¿Tendrá Israel un gobierno laico?

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Con el 90% de las mesas escrutadas, lo único claro es que ninguno de los dos candidatos tendrá mayoría propia en el Parlamento. Se abre un escenario de incertidumbre y negociaciones cuyo desenlace es una incógnita. De formarse un gobierno de unidad opositora se prevé la conformación de un gobierno laico.

Benny Gantz, líder de Azul y Blanco, en Tel Aviv (REUTERS/Corinna Kern)

Benny Gantz, líder de Azul y Blanco, en Tel Aviv

Los ciudadanos israelíes ayer acudieron a las urnas por segunda vez en 2019 y el nuevo escenario plantea mayor incertidumbre de cara a los próximos días. Con el 90% de las mesas escrutadas, la alianza Kahol Lavan de Benny Gantz tiene 32 escaños y supera por una banca al Likud del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Para poder formar gobierno, cualquiera de ellos necesita al menos 61 sobre un total de 120: la mitad más uno.

Las noticias se suceden con frenesí minuto a minuto y las especulaciones acerca de los posibles escenarios no dejan de crecer. Es importante remarcar que los resultados finales no se conocerán hasta el jueves por la tarde, por lo que hoy será un día cargado principalmente de negociaciones y juegos políticos sin una base completamente firme sobre la que operar.

Por estas horas, las principales incógnitas están puestas en si Bibi podrá conformar una nueva alianza como la que lo sostiene actualmente en el poder, entre partidos de derecha y religiosos (necesita 61 bancas y el bloque tiene 55); en si habrá un gobierno de unidad entre Likud y Kahol Lavan, y en tal caso cuál será el rol de Bibi en ese reagrupamiento; y en cuál será el rol del político con mayor poder de veto en esta eleccion, Avigdor Lieberman de Ysrael Beitenu (9 bancas).

Bien entrada la madrugada, cuando se dieron a conocer los primeros boca de urna, tanto Gantz como Lieberman anunciaron que promoverán un gobierno de unidad junto a Likud. Las condiciones estarán puestas en la conformación de un gobierno laico, en el que los sectores ortodoxos (que apoyan tradicionalmente al Likud) pierdan peso y, sobre todo, envíen a sus jóvenes al servicio militar que es obligatorio para el resto de los ciudadanos israelíes y del que hasta ahora han estado exentos.

Con claros signos de fatiga y algo de tos, Netanyahu habló en la sede de su partido de Tel Aviv a las tres y cuarto de la madrugada. “No puede haber un gobierno que se apoye en partidos árabes antisionistas que rechazan la existencia de Israel como Estado judío y democrático y que elogian a terroristas que asesinan a nuestros soldados y ciudadanos”, decía Bibi mientras sus militantes gritaban que no quieren un gobierno de unidad y hasta algunos le pedían que tomara agua.

Benjamin Netanyahu habla con la prensa en Jerusalén (Menahem KAHANA / AFP)

Benjamin Netanyahu habla con la prensa en Jerusalén

La Lista Unida, la alianza de partidos árabes, se transforma en la tercera fuerza del parlamento israelí con al menos 13 bancas, y todo parece indicar que van a ser una vez más el centro de los ataques de Netanyahu. Esta alianza tampoco es del agrado de Lieberman, un inmigrante de origen ruso que vive en Cisjordania y que tiene un largo historial de declaraciones contra los palestinos. “Nosotros no vamos a formar gobierno con los árabes, eso es absurdo”, dijo esta mañana al remarcar que “hay sólo una coalición posible” y es la de la unidad nacional con Likud y Kahol Lavan bajo un paraguas laico.

Para lograr esto, Likud debería soltarle la mano a Bibi, el político que más tiempo ha sido ministro en la historia del país y la figura en torno a la cual giran todas las discusiones hace décadas. La periodista Ravit Hecht considera que tal escenario, es por el momento, ciencia ficción.

Fuente: Infobae

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