Sofía Castro y El Cartero Militarizado

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Por Jenaro Villamil

“La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”, le dice un impaciente y exiliado Pablo Neruda al joven Mario Ruoppolo, en la película Il Postino, adaptación de la novela Ardiente Impaciencia de Antonio Skármeta. La obra constituye una fábula sobre el poder de la poesía para conquistar más allá de las adversidades y las diferencias de edad, condición social o formación política.

Neruda, en la obra de Skármeta, se encuentra exiliado en una isla (Isla Salina, en la adaptación cinematográfica de Michael Radford). Ahí conoce a un joven pescador Mario Ruoppolo, quien reparte cartas a su único destinatario en la isla: el gran poeta chileno. La convivencia convierte a Neruda y a Mario en amigos y confidentes. Neruda ayuda al joven cartero a conquistar a la púber Beatriz Russo, hija de la dueña del hostal del pueblo.

Gracias a Neruda, Mario no le recita los versos más tristes esa noche sino una serie de metáforas que envolverán a la joven, seduciéndola con el poder de la palabra plagiada del Poeta de América.

Esta obra sencilla, que ganó en su adaptación fílmica más de 25 premios, incluyendo el BAFTA a la mejor película de habla no inglesa, se convirtió en una obra de teatro que llegó a México.

La adaptación teatral cuenta con un reparto de veteranos en la actuación: Ignacio López Tarso, quien interpreta a Neruda, Helena Rojo, quien da vida a doña Rosa, la dueña del hostal, y a Erick Elías, Il Postino.

La gracia de las influencias de su padre (el productor El Güero Castro) y de su padrastro (el presidente Enrique Peña Nieto) permitieron que Sofía Castro, a sus 16 años, debutara en el papel de Beatriz Russo.

“Tengo un poco de miedo, creo que es natural, pero sin duda lo único que espero es que el público disfrute mi trabajo”, declaró la joven actriz, en julio de este año, cuando dio a conocer su aventura en el teatro.

Alguien leyó literalmente esta declaración. Porque desde que salió de gira a entidades como Durango, Chiapas, Puebla y Veracruz, la primera hijastra de la nación no viaja como una joven ingenua que será conquistada por un cartero, sino como una especie de secretaria de Gobernación que va acompañada de un séquito de miembros del Estado Mayor Presidencial que la vigilan como si su debut en el teatro fuera un asunto de seguridad nacional.

El viernes 27 de septiembre, La Jornada Veracruz hizo este breve e indignante recuento de la corte militar y policiaca  de Sofía Castro:

“Un autobús con 40 elementos del Estado Mayor Presidencial, otros 40 del ejército nacional, docenas de la Policía Federal, 20 policías de la Secretaría de Seguridad Pública, personal femenino y masculino del Instituto de Policía Auxiliar y Protección Patrimonial del Estado de Veracruz (Ipax), y 20 agentes de tránsito se requirieron para resguardar el interior y exterior del Teatro del Estado, donde Sofía Castro presentó para montar El Cartero”.

Ni siquiera Angela Merkel, la mujer más poderosa del planeta y presidenta de Alemania, viaja con tal aparato de seguridad para ir a comprar al supermercado. Mucho menos cuando tiene reuniones con otros jefes de Estado.

Quizá porque Angela Merkel no tiene un papá como Peña Nieto ni gobierna en una nación que trata a los integrantes de la familia presidencial como si se tratara de una mala réplica de las cortes decadentes de una aristocracia.

La caravana de elementos del Estado Mayor Presidencial no sólo estuvo presente en Veracruz. En Puebla y en Durango sucedió lo mismo. Algunos maledicentes creen que tanto aparato militar no es sólo para darle seguridad a La Gaviotita sino también para llenar los espacios vacíos del teatro.

Parafraseando a Neruda en El Cartero, el Estado Mayor Presidencial –que bien podría estar ayudando en las zonas de desastre- “no es para quien lo necesita, sino para quien lo ordena”.

Fuente: www.homozapping.com.mx

 

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