Este 23 de septiembre se conmemora la acción guerrillera precursora en el México del siglo XX, influenciada por la Revolución Cubana, y que marcó a varias generaciones de luchadores en el país
Por Laura Castellanos*
La fecha más emblemática en el calendario de la guerrilla mexicana de las décadas de los años sesenta y setenta es sin duda la del 23 de septiembre de 1965. Marca en el país un parteaguas generacional en las izquierdas -previo al movimiento estudiantil de 1968- y establece precursoramente la vía armada como forma de lucha para derrocar al Estado.
En 1965 en la sierra de Chihuahua, mientras en Guerrero están en formación las guerrillas de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, un puñado de jóvenes estudiantes y campesinos, liderados por el profesor Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y el campesino Salvador Gaytán, realizan una acción sin precedente en el México postrevolucionario: el ataque a un cuartel militar en ciudad Madera.
Se trataba del primer foco guerrillero mexicano, influenciado por la Revolución Cubana, que consideró que si en 1959 en la isla, en plena era de la Guerra Fría, un grupo de jóvenes guerrilleros había derrocado a la dictadura para instaurar el socialismo ¿Por qué no podía suceder lo mismo en México?
De esta manera, el espíritu rebelde de Ernesto Che Guevara y su manual de Guerra de guerrillas irrumpieron en Chihuahua, el estado más extenso del país, y en donde imperaban latifundios enormes de poderosos ganaderos y empresarios madereros que, en contubernio con el gobierno, despojaban, ultrajaban o asesinaban con impunidad.
Pero en 1965 mientras en la isla se robustecían los logros revolucionarios, en México se asentaba una política industrial a costa de la violación de derechos sindicales, agrarios, magisteriales, estudiantiles y políticos. El gobierno sofocó el activismo nacional, pues líderes agrarios como Rubén Jaramillo fueron asesinados, mientras ferrocarrileros, comunistas, maestros e intelectuales eran perseguidos o encarcelados.
La nueva generación de luchadores en México emergió en los centros estudiantiles, como en las normales rurales de corte socialista creadas por Lázaro Cárdenas. En Chihuahua, estudiantes de los planteles de Flores Magón y Salaices, junto con la juventud militante del Partido Popular Socialista (PPS), y activistas de la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM), agotaron la vía electoral, burocrática y de resistencia pacífica en contra de los cacicazgos y en exigencia de un nuevo reparto agrario.
No obstante esta juventud constató que realizaron en vano mítines, activismo electoral, toma de oficinas agrarias, invasiones de latifundios y marchas extenuantes, como las que recorrieron 300 kilómetros de Madera a Chihuahua en 1960 y 1963. La respuesta fue la indiferencia gubernamental o la represión.
Cuando finalmente el grupo más radicalizado se lanzó a las armas, optó por la acción del foco guerrillero que, de acuerdo al manual de Guerra de guerrillas no recomendaba el reclutamiento masivo sino selectivo y las acciones de sabotaje.
De esta forma, a las 5:45 am del 23 de septiembre de 1965, un grupo de 13 estudiantes, maestros y campesinos realizaron una acción militar relámpago contra el cuartel de ciudad Madera con el objetivo de proveerse de armas e intentar transmitir un mensaje en la radiodifusora local para luego internarse en la clandestinidad. El saldo fue de 8 muertos.
Las muertes y el incumplimiento de las demandas de origen provocaron una onda expansiva en el estado que generó nuevas guerrillas: el Movimiento 23 de Septiembre, el grupo de Óscar González Eguiarte y los Comandos Armados de Chihuahua, mientras más muchachas y muchachos chihuahuenses se integraron al Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) o al Partido de los Pobres de Lucio Cabañas.
De 1965 a 1981 una treintena de guerrillas actuaron en México. La huella del ataque al cuartel en Madera siempre estuvo presente. La guerrilla urbana más grande de la época la reivindicó en su nombre: La Liga Comunista 23 de Septiembre, surgida ocho años después, en 1973, y que actuó hasta 1981.
El espíritu combativo del suceso sin embargo no culminó ahí. Ha sido emblemático para las subsecuentes generaciones de luchadores sociales chihuahuenses y de otras partes del país que estos días conmemoran el hecho a través de homenajes, coloquios, presentaciones de libros y el anuncio de una película alusiva que se estrenará a fin de año, inspirada en la novela de Carlos Montemayor, Las armas del alba.
*Laura Castellanos. Periodista independiente. Autora de México Armado 1943-1981