El segundo día de las movilizaciones populares contra la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a nueve políticos independentistas a penas de prisión de hasta 13 años derivaron en batallas campales entre manifestantes y policías.
Los enfrentamientos más duros se registraron en Barcelona, Lleida, Tarragona y Girona, donde los agentes antidisturbios utilizaron pelotas de goma y todas sus herramientas reglamentarias para repeler a una multitud de jóvenes que también desataron su ira lanzando piedras, botellas, botes de pintura, bengalas y hasta hicieron barricadas de fuego en mitad de las calles.
La Policía catalana se enfrentó con manifestantes frente a la sede del Gobierno español en Barcelona este martes, en el segundo día de protestas por las penas de prisión impuestas la víspera por el Tribunal Supremo español a nueve líderes separatistas por su papel en un intento fallido de secesión. Manifestantes bloquearon una estación de tren y varias autopistas en Cataluña.
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Manifestantes independentistas catalanes se enfrentaron este martes con la policía por segundo día consecutivo en las protestas para denunciar la condena de varios de sus líderes a elevadas penas de cárcel por el Tribunal Supremo español.
Al atardecer, las asociaciones independentistas convocaron a manifestarse con velas frente a las delegaciones del gobierno español en las principales ciudades catalanas que, en Barcelona, reunió a unas 40 mil personas, según la policía municipal.
La policía cargó contra unos cientos, entre ellos muchos jóvenes con la cara tapada, que lanzaron botellas, petardos y bengalas e incluso hicieron fogatas enfrente del cordón de seguridad montado frente al edificio, constató un periodista de la Afp.
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En la televisión regional mostraron también cargas policiales en la protesta en Tarragona, 100 kilómetros al suroeste.
Antes se habían interrumpido vías férreas y numerosas carreteras, entre ellas la autovía AP-7 que conecta España con Francia y la A-2 entre Barcelona y Madrid.
“Es imparable la movilización, esto va a seguir”, advertía Javier Martínez, un empleado de banca de 60 años en la protesta de Barcelona. “Hay que intentar forzar que haya un diálogo y que el Estado se siente a hablar”, añadió.
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“Ahora mismo no veo posible un referéndum pero para eso tenemos que estar en la calle, para que pueda ocurrir”, decía unos metros más allá Gemma Gelpí, de unos 60 años.
Fuente: AFP/ La Jornada