Salen de Chenalhó 12 familias desplazadas por conflicto religioso
Por Hermann Bellinghausen
San Cristóbal de las Casas, Chis.—Esta tarde salieron 12 familias desplazadas de la colonia Puebla, en Chenalhó (quedan 20), luego de varios días de violencia contra los católicos por parte de grupos presbiterianos y evangélicos encabezados por las autoridades ejidales.
A la misma hora, el secretario de Gobierno del estado, Oscar Eduardo Ramírez Aguilar, encabezaba en un restorán al poniente de esta ciudad una mesa de diálogo con las “partes”, con la presunta intención de evitar el desplazamiento y las hostilidad, que no obstante nada ha detenido y el exilio de las familias tzotziles está consumado.
Horas antes, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) informaba que para ser liberado la noche de miércoles el párroco Manuel Pérez Gómez, quien fue “retenido” en el ejido Puebla, “después de cinco horas encerrado bajo agresiones y tratos degradantes, fue obligado a firmar un documento en el que se compromete a ‘evitar difundir en los medios de comunicación’ las agresiones y ‘evitar integrar la denuncia ante las autoridades legales’”.
Al momento de su detención, apunta el Frayba, “el padre Manuel, en presencia del comisariado ejidal Agustín Cruz Gómez y el agente rural municipal Lorenzo Gutiérrez Gómez, fue golpeado por unas diez personas, acompañadas de un centenar de habitantes del ejido: lo tomaron por los brazos mientras recibía golpes en la espalda, el rostro y las piernas durante cinco minutos en el trayecto a la escuela, donde fue encerrado en el baño. Después de cinco horas, durante las cuales no le dieron agua ni comida, además de mantenerlo de pie, fue sacado y llevado a la plazuela de la escuela, donde lo rodearon cerca de mil gentes que le gritaban: ‘Tú eres aquí como el representante de Jesucristo pero de todos modos te vas a ir al infierno’. Esto hasta las 21 horas, cuando fue obligado a firmar el referido documento”.
El Frayba manifestaba que “por el clima de violencia” en el ejido Puebla, “la situación está fuera de control por la débil actuación y omisión del gobierno, lo que pone en riesgo aún más a las 89 personas que están por desplazarse”.
Esto último ya ocurrió. Grupos civiles de San Cristóbal acudieron a recoger estar tarde a los desplazados, quienes abandonaron su comunidad a pie con muy pocas pertenencias.
“Sabemos leer esas señales de humo”: Las Abejas
La organización de la sociedad civil Las Abejas declaró en Acteal: “Queda constatada la reactivación de los paramilitares en el ejido Puebla y la posibilidad una masacre de familias católicas que están bajo amenazas y no pueden caminar ni ir a sus milpas tranquilos. Ya es parecido como en los hechos previos de la masacre de Acteal”.
Vuelve a confirmarse, añade la organización, adherente de la Sexta, “la negligencia y complicidad del gobierno en la paramilitarización y en el conflicto en Puebla”. Como estas situaciones “son parte de su guerra de contrainsurgencia, dejan que actúen en impunidad los paramilitares, y cuando ya está confundida la gente hacen como que aplican la justicia, y cuando la gente cree que el gobierno ya aplicó la justicia, él mismo libera a los paramilitares”.
La “retención ilegal” del párroco “es un delito grave tipificado como secuestro y privación ilegal de la libertad”. Las Abejas señalan responsabilidades en los hechos recientes: “El comisariado ejidal y pastor evangélico Agustín Cruz Gómez y el agente municipal, son responsables directos de la agresión a la caravana” (el pasado día 20). El presidente municipal de Chenalhó, José Arias Vásquez y el síndico “pudieron haber detenido fácilmente el problema cuando empezó. Lo han dejado crecer y ahora no pueden resolverlo, o son aliados de las autoridades del ejido, como lo fueron las autoridades de Chenalhó en 1997, cuando era alcalde Jacinto Arias Cruz, excarcelado recientemente”.
Las Abejas recuerdan que hace 15 años “se vivía una tremenda situación y un profundo dolor que nos ha dejado una herida incurable, pareciera que vivíamos en un mundo de infierno” por “las represiones de los paramilitares priístas y del partido cardenista”, acciones que “no detuvo el gobierno y no cesaron hasta que “49 hermanos y hermanas derramaron su sangre y la opinión pública nacional e internacional exigió justicia al gobierno de México”.
Por algunos años se recuperó la paz en las comunidades pedranas, “hasta que en 2009 la ‘Suprema Corte de Injusticia de la Nación’ empezó a liberar a los paramilitares, y se reactivaron las semillas de violencia, que ya han crecido y estamos viendo sus amargos frutos en Puebla. Los paramilitares han sido excarcelados poco a poco; el último grupo en abril de este año; en él estaba Arias Cruz, único paramilitar de Puebla que fue a la cárcel. A los pocos días de que salió libre empezaron los problemas en la colonia”.
La Sociedad Civil de Las Abejas ha denunciado la repetición de eventos como los que “desembocaron en la masacre de Acteal; cada día que pasa confirma nuestras denuncias y las autoridades se hacen sordas”. Recuerda: “En 1997 nos presionaban para cooperar con los paramilitares para armarse contra los zapatistas. A los que no aceptábamos nos tenían secuestrados en nuestras propias casas sin poder comer. Teníamos que salir desplazados caminando en la noche, en el frío, en el agua. Después quemaban nuestras casas, se robaban nuestras cosechas y destruían nuestras pertenencias. Todo esto ha ido pasando en Puebla”. El 20 de agosto “desde varias comunidades se vio algo que no se veía desde los días trágicos de 1997: el humo de las casas quemadas, marcando como una señal de muerte el cielo de Chenalhó”.
“Sabemos leer estas señales de humo”, añaden. “Y el gobierno hace lo mismo que en 1997, en vez de aplicar la ley y detener a los delincuentes convoca a ‘mesas de diálogo’, que son de sordos, donde firma y hace firmar papeles mientras los paramilitares siguen tranquilamente su camino de mentiras y violencia”.
En esas mesas de diálogo, denuncian los indígenas, el gobierno “quiere quitar a los católicos lo que es casi su único medio de defenderse: denunciar públicamente la injusticia. Y curiosamente ahí coincide el gobierno con lo que le obligaron a firmar bajo presión y amenazas al padre Manuel sus torturadores: no debía hacer denuncias públicas”. Las Abejas advierten: “No nos van a callar”.
Tras la agresión contra los retornados del día 20, condimentada con la inacción oficial en el momento (dos patrullas y funcionarios estatales que “no hicieron nada para intervenir por el ataque contra la caravana, dejaron que en sus propias narices fueran insultadas las familias que iban a retornar y no se les protegió”), las Abejas lamentan: “En Puebla ahora existe un clima de odio y violencia”.
El día 21 el consejo parroquial, un delegado de gobierno de Chiapas y el ayuntamiento, “formaron una comisión para ir a ver la situación en el ejido”. Cuando llegaron en Puebla el párroco fue a ver cómo estaban los católicos, pero a los jóvenes paramilitares, con la complicidad de las autoridades ejidales, les molestó, y lo fueron a detener. Entre golpes, empujones e insultos “lo llevaron a encerrar en una letrina, manteniéndolo ahí por más de cinco horas; los jóvenes y niños lo insultaban con odio y burla; la mayoría son hijos de los paramilitares que actuaron en 1997. Entre sus padres y madres y las autoridades que no hacen nada para impedirlo se está creando en Puebla un nido de pequeños paramilitares que amenaza envenenar la vida de nuestro municipio en muchos años por venir”.
Fuente: La Jornada