Con las nuevas leyes aprobadas, la Cámara de Senadores terminó con 76 años del monopolio de Pemex en el sector de hidrocarburos y con 54 años de la dominancia de la CFE en el sector eléctrico.
La legislación secundaria que da sustento jurídico y administrativo a la Reforma Energética, para abrir el sector a la inversión privada nacional e internacional, fue avalada por el Senado, después de 96 días de negociación y del intento del PRD por impedirla.
Esta madrugada, el Senado envió el paquete de leyes energéticas al Ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
México entra así a una etapa que buscará potenciar su riqueza petrolera, de gas y de generación de electricidad.
Pemex y la CFE dejan de ser paraestatales y se convierten en Empresas Productivas del Estado ante la competencia de los nuevos inversionistas que llegarán al país. Ambas empresas serán autónomas y libres de decidir su gestión, con una intervención limitada de Hacienda.
Se abre la importación de gasolinas y energía eléctrica.
México podrá multiplicar su extracción de petróleo de las aguas profundas y explotará el gas shale, con lo que se espera que bajen los precios de los energéticos para el consumidor final, pero con la obligación de mantener programas de ayuda focalizada en electricidad y gas LP para los más pobres.
Inicia nueva era en CFE y en Pemex
Envían al Ejecutivo federal el paquete para su promulgación.
Después de 96 días de negociación y de la lucha constante del PRD por frenarla, el Senado aprobó, en lo general y en lo particular, las nuevas leyes de Hidrocarburos, de la Industria Eléctrica, de la Energía Geotérmica, de Pemex y CFE, que dan cuerpo jurídico-administrativo a la nueva era del sector energético nacional y las envió al Ejecutivo federal para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
De esta forma, luego de 76 años de monopolio de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el sector de hidrocarburos y de 54 años de una CFE como agente dominante en el sector eléctrico, México entra a una nueva etapa en su sector energético, con la apertura de la competencia nacional e internacional, a fin de potencializar su riqueza petrolera, de gas y de generación eléctrica.
Pemex y CFE dejan de ser empresas paraestatales y se convierten en Empresas Productivas del Estado, con un nuevo perfil productivo, porque serán ellas las que representen al Estado mexicano en la competencia con los nuevos inversionistas nacionales e internacionales. Para ello, serán autónomas y serán libres de decidir su gestión, con una intervención limitada de la Secretaría de Hacienda.
Con las nuevas reglas, los particulares podrán importar gasolinas y electricidad; México podrá multiplicar su extracción de petróleo de las aguas profundas del Golfo de México y explotará el gas shale.
Los ciudadanos podrán adquirir los energéticos con el mejor distribuidor, ya sea como gasolinas, gas y electricidad, con lo cual el gobierno federal, el PRI, PAN, Partido Verde y Nueva Alianza en el Senado y la Cámara de Diputados apuestan por la reducción de los costos de los energéticos, a partir de la competencia abierta, pero con la obligación de mantener programas de ayudas focalizadas a los mexicanos más pobres en las zonas urbanas y rurales en los servicios de energía eléctrica y gas LP.
Pero así como la reforma busca ofrecer un mercado más amplio de proveedores de los servicios energéticos, con la obligación inédita en ley para que el gobierno federal electrifique todas las comunidades indígenas, los mexicanos tendrán nuevas reglas, pues el robo de los energéticos se castigará con mayor severidad.
En materia de energía eléctrica, la ley pone fin al robo de la luz vía los llamados diablitos; quien los coloque será castigado con una multa que implicará el pago triple del monto de energía robada; también se castigará con multas de más de tres millones de pesos a quienes impidan la medición del consumo de luz.
Este entramado de leyes que ya están a unos días de entrar en vigor instruyen a la Secretaría de Economía a crear una unidad especial para verificar que las disposiciones expresas para fomentar la industria nacional y cumplir el llamado contenido nacional en los servicios energéticos, se cumpla al pie de la letra, porque una de las dinámicas que se busca es que el petróleo, el gas y la energía eléctrica fomenten el desarrollo regional, como lo establecen los dictámenes aprobados ayer.
De igual forma, después de varias semanas de polémica, las nuevas leyes cambian la dinámica de relación entre las empresas energéticas y los dueños de la tierra en cuyo el subsuelo exista riqueza de petróleo o gas, pues elimina la expropiación automática que existió desde 1938, como efecto de la nacionalización petrolera, como desde 1975, con la actual Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, y crea un sistema de conciliación para que los dueños de esos predios obtengan beneficios de dejar que exploten sus tierras, y deja como último recurso el derecho del Estado a la ocupación temporal.
Incluye en esta dinámica el beneficio de que los dueños de estas tierras, incluidas las tierras ejidales, puedan optar por pedir que las empresas compartan con ellos las ganancias que obtengan; las leyes dicen que esta utilidad no puede ser menos al 0.5% ni mayor al 2% para el caso del petróleo, y no mayor al 3% en caso del gas shale.
La reforma crea además organismos que serán autoridad como el Centro Nacional de Energía, que será el coordinador del servicio de energía eléctrica; el Fondo Mexicano del Petróleo, encargado de cuidar y aumentar la riqueza petrolera, y la Agencia Nacional de Seguridad Industrial, encargada de impedir derrames de hidrocarburos o cualquier tipo de afectación al medio ambiente.
El paquete de tres dictámenes aprobados ayer por el Senado se suman al ya avalado en su totalidad por la Cámara de Diputados, referente a los fortalecidos órganos reguladores, que serán más autónomos y los encargados de arbitrar la competencia del sector y de representar al Estado en la firma de los contratos que se firmen con las empresas nacionales e internacionales.
Anticorrupción
Un capítulo especial del amplio paquete de reformas es el referente a los esfuerzos por frenar la corrupción, pues además de que se somete todo el procedimiento de licitación de contratos a mecanismos públicos, incluso la transmisión en vivo, se obliga a Pemex y CFE a tener un listado público de sus proveedores, que contenga los antecedentes de las empresas; además, obliga a la presencia de Testigos Sociales durante los contratos.
De igual forma, obliga a Pemex y CFE a abrir a la consulta pública sus estados financieros, compras, asociaciones y los contratos colectivos que firmen con sus sindicatos, los salarios que pagan, las prestaciones que otorgan, los donativos que hacen a ellos y las bajas y altas que tengan de toda su plantilla laboral.
Los debates
Como ocurrió desde la fase de la reforma constitucional, en diciembre del año pasado, y como se registró desde el 7 de mayo de este año, cuando las comisiones unidas de Energía, que preside el priista David Penchyna, y de Estudios Legislativos Primera, del panista Raúl Gracia, la izquierda representada por el PRD y el PT mantuvo su posición en contra y no renunció a ninguna de sus oportunidades de subir a la tribuna para hablar en contra de esta reforma y advertir que será en una consulta popular que la izquierda revertirá esta reforma.
- Los senadores del PRI, PAN, Partido Verde y anoche también Mónica Arriola, la única representante de Nueva Alianza, subieron a tribuna a mantener su posición: los beneficios de esta reforma, la necesidad de ver hacia el futuro y no quedarse en el pasado; la urgencia de que México potencialice su capital energético y los beneficios que traerá a la nación.
- Tras 96 días, el pleno del Senado de la República aprobó anoche las nuevas leyes de Hidrocarburos, de la Industria Eléctrica, de la Energía Geotérminca, de Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE), que dan cuerpo jurídico-administrativo a la nueva era del sector energético nacional y las envió al Ejecutivo Federal para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
- México entra a una nueva etapa en su sector energético, con la apertura nacional e internacional, a fin de potencializar su riqueza petrolera, de gas y de generación eléctrica.
Fuente: Excélsior