Indígenas de la comunidad de Choreachi, municipio de Guadalupe y Calvo, caminaron dos días hasta esta capital, para presentar un recurso legal amicus curiae (amigos de la corte), a la magistrada del Tribunal Unitario Agrario, Imelda Carlos Basurto, a fin de que falle a su favor y reconozca la posesión ancestral de unos predios.
Con la ayuda del traductor Prudencia Ramos, el gobernador indígena Ángel Manchado Ramos cuenta que caminaron dos días por la barranca La Sinforosa y otras siete más para llegar a la capital y reclamar el derecho de posesión del bosque donde viven actualmente.
“Nuestros ancestros han vivido en el bosque por generaciones. Yo nací ahí, y nuestro hogar ya se está acabando”, dijo el indígena.
El recurso amicus curiae que presentaron este martes tiene como propósito dar claridad al conflicto legal que se encuentra integrado en el expediente 215/2009 y que consiste en presentar un análisis de destacados abogados y estudiosos de los derechos de los pueblos indígenas, quienes se solidarizaron con la causa que ha llevado más de 40 años de lucha.
La magistrada decidirá en breve sobre el caso; por ello, los indígenas solicitaron que acepte, en vía de amicus curiae (amigos de la corte), los argumentos y opiniones jurídicas y legales.
El documento fue entregado a través de la directora de la asociación Alianza Sierra Madre, Isela González, quien consideró que, en caso de que la magistrada resuelva a favor de los indígenas, será un precedente nacional en la defensa de los derechos indígenas.
El amicus curiae se ha convertido en un instrumento reconocido por diversas instancias a nivel nacional, regional e internacional y consiste en la presentación de una opinión ante un tribunal, por parte de terceros ajenos a un litigio, explicó el abogado de la asociación Ernesto Palencia.
Consideró que se trata de un caso como muchos que hay en el país; y no es otra cosa que la defensa legítima de los derechos humanos de los indígenas.
“Con el documento entregado el Tribunal contará con mayores elementos a la hora de dictar sentencia en el juicio, y le ayuden a normar el criterio sobre la decisión que deba tomarse, en virtud de que sea más justa”, explicó Palencia.
Los especialistas que firmaron el documento y participaron en el análisis son: Marco Aparicio Wilhelmi, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Girona, España, y coordinador de estudios de grado de ciencia política; Jaime Cárdenas Gracia, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; Bartolomé Clavero Salvador, exmiembro experto del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, de la ONU; Magdalena Gómez Rivera, experta en derechos humanos de los pueblos indígenas e integrante del grupo Paz con Democracia; Lewis Gordon, director ejecutivo del Centro Legal de Defensores del Medio Ambiente.
También participaron José Rosario Marroquín, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez; Juan Luis Sariego Rodríguez, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Rodolfo Stavenhagen, relator especial de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, periodo 2001-2008; y Fernanda Venzon, experta en derechos humanos de pueblos indígenas y abogada del Centro Legal de Defensores del Medio Ambiente.
El terreno que defienden los indígenas es de 32 mil hectáreas, donde viven alrededor de 800 personas de 200 familias, quienes han sido víctimas de amenazas para despojarlos de sus tierras.
Algunas familias han logrado vivir ahí amparados en una suspensión del permiso de aprovechamiento forestal en la localidad de Coloradas de los Chávez; sin embargo, en Pino Gordo, donde se ubica Choreachi, algunos mestizos tienen un permiso para explotar el bosque.
La dificultad de su lucha no recae en la voluntad del pueblo rarámuri para defender el bosque y las tierras que sus ancestros poseyeron, sino en que a la gente mestiza no le interesa y no respeta el medio ambiente. “Está triste el tata Dios viendo esta problemática desde tanto tiempo y no se resuelve, necesitamos dejar en paz la comunidad y salvar al bosque”, dijo Manchado en rueda de prensa.
Historia de Choréachi
El pueblo indígena Choréachi es un el centro ceremonial o cabecera, constituido por más de 50 ranchos, rancherías o parajes, entre otros, Bajichi, Basigochi, Los Flacos, Sicochi, Puerto Blanco, Puerto Basigochi, Mesa del Durazno, Tierra Blanca, Rojasarare, Ojo de Agua, Coyachi, El Carnero I, El Carnero II, Huisarochi I, Huisarochi II, Cumoba, Saguarare, Pachoachi, Murachochi, Buena Vista, Cieneguita, Mesa de Coyachi, Arroyo de Coyachi, Napuchi I, Napuchi II, Humerichi, Piñón, Mesa del Táscate, Bateyechi I y II, Chimorare, Mesa del Rayabo, Arrollo de la Rata, Cordón de la Rata, Rincón del Manzano, El Terrero, Cordón Largo, El Pinito, Cerro Pelón, Sitanachi.
La totalidad de población es rarámuri o tarahumara, con características culturales propias de este pueblo: cosmogonía, idioma y formas de organización social y política propias.
Por más de 30 años han enfrentado el asedio y hostigamiento de la comunidad mestiza Coloradas de los Chávez para despojarlos y desplazarlos con el fin de hacer uso del recurso forestal existente.
Además del asedio de los mestizos de Coloradas de los Chávez, los indígenas de Choréachi han enfrentado el cacicazgo de Raúl Aguirre Ramos, hijo de un mestizo del municipio de Guachochi y una rarámuri de la ranchería Cumbres del Durazno (comprendida dentro territorio de Choréachi o ejido Pino Gordo).
Situación jurídica: Choréachi es una comunidad de hecho que no tiene reconocimiento legal de su territorio ancestral, menos aún en las formas o modalidades de tenencia de la tierra previstas en la Constitución Mexicana.
Sin embargo, en el expediente histórico agrario consta que desde hace más de 30 años, en diversas ocasiones gestionaron ante las instancias agrarias la delimitación de linderos de sus tierras y territorio sin que lo hayan logrado.
Coloradas de los Chávez y el ejido Pino Gordo del municipio Guadalupe y Calvo Chihuahua, si cuentan con resoluciones presidenciales, pero fueron constituidos o reconocidos sobre el territorio en posesión de los rarámuri de Choréachi
Fuente: apro