Francia tiene sus grandes ciudades en “alerta máxima” y ordenó cerrar todos los bares, gimnasios y centros deportivos. Italia y Polonia han obligatorias las mascarillas en público. República Checa declaró “estado de emergencia”. Alemania teme que sus famosos “pruebas y rastreo” se vean superadas por el rebrote. Madrid y varias comunidades españolas han sido aisladas.
No hay país sin miedo en Europa. La COVID-19 ha vuelto como en la primavera. Al costo del encierro inicial ahora hay que sumarle el costo económico, emocional y físico del nuevo bloqueo paralizante. Los gobiernos están descubriendo que el público podría no ser tan obediente por segunda vez porque existe un escepticismo cada vez mayor.
Los gobiernos están tratando de equilibrar entre mantener el virus bajo control y lo que tolerarán sus públicos y economías. “El consenso que alguna vez fue sólido en muchos países para unirse a los sacrificios para combatir el virus está mostrando signos de fractura. Las nuevas reglas se impugnan en los tribunales. Los líderes nacionales y locales están luchando”, dice The New York Times.
ElDiario.es reseña este agotamiento, que pega de manera especial a los más jóvenes: “‘Juventud en riesgo’ Así se titula un informe realizado por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y el Instituto de la Juventud, que alerta de que los jóvenes forman uno de los colectivos más perjudicados en el empleo por la pandemia. La destrucción de puestos de trabajo tras el estallido del coronavirus se cebó con ellos y, por el momento, la recuperación del empleo se ha concentrado en edades más avanzadas. La emergencia ha vuelto a sacar a flote la gran debilidad y precariedad del empleo de los jóvenes, que reclaman al Gobierno medidas para evitar que esta nueva crisis les deje atrás de nuevo”.
“Con las heridas aún recientes (y algunas abiertas) de la pasada crisis financiera, que extendieron las menciones a una ‘generación perdida’ de jóvenes y una ‘juventud sin futuro’, las plataformas juveniles piden al Ejecutivo de coalición medidas que eviten el mismo final”, dice.
No es mejor en Inglaterra. The Guardian afirma esta mañana: “El sistema nacional de salud británico (NHS) ha dispuesto los hospitales de emergencia de Manchester, Sunderland y Harrogate para acoger posibles pacientes de coronavirus dado el aumento de casos que vive Reino Unido en las últimas semanas. Pese a la tendencia, el director médico general del NHS, Stephen Powis, ha admitido que los centros hospitalarios se encuentran mejor ahora que durante la primera ola de primavera”.
Entre las medidas para controlar el repunte de casos en Gran Bretaña, desde el sistema nacional de salud británico aseguran que van a realizar pruebas a toda la comunidad sanitaria de aquellas zonas con alto riesgo de contagios. Incluso si no presentan síntomas.
Bélgica, donde los contagios de coronavirus se están disparando, ha puesto el foco en los deportes a puerta cerrada en los que no se puede respetar la distancia de seguridad, como baloncesto o judo, que empezarán a prohibirse a partir de este miércoles en la región de Flandes (norte).
La prohibición, que afecta a las personas mayores de 12 años e incluye, además, el cierre de los vestuarios de los centros deportivos, salvo en el caso de las piscinas, según anunció este lunes el Ministro Regional de Deportes, Ben Weyts.
“No son medidas agradables, especialmente con las vacaciones de otoño a la vista. Pero tenemos que actuar decididamente si tenemos indicios de que el mundo del deporte puede ser un caldo de cultivo”, agregó señaló Weyts.
Las autoridades francesas podrían verse obligadas a imponer nuevas restricciones con el objetivo de contener una segunda ola de contagios de coronavirus que está saturando los hospitales, según ha asegurado el Primer Ministro Jean Castex en una entrevista este lunes.
“Si en las próximas dos semanas vemos empeorar los indicadores, si los cuidados intensivos se saturan más de lo esperado, tomaremos medidas adicionales”, ha dicho Castex a France Info.
Preguntado acerca de las posibilidades de imponer un nuevo confinamiento y/o el cierre de determinados locales y negocios, el Primer Ministro ha añadido que “nada puede descartarse, dado lo que estamos viendo en nuestros hospitales”.
El Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, excluyó hoy la posibilidad de confinar todo el país por el avance de la pandemia de coronavirus como ocurrió el pasado marzo, pero dijo que en caso de necesidad cerraría áreas limitadas del territorio nacional. “Yo excluiría un confinamiento y lo digo con razones. Hemos trabajado para evitar un nuevo cierre generalizado”, refirió el Jefe del Gobierno italiano.
En las últimas semanas Italia ha visto cómo los contagios crecían, pero últimamente se han disparado hasta los casi 5 mil 500 de ayer, unas cifras que no se veían desde el pasado mes de marzo, cuando se tuvo que decretar el cierre del país. No obstante, ahora se hacen muchas más pruebas diagnósticas, hasta el récord de 130 mil en un día, y los muertos son muchos menos (ayer 26 frente a los 700 diarios de finales de marzo).
“Si la curva sigue subiendo preveo algún confinamiento muy limitado territorialmente, pero no estamos en la situación de intervenir de un modo generalizado en el territorio, ni siquiera en amplias áreas del mismo”, aseguró Conte a los medios.
(SinEmbargo con información de Associated Press, EFE y Europa Press)