Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar fueron sepultados ayer, con un ritual cristiano y una ceremonia tradicional rarámuri, en el atrio de la parroquia San Francisco Javier, en la comunidad serrana de Cerocahui.
Los clérigos fueron asesinados el 20 de junio en ese mismo templo –donde ejercieron su ministerio pastoral durante décadas– por José Noriel Portillo Gil, El Chueco, jefe de una célula de sicarios y traficantes de droga al servicio de Los Salazar, grupo delictivo que forma parte del cártel de Sinaloa.
Los funerales de los padres Gallo y Morita, llamados así por la grey católica de Cerocahui, se realizaron entre llanto y aplausos, y concluyeron con la inhumación y una misa de cuerpo presente que ofició el obispo de la Diócesis Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, acompañado de Luis Gerardo Moro Madrid, provincial de la Compañía de Jesús.
Antes y después del ritual de eucaristía, mujeres indígenas, obispos y párrocos bendijeron el templo y los féretros con el rito tradicional rarámuri de incienso y giros ceremoniales acompañados de música de violín y guitarra.
González Sandoval pidió que la muerte de los jesuitas sea motivo de esperanza para la reconstrucción del tejido social y la igualdad de oportunidades, “no echemos culpas juzgando y señalando como lo hacían los escribas y fariseos en tiempos del Señor Jesús, sino asumir cada uno su responsabilidad”.
Convocó a poner un alto “a las fuerzas del mal, que se disfrazan con piel de oveja para arrancar de nuestras vidas esos valores humanos y cristianos que tanto nos ha repetido el papa Francisco: la fraternidad, la amistad social, la inclusión, la sinodalidad y el espíritu de comunión”.
Al finalizar la misa, Moro Madrid dio un mensaje en el que relacionó estos asesinatos con el magnicidio de monseñor Óscar Arnulfo Romero, en El Salvador, en 1980.
“No nos vamos a ir de aquí, queremos seguir cerca de ustedes, aprendiendo de ustedes”, expresó a los rarámuris y mestizos que asistieron a la ceremonia religiosa.
“El gobierno solo no puede resolver el problema de la violencia, este problema se va resolver con la participación de todas y todos, invitamos a los distintos actores sociales, eclesiales y políticos a dejar de lado los intereses de grupo”, manifestó.
El provincial de la Compañía de Jesús anunció que “miércoles y jueves nos reuniremos los jesuitas del país para definir nuestra postura ante esta realidad, y les pedimos que estén atentos de las acciones que queremos emprender, aquí en Cerocahui estamos iniciando nuestro camino por la paz en todo México”.
A las exequias acudieron la secretaria de Bienestar federal, Ariadna Montiel, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador, y la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, quien viajó en helicóptero desde la capital del estado.
Fuente: La Jornada