Hasta el momento, ninguna rendija permite avizorar un acuerdo verdadero en el conflicto entre el magisterio disidente y el gobierno de Enrique Peña Nieto, obsesionado por imponer a toda costa sus reformas en materia educativa. Éste ha boicoteado el “diálogo” que él mismo organizó y la CNTE no cede en sus pretensiones ni en sus métodos de protesta.
Por Jesusa Cervantes/ Proceso
La nueva estrategia del gobierno federal para contener la inconformidad de los profesores caminó en dos vías. Una consistió en instalar “mesas de trabajo” donde se simuló el diálogo. Ahí, los priistas recurrieron a las acusaciones, la distorsión de la realidad y las ambigüedades. En el segundo carril se extendió la mano dura del gobierno: aplicar la fuerza pública y justificarla mediáticamente.
Legisladores participantes en los “diálogos” detallan a este semanario el procedimiento, y los propios integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) explican cómo el gobierno intentó envolverlos de nueva cuenta, “administrar el conflicto” y ganar tiempo para encontrar una salida rumbo al Primer Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
La primera vía falló. Y todo indica que la reforma a la Ley General del Servicio Profesional Docente –que rechazan los profesores– terminará aprobándose el martes 3 en la Cámara de Diputados, sin incluir las propuestas de los maestros. Al difundirse, la segunda ruta aún puede ser conjurada, considera Ricardo Monreal, coordinador de los diputados del Movimiento Ciudadano (MC).
Aún no arrancaban las pláticas con los dirigentes del magisterio disidente cuando los dos hombres más importantes del régimen –Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación– ya habían sentenciado: La reforma educativa “no tiene vuelta atrás”. En medio quedó el Poder Legislativo.
El lunes 26, Peña Nieto adelantó en Xochitepec, Morelos, que “pronto y en breve se habrá de analizar la iniciativa y será sometida a votación, esperando que prospere porque es un tercer pilar muy importante (ya se han modificado otras dos leyes) para materializar y cristalizar el espíritu que inspiró el cambio constitucional”. A unos metros lo escuchaban el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano; el del PAN, Gustavo Madero, y el del PRI, César Camacho.
Ese mismo día, desde el escenario montado por senadores del PRI y del Partido Verde Ecologista en su reunión plenaria, Osorio Chong habló sobre el uso de la fuerza: “Seguiremos buscando el acuerdo, construir el entendimiento”, pero si no se alcanza “y lastima a terceros, a la mayoría de los mexicanos, el imperio del Estado de derecho es cuando debe actuar. Y esto no lo tomen más que como actuar con toda seriedad y como nos lo exige la mayoría de los mexicanos. No es a partir de amenazas, es a partir de saber que cada quien tiene una responsabilidad, y la nuestra es que el país no se detenga”.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1922, ya en circulación)