El plan de Rajoy es hablar con el PSOE y con Ciudadanos, y a partir de ahí hacer una hoja de ruta para conseguir la investidura. Los socialistas, sin embargo, reiteran que no apoyarán al PP “ni por activa ni por pasiva”. El escenario, aún muy complejo y falta mucho por negociar, pero lo que pretende Rajoy es ser investido presidente el próximo 26 de julio.
El presidente en funciones y vencedor de los comicios generales de ayer, el conservador Mariano Rajoy, anunció hoy después de reunirse con el Comité Ejecutivo de su partido para analizar los resultados electorales que iniciarán cuanto antes una ronda de consultas con los otros partidos. El objetivo es alcanzar un acuerdo o al menos conseguir el compromiso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos de que facilitarán la formación de un nuevo gobierno. El escenario es todavía muy complejo y falta mucho por negociar, pero lo que pretende Rajoy es ser investido presidente el próximo 26 de julio.
El Partido Popular (PP) logró una victoria nítida sobre el resto de los otras partidos, con un aumento de 14 escaños al resultado obtenido en diciembre pasado, al pasar de 123 a 137 diputados. Una cifra que le sitúa todavía muy lejos de la mayoría absoluta, 176, pero que le convierte en la única formación política con posibilidades reales de lograr una mayoría suficiente para formar gobierno. El plan de Rajoy, según explicó él mismo en una rueda de prensa, es hablar con el PSOE y con Ciudadanos, y a partir de ahí hacer una hoja de ruta para conseguir la investidura.
Uno de los escenarios que está cobrando más fuerza es un gobierno de coalición entre el PP, Ciudadanos, Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Nueva Canaria (NC), que sumarían un total de 176 diputados. Pero para ello todavía Rajoy tendría que convencer al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que hoy mismo reiteró que sus diputados en ningún caso apoyarán a un gobierno formada por las mismas personas que han amparado la corrupción en los últimos años. Y, por supuesto, sentarse a negociar con el PNV y NC, que no por ser fuerzas minoritarios supondrá que el acuerdo esté más cerca, ya que los nacionalistas vascos llevan muchos años enfrentados abiertamente con las políticas centralistas y antinacionalistas del PP y sus líderes.
Rajoy explicó que mañana, miércoles, viajará a Bruselas para participar en el Consejo Europeo donde se decidirá la estrategia para afrontar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y que a partir de su regreso iniciará lo antes posibles las conversaciones con los principales partidos políticos, incluida la coalición Unidos Podemos, que con sus 71 escaños y la perdida de más de un millón de votos fue una de las grandes derrotadas de la jornada electoral.
Rajoy insistió en que su principal encomienda es formar un gobierno cuanto antes y evitar así unas terceras elecciones, sobre todo para aprobar cuanto antes los presupuestos generales, previstas para septiembre, y reactivar así el funcionamiento normal de la administración del Estado y las inversiones públicas.
Desde las filas socialistas también se analizó el resultado, en este caso con algo de alivio a pesar de ser el peor balance electoral de su historia, al haber logrado al menos evitar que la coalición Unidos Podemos le suplantará como segunda fuerza política del país. La Ejecutiva del PSOE reiteró que en ningún caso apoyarán “ni por activa ni por pasiva” un gobierno de Mariano Rajoy, con lo que rechazaron tajantemente que durante la sesión de investidura se vayan a abstener o menos aún votar a favor.
Los socialistas señalaron a Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos, como el gran responsable de que el PP haya salido fortalecido de las segundas elecciones en seis meses, por su negativa a apoyar en abril pasado un gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos, para lo que sólo tenían que abstenerse y ocupar, junto al PP, la condición de oposición.
Precisamente desde las filas de Unidos Podemos compareció sólo su secretario de Organización, Pablo Echenique, con la ausencia del principal líder, para reconocer que siguen sin entender el resultado y reiterar su sorpresa ante un “mal resultado”. Y aprovecharon también para atacar al PSOE porque, a su juicio, su estrategia de campaña “engordó” al PP. El otro gran protagonista de la coalición, el todavía líder de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, defendió su estrategia de coalición con Podemos y aseguró que “si hubiéramos ido en solitario nos hubiera ido mucho peor”. Una tesis en la que no coinciden la mayoría de la dirección del partido, que están muy molestos con la estrategia desarrollada por Garzón y aseguran que con la coalición condenará a la formación a su desaparición.
En cualquier caso en los próximos días las negociaciones se intensificarán, sobre todo entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, mientras que en Unidos Podemos se abre un periodo de reflexión en el que algunos ya están señalando a la dirección como la máxima responsable del fracaso y la decepción provocada en sus votantes.
Fuente: La Jornada