“Que los sirios compitan por Siria”.
Ese es el sueño de Rami Anis, un nadador de ese país que forma parte del primer Equipo Olímpico de Refugiados (EOR) de la historia, que hace su debut en Río 2016.
Son diez deportistas que tuvieron que huir de sus países por la guerra, pero que se llevaron consigo los sueños de ganar una medalla.
“Dejé Siria en 2011. Había secuestros, había bombardeos. La situación era muy peligrosa y no me permitía mantenerme en mi país. Por eso decidí irme”, dice Anis, que ahora vive en Bélgica.
“Estaba entrenando y esperando que la guerra terminara para volver y participar.Esperé paciente por cinco años hasta que surgió esta oportunidad“, añade en un video de presentación del EOR.
Pero confiesa que su gran deseo es llegar a Tokio con la bandera de Siria y darle una alegría a un país que lleva más de cinco años sufriendo la tragedia de la guerra.
“Que los sirios compitan por Siria. Que los iraquíes compitan por Irak”, desea el joven de 25 años que participará en los 100 metros libres y 100 metros mariposa de natación.
Yusra Mardini
Yusra Mardini, de 18 años, también nació en Siria y decidió escapar y emprender viaje hasta Europa.
Subió con su hermana en un barco que naufragó en su viaje de rumbo a Grecia desde Turquía, como le ha ocurrido a miles de migrantes en su intento por llegar a Europa.
Pero no se dio por vencida, y junto con su hermana, nadó hasta ponerse a salvo.
“Pensamos que sería una pena morir en el agua porque somos nadadoras”, dice.
Pudo seguir entrenando como refugiada en Alemania, donde fue seleccionada para el EOR, hacer amigos y tener una vida más normal.
“Todo está regresando a la normalidad, pero nunca será como en mi país”, opina Yusra.
Mardini finalizó primera en su eliminatoria en los 100 metros mariposa, pero su tiempo no le dio para acceder a la siguiente ronda.
También participará en los 100 metros estilo libre.
Yolande Bukasa Mabika
Yolande Bukasa Mabikaes una de los dos participantes de República Democrática del Congo (RDC) y compite en la categoría de menos de 70 kilosen judo.
Llegó a Brasil como competidora de la RDC en agosto de 2013 y, tras sufrir años de abusos por parte de los directivos del equipo, Mabika desertó.
Tuvo que dormir en la calle y no sabía qué hacer, pero los brasileños le tendieron la mano y la ayudaron a seguir entrenándose.
“El judo me ha ayudado un montón en mi vida. Me ha hecho una persona más fuerte”, dice la judoca de 28 años.
Popole Misenga
“No puedes dejar que la gente piense que, solo porque son refugiados, tienen que dejar de hacer lo que hacen. Aunque sean refugiados, necesitan practicar sus deportes”.
Es la reflexión de Popole Misenga, de 24 años, que también participa en judo en la categoría de menos de 90 kilos.
“Cuando perdíamos, los entrenadores nos obligaban a dormir en celdas”, recuerda Misenga, originario de RDC.
Escapó del equipo con ayuda de Yolande y ahora busca una medalla.
“Es mi sueño, el sueño de muchos africanos. El Comité (Olímpico Internacional) nos comprendió como seres humanos y nos está dando esta oportunidad… Voy a luchar por todos los refugiados”.
Anjelina Nada Lohalith
Cinco atletas del EOR son originarios de Sudán del Sur, la nación africana que desde 2005 se independizó de Sudán pero que en todo ese tiempo ha estado inmerso en guerras.
Una de ellas es Anjelina Nada Lohalith, quien compite en los 1.500 metros planos del atletismo y al igual que sus compatriotas se ha entrenado duro en Kenia para llegar a los Juegos Olímpicos.
“Me da mucha alegría porque por primera vez los refugiados estarán representados en los Juegos. Estoy muy contenta de participar, viajar y conocer a los atletas”, dice con alegría la joven de 23 años.
Yiech Pur Biel
Yiech Pur Biel, uno de los sudaneses del sur que más tiempo lleva en Kenia, participa en los 800 metros planos.
“Dejé Sudán en 2005, en la época del conflicto. Tenía entonces 9 años. Mi padre era soldado y mi madre se encargaba de cuidarnos”, relata.
“Cuando sales y llevas la bandera de los refugiados (…) le dices al mundo que somos seres humanos como otra gente”, reflexiona Yiech.
James Nyang Chiengjiek
A los 24 años, James Nyang Chiengjiek está cumpliendo su reto de participar en los 400 metros planos del atletismo.
Dice que huyó de su país para evitar ser parte del conflicto que ha causado miles de muertes.
“Los soldados buscan adultos y niños. Sin importar si tienes 10 años, ellos pueden reclutarte”, explica.
Rose Nathike Lokonyen
“La lucha comenzó en nuestra villa. Nos dejaron huir hacia otro pueblo. Fue cuando conseguimos un vehículo que nos llevó a Kenia”, relata Rose Nathike Lokonyen.
La joven de 21 años también abandonó Sudán del Sur y luego de mucho entrenamiento está inscrita para la prueba de 800 metros planos.
“Desde que soy parte del equipo, estoy muy feliz”.
Paulo Amotun Lokoro
Paulo Amotun Lokoro también escapó de la guerra en Sudán del Sur, pero no ha dejado de entrenar gracias a que en Kenia ha sido recibido por Tegla Loroupe, la exmaratonista y jefa del EOR en Río 2016.
“Tienes tres entrenadores. Hay uno para carreras cortas, otro para largas distancias y otro para esprintar”, explica el joven.
Participa en la carrera de 1.500 metros, competencia en la que la escuela keniata es una de las mejores del mundo.
Yonas Kinde
Con 36 años y originario de Etiopía, Yonas Kinde es el atleta más veterano del Equipo Olímpico de Refugiados.
Entrenó con dedicación en Luxemburgo para ser uno de los 10 seleccionados de 43 deportistas que el Comité Olímpico Internacional evaluó para el EOR.
“Dejé mi país por los muchos problemas políticos que hay, muchas dificultades morales, económicas, que hacen muy difícil ser un atleta”, dice.
En Río 2016 participará en una de las pruebas reina de los Juegos Olímpicos, el maratón.
“Al principio no me imaginé que la vida de refugiado pudiera ser así. Fue un tiempo difícil. Pero por otro lado ahora ves que somos libres”.