La fiscalía sueca señaló a Stig Engström, también conocido como ‘El hombre de Skandia’, como el culpable por matar a tiros al primer ministro Olof Palme en 1986, saliendo del cine en una de las calles más concurridas de Estocolmo. El asesinato conmocionó al mundo por el misterio que lo ha rodeado durante 34 años. La policía sueca ha declarado el caso por cerrado, ya que Engström murió en el 2000.
A Swedish prosecutor closed the case of the assassination of Prime Minister Olof Palme after 34 years, accusing a graphic designer who died two decades ago of the country’s most notorious unsolved crime https://t.co/3U7aKB7OKc pic.twitter.com/vRxvEuKAY6
— Reuters (@Reuters) June 10, 2020
Punto final al mayor misterio de la crónica negra de Suecia. Más de 34 años después del asesinato del primer ministro Olof Palme, los investigadores han concluido que quien apretó el gatillo la noche del 28 de febrero de 1986 fue Stig Engström, más conocido como Skandiamannen, ‘el hombre de Skandia’. Así, quien fue considerado un testigo durante la primera fase de la investigación, se ha acabado señalado como el principal sospechoso del asesinato.
Así lo ha anunciado este miércoles el fiscal jefe del caso, Krister Petersson, en una rueda de prensa telemática desde Estocolmo, en la que ha añadido que se da por cerrada la investigación porque el sospechoso está muerto. “Como Stig Engström ha fallecido, no puedo procesarlo ni interrogarlo. Por lo tanto, he decidido cerrar la investigación preliminar”, ha manfiestado, asegurando que después de 34 años “es imposible ir más allá”.
La noticia ha sido recibida en Suecia como un verdadero anticlímax, ya que gran parte de las informaciones presentadas por el fiscal eran conocidas desde hace tiempo. No se han presentado ni el arma utilizada, ni pruebas técnicas, ni muestras de ADN, sólo nuevas entrevistas con testigos de una tragedia ocurrida hace más de tres décadas. “Es lo más cerca que llegaremos de la verdad”, ha comentado con resignación el actual jefe del Gobierno sueco, el también socialdemócrata Stefan Löfven. “Se cometieron muchos errores en el principio de la investigación. Es un trauma, una herida abierta, que no obtengamos una respuesta definitiva. Un misterio sin solución”.
Engström fue siempre uno de los principales sospechosos, pero nunca fue acusado formalmente. Se suicidó en 2000, razón por la cual, al resultar imposible un juicio, Petersson ha declarado que la investigación se da por cerrada. Una investigación tan deficiente que en Suecia se la denostaba como “la peor y más costosa de todos los tiempos”. Con un coste total de unos 57 millones de euros, que termine ahora con Engström como protagonista no resulta ninguna sorpresa: el periodista Thomas Pettersson ya llegó a la misma conclusión en 2018 tras llevar a cabo durante años sus propias pesquisas para la revista Filter.
Fuente: El Mundo/ La Vanguardia