique Peña Nieto, siendo cosa grave por provenir de una legisladora, y que parece importarles poco o nada a Gamboa y a Beltrones, es asunto menor frente a los intentos de Capriles y Machado de reeditar en Venezuela el baño de sangre, la persecución, el exilio forzado, las desapariciones, las torturas y la cárcel que padeció el pueblo chileno tras el golpe de Estado pinochetista, modelo de golpe que van siguiendo paso a paso Capriles y Machado.
Y en esto no hay exageración alguna. Ya cuando el frustrado golpe de 2002 contra Hugo Chávez se pudo ver a las hordas de Capriles y Machado sacando de sus casas, tirados de los cabellos, a chavistas destacados para encarcelarlos y asesinarlos. Y no debe olvidarse que el propio Capriles encabezó el tumultuario y violentísimo asedio a la embajada cubana en Caracas con el pretexto de que ahí se escondían algunos líderes chavistas.
Se entiende perfectamente que la derecha venezolana y latinoamericana y el imperialismo estadounidense hagan esfuerzos por desestabilizar y más tarde derrocar al gobierno de Maduro, pero hasta donde uno entiende, esos propósitos golpistas no son compartidos por el gobierno mexicano, representado por el jefe del Poder Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, y por los dos líderes del Poder Legislativo, Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones Rivera. ¿Por qué, entonces, dar la impresión de que sí se comparten?
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.com.mx