Con la misma fórmula que en 2016 usó Carles Puigdemont, el president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra tomó posesión del cargo este jueves, obviando citar la lealtad a la Constitución española y al rey Felipe VI, protocolo que se utilizó por última ocasión en 2012, en la toma de posesión de Artur Mas, antes que creciera el independentismo.
Así, el nuevo president prometió cumplir las obligaciones del cargo “con fidelidad al pueblo de Catalunya representado en el Parlament”.
En un acto que apenas duró 5 minutos y con mucha austeridad, Torra estuvo acompañado por una decena de personas, encabezadas por el presidente del Parlament, Roger Torrent, y el secretario del Govern, Víctor Cullell.
A este último correspondió la lectura del real decreto del nombramiento. El gobierno central no envió ningún representante, como se acostumbra, ni hubo más parlamentarios.
También se estrechó la cobertura mediática, al permitir solo la entrada a las agencias EFE, Europa Press, ACE y a la televisión y radio pública catalana.
Sobre la ausencia de miembros del gobierno de Mariano Rajoy, desde el ejecutivo central se justificó la ausencia señalando que el modelo del acto degradaba la dignidad de la propia institución, señaló el diario La Vanguardia, de Cataluña.
Esta ausencia contrasta con la presencia del delegado del Ejecutivo en Cataluña, Enric Millo, y del exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, en la toma de posesión de Puigdemont.
Desde el Govern de Cataluña se argumentó que tienen derecho a organizarlo de esa forma, porque no existe reglamentación al respecto, cita el mismo diario catalán.
Aún más, señaló que la víspera hubo una negociación entre el Govern y el gobierno de Mariano Rajoy, en el que el primero pedía una presencia del Estado de “perfil secundario” de acuerdo con el perfil sobrio del evento, y para evidenciar “la no normalidad del momento político”, pero el gobierno central no estuvo de acuerdo y decidió no asistir al acto.
También hubo discrepancias sobre la fórmula de toma de posesión para que Torra se aviniera a prometer o jurar la Constitución y el norma jurídica vigente, en lugar de prometer al pueblo de Cataluña y el mandato del parlament.