Por Luis Javier Valero Flores
Ayer, presentó su tercer y último informe de gobierno Marco Adán Quezada al frente del municipio de Chihuahua.
Lo hizo en medio de un contradictorio choque de sentimientos de una buena parte de quienes fueron sus gobernados, quienes se encuentran entre la indudable buena calificación que le otorgaron a su gestión, y el juicio crítico generado por lo impactante de la tragedia y la descomunal lista de errores, omisiones e irresponsabilidades cometidos por una larga lista de funcionarios bajo su mando y de empresarios -especialmente los propietarios de la empresa Espectáculos Extremos-, lo que impedido que aún no se desate una generalizada opinión de señalarlo como el principal responsable de tales omisiones.
¿La razón? Sencilla, Marco Adán realizó una extraordinaria gestión, señalada por tener en el centro de ella la pretensión de reconstruir el entramado social a través de distintas iniciativas cuyos ejemplos señeros son el Multideportivo del sur de la ciudad, precisamente en una de las zonas de mayor marginación de la capital chihuahuense y que contaba con dos datos estadísticos, de la mayor relevancia, la de poseer la más alta cifra de incidencia delictiva y el récord de la iniciación más temprana en el consumo de drogas.
La otra acción gubernamental más relevante en aquel sentido es la remodelación del centro, realizada a pesar de la oposición de los cientos de vendedores ambulantes ahí instalados. Se extraña no se hubiesen considerado algunos de ellos en la remodelación, no en instalaciones efímeras, sino plenamente integrados a las actividades comerciales formales.
Podrán, como evidentemente se le hacen a todos los gobernantes, haber puntos negativos en su ejercicio, pero la ovación que la multitud le otorgó en la inauguración del Festival Extremo Aero Show la noche del viernes anterior a la tragedia (apenas el 4 de octubre) fue, seguramente, la mejor evaluación efectuada por los chihuahuenses.
Todo le cambió 24 horas después.
A la luz de los hechos, aterran las fallas en la prevención de accidentes y la relajación de todas las medidas de seguridad en la celebración de los espectáculos en el parque El Rejón.
Conforme pasan las horas, y empiezan a conocerse de manera más detenida los hechos y los antecedentes, va creciendo la percepción de que estamos frente a una operación por demás truculenta y en la que, ilógica o muy lógicamente, las autoridades responsables de la aplicación de los reglamentos para la celebración de los espectáculos masivos cometieron gravísimas omisiones.
Violaron flagrantemente infinidad de regulaciones. La principal, que en este tipo de espectáculos se desarrolla en un plano inferior al del público. La tragedia igual hubiese ocurrido si el percance sufrido por el piloto se hubiera dado en el sentido contrario. Habría arrollado a todos los que estuvieran en las gradas que la empresa llamó “de bajo riesgo”.
Hay evidencias por todas partes de las omisiones de las autoridades de gobernación, seguridad pública y protección civil. Horas antes del accidente, en el mismo lugar, en la exhibición de motocicletas, éstas saltaban obstáculos, después de ascender sobre una rampa. A alguien se le ocurrió que los niños, acostados podrían, también, ¡Ser saltados por las motocicletas!
¿Y la autoridad que debería impedir ese hecho? ¿Dónde estaba?
Ese es, sólo, un ejemplo de las muchas violaciones a las normas de seguridad. Hay otra, aterradora. La del espectáculo de aviones ¿En dónde, éstos pueden hacer piruetas a muy bajas alturas sobre la gente?
¿Nos imaginamos, siquiera, el número de víctimas fatales, de haberse desplomado una aeronave encima de miles de personas?
Más. Se habla, informalmente, del levantamiento de un reporte de la oficina de Protección Civil estatal, en el que consignaban las precarias -por no decir nulas-condiciones de seguridad para llevar adelante el espectáculo de las Monster Truck ¿Dónde está? ¿Cuál fue su curso?
En tales condiciones entregó el gobierno municipal Marco Adán Quezada. Las investigaciones deberán demostrar cuánto los funcionarios bajo su mando incumplieron con sus responsabilidades y si ese incumplimiento lo abarca a él. Y cuánto a cada uno de ellos.
Devastado como se encuentra, seguramente enfrentará este nuevo reto con la solvencia que lo ha caracterizado. Deberá arrostrar su nueva realidad, muy distinta a la de apenas unos cuantos días atrás.
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