3 millones de niños trabajan sin pago y bajo riesgo, pese a prohibiciones

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A pesar de que en años recientes se presentaron diversas iniciativas legales para erradicar el trabajo infantil, en los hechos existen millones de niñas y niños que laboran en condiciones riesgosas o sin pago alguno, tanto en el campo como en la ciudad, lo que amenaza su vida y su integridad.

Así lo advirtieron los participantes en el foro “Los rostros del trabajo infantil en México”. Nashieli Ramírez, coordinadora general de la organización Ririki Intervención Social, indicó que en los pasados tres años se lanzaron gran cantidad de proyectos para terminar con la explotación de menores de edad y proteger a los adolescentes que están en edad laboral, pero ninguno ha logrado terminar de manera real con este fenómeno.

Hemos visto mucha infraestructura y arreglos institucionales, pero aún tenemos a muchos niños trabajando en labores peligrosas. Una tercera parte de ellos trabaja en la agricultura, que es una actividad pesada y riesgosa, donde hay jornadas de más de 12 horas, se requiere de mucha fuerza y están expuestos a fertilizantes y químicos, subrayó la especialista.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2013, en el país hay alrededor de 3 millones de niñas y niños que trabajan en diversas actividades, sobre todo en el campo, la minería y el comercio informal, pero se calcula que puede haber un millón más de infantes en dichas condiciones, indicó.

A ellos habría que sumar a los 30 mil menores que realizan diversas funciones para grupos del crimen organizado –muchos de manera forzada– en muchas partes de la República, pero sobre todo en Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa y Michoacán.

En el campo, los más vulnerables

Margarita Nemecio, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, aseveró que los niños migrantes que hacen labores de jornaleros agrícolas son uno de los sectores más vulnerables, debido a las condiciones de opacidad en que trabajan y a la intimidación de los empleadores en contra sus padres cuando muere algún menor.

Sigue habiendo miles de niñas y niños que ponen en riesgo sus vidas en campos agrícolas, donde hay condiciones de alto riesgo. Hemos identificado 17 entidades a donde familias originarias de Guerrero se van a trabajar, donde las inspecciones laborales no son tan rigurosas o los menores incluso trabajan en sitios casi clandestinos.

Un ejemplo del riesgo que corre la población infantil en actividades agrícolas, fue la muerte de 39 menores en accidentes de trabajo o por las duras condiciones laborales del campo, que fueron documentadas por Tlachinollan entre enero de 2007 a enero de 2015.

De esos 39 casos, abundó Nemecio, 16 ocurrieron en Sinaloa y los demás en los estados de México, Sonora, Baja California, Chihuahua, Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí y Jalisco. Las víctimas tienen desde unos días de nacidos hasta 17 años, y el común denominador es la mala atención médica, que no reciben indemnización y son hostigados para evitar que denuncien.

Alfonso Poiré, del colectivo Save the Children, coincidió en que las autoridades han emitido gran cantidad de leyes y reglamentos para erradicar el trabajo infantil, pero no hay todavía una serie de políticas públicas que aterricen de manera efectiva estos esfuerzos.

Aunque enfatizó el carácter ilegal de estas actividades, el especialista destacó que en muchas ocasiones las familias recurren a ellas como un elemento de supervivencia y, por lo tanto, llamó a no criminalizarlas, puesto que se provocaría mayor invisibilidad de las mismas sin que el problema sea solucionado.

Fuente: La Jornada

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