Por Álvaro Cueva
Muchas personas me han pedido mi opinión de Sin filtro, un programa del canal ForoTV de Televisa cuyo anuncio ha desatado cualquier cantidad de polémicas en las redes sociales.
¿Por qué? Porque, entre las personas que van a participar, se encuentran miembros o ex miembros de #YoSoy132 y/o individuos que eran vistos como los peores enemigos de Televisa.
Lo siento, yo no puedo dar mi opinión sobre algo que no se ha estrenado. Se me hace muy poco ético y, peor tantito, como un acto de publicidad.
Toda esa gente que se la ha pasado atacando Sin filtro lo único que ha conseguido es que a todo el mundo le den ganas de verlo.
No sé usted, pero lo menos que espero esta noche, cuando se estrene, si es que se estrena, es el rating más alto en la historia de ForoTV.
¿Y todo por qué? Porque las personas que odian a Televisa le hicieron un favor a esa empresa.
Si lo que querían era boicotear Sin filtro, se hubieran quedado calladas, hubieran organizado una campaña de silencio.
¿No se supone que en nuestros medios tradicionales hay inmensas campañas de silencio para impedir que la gente se entere de las cosas?
¿Entonces por qué en lugar de pagarle a Televisa con la misma moneda le regalaron una espléndida campaña publicitaria?
Si tan preocupados están por los medios, ¿por qué no organizaron una marcha protestando por la cancelación del noticiario de radio de Salvador Camarena en la XEW?
El señor había construido algo importante, fue el único que se atrevió a moverle el tapete a Enrique Peña Nieto y se despidió justo cuando el presidente electo estaba en España, donde se encuentra la sede de Prisa, el grupo asociado con Televisa que dirige esa estación.
¿Por qué nadie dijo nada? ¿Por qué nadie hizo escándalo? Ah, pero no fuera Carmen Aristegui porque entonces sí se cerraban calles, ¿verdad?
A mí muchas de estas historias sobre la crítica de los medios se me hacen pura pose de gente que ni los ve y que lo único que quiere es jalar agua para su molino.
En el caso concreto de Sin filtro, vamos a esperar. A lo mejor resulta ser una obra maestra de mesa de análisis. A lo mejor acaba siendo una reverenda porquería.
O, como la mayoría de las producciones de ForoTV, una emisión intrascendente y aburrida, pero hasta no ver, no criticar.
Obviamente sí hay una contradicción ideológica entre los nuevos colaboradores de Televisa porque nadie puede andar por la vida pidiendo que le quiten las concesiones a Emilio Azcárraga para después salirnos con el cuento de: ¡Qué creen! ¡Ya tengo chamba en Televisa!
Es una mentada de madre para los que creyeron que todo lo que se dijo antes, durante y después de las elecciones, era verdad.
Y no tanto por el lado de Televisa, que a lo largo de su historia ha contratado a quien ha querido, por el lado de las personas que aceptaron estar ahí.
¿No se supone que los movimientos político-mediáticos que se dieron en los últimos meses eran por y para las redes sociales? ¿Entonces por qué emigraron de las redes sociales a un medio tradicional?
Ahora, si lo que se querían era difusión, en qué cabeza cabe aceptar un miniespacio los domingos, casi a la medianoche, en una estación de nicho, cuando lo que se debió haber exigido era el mejor horario de El Canal de las Estrellas.
En fin, todos cometemos errores y luego a todos se nos olvida. ¿No acaso Carlos Monsiváis, por mencionar solo un ejemplo, se dedicó, durante décadas, a despotricar en contra de Televisa? ¿Y cómo acabó? Como una estrella más de El Canal de las Estrellas.
¿Y a que nadie lo despedazó como a los colaboradores de Sin filtro? ¿Entonces? ¿Quién gana y quién pierde con estas polémicas? ¿Para qué sirven?
Yo lo único que no quiero es que, como en el caso de las webseries y las webnovelas, Televisa nos quiera volver a engañar adjudicándose la primera vez de las cosas.
La gente de #YoSoy132 ya había tenido acceso a espacios en los medios tradicionales como el programa Shalalá de Azteca.
Desde hace años que se han hecho ene cantidad de mesas de análisis con universitarios en otros lados como Once TV México, Canal 52MX y Canal del Congreso.
Y muchas otras empresas, como UNOTV y Proyecto 40, ya se habían dedicado a la formación de analistas políticos de menos de 25 años. Que no nos quieran ver la cara con eso. ¿O usted qué opina?
Fuente: Milenio