Por Jesús Robles Maloof
Las comunicaciones privadas son inviolables,
Artículo 16 Constitucional.
Nos dicen paranoicos pero los paranoicos son ellos. Los gobiernos se espían entre sí, aliados y enemigos. Los poderes públicos espían a los poderes privados. Los poderes privados a los gobiernos, y las transaccionales se roban secretos. Me interesa el espionaje que realizan los gobiernos y los poderes privados a los ciudadanos, porque a diferencia de los primeros, nosotros tenemos el derecho fundamental a no ser objeto de injerencias arbitrarias en nuestra vida privada.
En las últimas semanas hemos conocido la verdadera dimensión del sabido espionaje que realizan los gobiernos a sus ciudadanos. Es claro que siempre lo hicieron, pero es gracias a los divulgadores de secretos como Bradley Manning, Julian Assange, Jacob Appelbaum y Edward Snowden y miles de personas anónimas, que al conocer sus contornos, hemos reaccionado. ¿Qué movió a estos héroes cívicos a la denuncia? No sabemos bien, pero la clave está en el orwelliano personaje Winston Smith de 1984.
La relación cotidiana que buena parte de la población mundial hemos construido con los dispositivos tecnológicos genera información personal momento a momento, que al menos potencialmente, es blanco de espionaje. Desde Jeremy Bentham y su Panóptico, los agentes del gobierno aspiran a la vigilancia persistente u omnipresente, conceptos que indica recolección de información total. Más acorde con sus posibilidades, lo que han podido hacer los gobiernos es una vigilancia ocasional o focalizada y como sabemos no se realiza sólo a prófugos de la justicia, lo que sería legítimo en un Estado de Derecho, sino va dirigida también a disidentes políticos o incluso a defensores de derechos humanos o periodistas.
Lo que reveló Snowden es la transición del espionaje ocasional al persistente. El mismo Pentágono propuso este cambio tras el 11-S por la supuesta falla en los servicios de inteligencia. En público se rechazó la vigilancia total, pero al parecer se estructuró en secreto. Con PRISM, el gobierno norteamericano almacena las conversaciones digitales privadas de muchos de sus ciudadanos para cuando se necesiten revisar. La dudosa legalidad de esta medida se encuentra en debate alrededor del mundo. Creo que la gente está enojada.
Antes incluso de las revelaciones de Snowden, conocimos por el programa “Citizen Lab” de la Universidad de Toronto en Canadá, que la multinacional de seguridad Gamma International Ltd, ofrece sin rubor productos de intrusión digital, supuestamente vendidos solo a las democracias para la lucha contra el terrorismo. Defensores de derechos humanos alrededor del mundo hemos reunido evidencia sobre “Finfisher” programa estrella de Gamma dirigido a combatir el crimen, pero en realidad usado contra disidentes.
En Bahréin se encontró este spyware en el dispositivo de una activista del Centro de Derechos Humanos de Bahréin. Tuve la oportunidad de conocerlos en Pettenasco al norte de Italia en una reunión de activistas de todo el mundo auspiciada por Tactical Tech. Varios de sus integrantes enfrentan prisión y uno de ellos cadena perpetua. El precio de defender los derechos humanos. Habrá que informarle a Gamma que Bahréin es una monarquía autoritaria, no una democracia. En Pakistán, Egipto y Siria, se encontraron evidencias del uso de Finfisher contra periodistas y defensores de derechos humanos. Este spyware accede a tu información tanto en dispositivos fijos como en móviles. Copia tus contraseñas e incluso puede encender la cámara y el micrófono sin que lo adviertas. Se instala a través de actualizaciones encubiertas de iTunes, por ejemplo. (Más detalles en contingentemx.net)
Citizen Lab ha dedicado diversos estudios técnicos a Finfisher y en los dos más recientes encontró que en servidores de las empresas Uninet (filial de Telmex) y de Iusacell se estaba alojado el programa. En uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y defender los derechos humanos, un hecho así no puede pasar inadvertido.
El alojamiento del spyware en los mencionados servidores puede significar muchas cosas. Que el gobierno federal o algunos estatales lo hayan comprado o que empresas privadas lo hayan adquirido. Cabe la hipótesis que sea un poder fáctico o un grupo criminal el que lo tenga en su poder o que exista una intervención autorizada bajo los criterios del artículo 20 constitucional. En Propuesta Cívica y en el ContingenteMx, queremos que esto se aclare y hemos decidido tomar acciones legales conforme a nuestro mandato.
La Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares establece que ante una presunción los ciudadanos podemos solicitar al IFAI verifique si se está ante una violación a las obligaciones de protección de datos. Así lo hicimos el pasado 20 de junio al solicitarlo formalmente al IFAI. Desde ese día organizaciones como Privacy International, Internet Society, Citizen Lab, la Casa de los Derechos de los Periodistas, la Fundación Manuel Buendía, entre otras han sumado esfuerzos para pedir la verificación. El Diputado Juan Pablo Adamé presentó en el Congreso un punto de acuerdo en similar sentido.
Ayer al ir a dejar al IFAI las más de 1,100 firmas de ciudadanos que piden que la autoridad proceda a la verificación, decidí pedir una entrevista con el comisionado presidente, Gerardo Laveaga. Me recibió inmediatamente y me informó que han notificado a Uninet y a Iusacell y que en las próximas semanas harán acopio de información para tomar una decisión. Expertos independientes como Jacob Appelbaum han ofrecido ya su conocimiento para colaborar en el procedimiento.
El pasado martes 7 de mayo de este año, mi familia y yo recibimos una amenaza. Nos hicieron saber que accedieron a mis comunicaciones, leyendo incluso algunas de ellas. Denuncié los hechos penalmente y estoy en espera que la autoridad determine el origen y los programas usados para este. Acepto, como todos mis colegas, los retos que significan defender los derechos humanos, lo que de ninguna manera implica que nos quedemos cruzados de brazos. Al defender la Constitución, defendemos la vía de la transformación democrática.
No se es paranoico cuando se revisan periódicamente las medidas personales de seguridad. Se es paranoico cuando crees que necesitas espiar a toda la población. Instalados en la irracionalidad están los gobiernos que nos tienen miedo. La democracia es incertidumbre en el cambio de poder, querer controlar todo es muestra de autoritarismo.
George Orwell tenía razón, aspiran al gran ojo, todo lo quieren controlar. Sin duda derrotaremos a Finfisher. Nuestro problema es que vendrán otros intentos tras sus huellas. Su problema es que en todos los casos les plantaremos cara. Orwell decía que la libertad de expresión consiste en decir lo que nadie quiere oír. Sí, nos están espiando y estamos sonriendo.
@roblesmaloof
Fuente: Sin Embargo