“Un cáncer acaba México y esto se va a poner peor”: candidata indígena

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Médica tradicional nahua, la candidata independiente a Los Pinos, María de Jesús Patricio Martínez, hace el diagnóstico del cáncer nacional: “Han querido imponer desde arriba un proyecto que no da vida, es un proyecto que da muerte, y lo hemos vivido, porque en las comunidades, todo lo que ha llegado de fuera es lo que ha dañado, es lo que está acabando con las aguas, los bosques, las plantas, los habitantes

Por Sandra Rodríguez Nieto/ SinEmbargo

María de Jesús Patricio Martínez ve un México enfermo. La médico tradicional de origen nahua le diagnostica al país la expansión de un “cáncer” que provoca muerte, que está acabando con los recursos naturales y que empezó con “los que están arriba, que no han querido dejar que la gente hable, diga, se organice”.

Por eso, considera, el remedio es la organización colectiva y el escuchar al otro; una práctica que el resto de los mexicanos podría aprender de los pueblos indígenas y con la que, desde abajo, se podría empezar a construir un país más sano.

“Un México donde quepamos todos, que no solamente sea de unos que tienen poder económico, sino que sea de todos los trabajadores, que sea de las comunidades, que nosotros mismos, sobre el mismo caminar, vayamos viendo, analizando ese nuevo México que queremos que surja desde abajo”, dice Patricio en entrevista.

“Marichuy”, como se le conoce, fue elegida el mayo pasado como vocera del Consejo Nacional Indígena que, con el respaldo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, recorrerá el país durante el próximo proceso electoral para elegir Presidente en 2018.

De 53 años, y originaria de la comunidad nahua de Tuxpan, Jalisco, es médico tradicional desde principios de los años 90, cuando pudo curar a su madre de una parálisis para la que ningún especialista había encontrado remedio. Desde entonces, escribió “Marichuy” en una autobiografía, se comprometió “a seguir aprendiendo para evitar la muerte de todas aquellas personas la cura de sus males”. La condición para este aprendizaje, le dijo después una curandera, era no lucrar con su conocimiento porque la luz que la protegía se extinguiría.

Luego irrumpió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, cuyo alzamiento describe como un “sacudir” de México y por el que, en 1995, en su primera participación en el foro nacional indígena, supo que los problemas de su comunidad eran compartidos por miles en otras comunidades indígenas en el país.

Más de 20 años después, y luego de que el EZLN anunció su participación en el proceso electoral de 2018, Patricio fue elegida durante una asamblea en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, como vocera del Concejo Nacional Indígena (CNI).

Junto a integrantes de este Concejo, “Marichuy” da una entrevista sobre este proceso político del que consideran que un buen resultado sería la suma y el despertar de la conciencias de millones de mexicanos dispuestos a vencer el miedo y a “luchar por la vida”.

“Marichuy”, acompañada de otros integrantes del Consejo Nacional Indígena, cuenta la ruta que seguirá hacia la elección presidencial de 2018. Foto: Sandra Sánchez Galdoz, SinEmbargo

–Como médico, ¿cuál es el diagnóstico que haría de la salud de México?

–Pues que es un casi un cáncer, sí, un cáncer que necesitamos erradicar urgentemente, un cáncer que todavía se puede erradicar, si le echamos ganas, porque es algo que está destruyendo poco a poco, exterminando poco a poco, pero pues no imposible de quitar, yo pienso que si se organiza uno, y le echa ganas a quitar ese mal que nos está acabando, sí podemos lograr quitarlo.

–¿A qué atribuye este cáncer? ¿Cómo se expandió?

–Este mal empezó desde los que están arriba, que no han querido dejar que la gente hable, diga, se organice. Han querido imponer desde arriba un proyecto que no da vida, es un proyecto que da muerte, y lo hemos vivido, porque en las comunidades, todo lo que ha llegado de fuera es lo que ha dañado, es lo que está acabando con las aguas, los bosques, las plantas, los habitantes; entonces, yo pienso que, al igual que en las comunidades, en la ciudad está pasando lo mismo. Entonces, sí urge hacer algo, sí urge acabar con este mal que está prevaleciendo en todo México, y tenemos que quitar esos signos de muerte que están apareciendo por todos lados, tenemos que organizarnos para implementar una nueva forma organizativa donde vayamos enfrentando todo eso que nos está dañado.

–¿Cree que se haya agravado esto en los últimos 30 años, con el modelo económico?

–Yo pienso que sí, es muy palpable, porque cada vez cuesta más trabajo conseguir alimentos, conseguir lo básico, y las formas que están imponiendo desde fuera, desde cómo tienen que cultivar, qué tienen que comer, todo; entonces, pues se ha agudizado más, hemos visto, se está agudizando y pensamos que se va a poner peor, por eso dijimos ‘bueno, es necesario ahorita dar este paso’, y dijimos ‘pues adelante, lo vamos a iniciar’, y ya sobre el camino vamos a ir llevando esa palabra, vamos a ir escuchando también, porque nuestra idea es recorrer todo el país, venir escuchando también si lo que estamos sintiendo lo están sintiendo las otras personas, pues cómo podemos unir para ir quitando todo esto.

–¿Por qué piensa que la problemática se va a ir agravando?

–Porque cada vez vemos que es más difícil salir a la esquina, conseguir lo básico, las medicinas, conseguir alimentos, cada vez cuesta más trabajo, y escuchar lo que a veces tienen que trabajar hasta dos o tres turnos para poder conseguir, cuando antes pues era más sencillo; entonces, eso es, cuando sale de una comunidad que vienen a trabajar para acá; y adentro de las comunidades, pues el destrozo del territorio, con carreteras que no se les consulta a las comunidades, la devastación de los árboles, la contaminación de las aguas, que ahí desechan tóxicos de minas, de empresas.

–¿Qué es lo más importante que el país podría aprender de la organización de los pueblos originarios?

–Pues a caminar juntos, a escucharnos, a platicar y, juntos, ir buscando cómo tenemos que organizarnos para poder construir un México donde quepamos todos, que no solamente sea de unos que tienen poder económico, sino que sea de todos los trabajadores, que sea de las comunidades, que nosotros mismos, sobre el mismo caminar, vayamos viendo, analizando ese nuevo México que queremos que surja desde abajo.

–¿Qué encontró en el movimiento zapatista que le pareció una plataforma de participación?

–Pues más bien, cuando se da el levantamiento, yo digo que fue como un sacudir a todo México, y sobre todo a las comunidades; yo lo digo desde mi lugar, de donde soy, porque pues yo pensé que éramos nada más nosotros allá, y ver, estar juntos en un foro nacional indígena, que fue por ahí de 1995, vimos que había más comunidades indígenas en todo el país y que todas tenían los problemas en común, que nos parecíamos tanto en lo físico como en los problemas, las necesidades; entonces, ya en este caminar, que ha sido por 20 años, el CNI (Congreso Nacional Indígena), pues hemos visto –siempre digo vemos, porque yo siempre veo que somos todos– que, por ejemplo, los hermanos de Chiapas, los hermanos del EZ son igual que otras comunidades, como muchas que hemos venido participando en este espacio del CNI, que el espacio del CNI no es una organización: es la casa de todos los pueblos indígenas de México, igual los de Chiapas han participado, como los demás, se escucha la palabra de todos y juntos acordamos qué es lo que hay que seguir haciendo por el bien de nuestras comunidades.

–¿Cómo sería para usted un México “sano”?

–Un México donde ya haya esa tranquilidad, y que no solamente les toque a unos trabajar y a otros estar ahí, viviendo a costa de los trabajadores, sino que todos tengamos que estar haciendo algo por México, donde todos quepamos, que no solamente estén unos decidiendo y todos acatando, sino que el mismo pueblo sea el que mande y que el que está enfrente obedezca, y así para que ya no haya más enfermos.

Lea la entrevista completa en SinEmbargo

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