Si cuando ha leído la noticia del descubrimiento de agua en Marte le sonaba que ya lo había escuchado antes, tiene razón. Desde los años 70, las sondas espaciales han proporcionado indicios de que este líquido imprescindible para la vida fluyó en algún momento sobre el planeta rojo. En tiempos más recientes, las imágenes han permitido deducir que el agua no solo es cosa del pasado y han permitido continuar encontrando titulares sobre el hallazgo de agua en Marte.
La sonda Mariner 9 llegó a Marte en 1971. Gracias a ella se obtuvieron imágenes de cañones y lechos de ríos que sugerían que el agua había fluido sobre la superficie de aquel planeta que ahora parecía estéril.
Los satélites orbitales de las misiones Viking ampliaron la información de la Mariner 9 y encontraron multitud de formaciones que suele producir a su paso el agua. Además, observaron que el polo norte contenía una gran cantidad de agua helada. En tierra, los robots también realizaron análisis del suelo que indicaban que podía haber agua en el presente, pero los datos no se consideraron concluyentes.
A partir de los años noventa, nuevas misiones más sofisticadas comenzaron a proporcionar mapas de gran precisión de la superficie marciana, y en la década siguiente se han acumulado los anuncios del hallazgo de agua en Marte en distintas formas. En 2002, la NASA afirmaba que su sonda Mars Odyssey había encontrado hielo en el subsuelo marciano como para llenar dos veces el lago Michigan, y que, probablemente, se trataba solo de la punta del iceberg.
En 2004, la agencia espacial de EE UU anunció que su roverOpportunity había obtenido pruebas sobre el terreno de que el agua líquida había sido abundante en el pasado de Marte, y poco después comenzaron a aparecer indicios de que también podía existir en el presente.
En 2006, después de comparar imágenes tomadas durante 10 años por la sonda Mars Global Surveyor, encontraron barrancos nuevos que podían haber sido fruto de torrentes de agua. Esta interpretación, que fue recogida en el New York Times como “las pruebas más sólidas hasta el momento de que el agua fluye en Marte”, ya había aparecido en el año 2000 con un análisis similar de imágenes de la misma sonda. Entonces, EL PAÍS publicó que la NASA creía “que solo el agua explica los barrancos recién descubiertos en Marte”. En 2008, este mismo periódico publicaba que “La NASA confirma que hay agua en Marte”. Entonces, la noticia se refería al trabajo de la sonda Phoenix. Su brazo robótico había depositado una muestra del suelo marciano en un instrumento que había identificado vapores de agua.
En 2011, se publicaron nuevos indicios de que el agua corría sobre Marte. Entonces, las imágenes procedían de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), y se trataba de miles de rastros oscuros que aparecen sobre la superficie de algunas pendientes del planeta en los periodos cálidos. Entonces, como en el descubrimiento anunciado ayer, se hacía referencia a la presencia de sales en el agua, una circunstancia que permitiría que el hielo se derritiese a una temperatura menor.
En 2012, en Materia, se podía leer como “El Curiosity encuentra agua en Marte”, y en 2013, nuevas imágenes de la sonda MRO volvían a mostrar torrentes veraniegos que refuerzan la idea de que el agua fluye sobre aquel mundo.
El hallazgo anunciado esta semana por la NASA es uno más de una serie en la que se van acumulando pruebas de que el líquido fundamental para la vida continúa corriendo por Marte, pero es probable que no sea la última vez que la agencia espacial estadounidense anuncie que se ha encontrado agua en Marte. A partir de ahora, esos lugares servirán para orientar a los científicos sobre los mejores lugares en los que buscar la existencia de vida extraterrestre. Entonces, los titulares se dedicarán a ese descubrimiento excepcional, pero tampoco serán del todo nuevos. Ya en 2013 se podían ver titulares como este: “El ‘Curiosity’ demuestra que pudo haber vida en Marte”.
Fuente: El País