El líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, sorprendió a la opinión pública nacional al conocerse que actualmente se encuentra en observación médica por un infarto al miocardio que lo sorprendió la madrugada del 3 de diciembre pasado, pero ¿qué tan grave es esto?
Por Óscar Balderas
REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO consultó al doctor John Feinstein, del Texas Heart Institute (Instituto del Corazón de Texas, en español) para conocer los detalles de la afección cardiaca que aqueja al dos veces candidato presidencial de las izquierdas.
El médico detalló que un infarto al miocardio es, esencialmente, la falta de funcionamiento del músculo del corazón responsable de la irrigación sanguínea y esto ocurre porque hay una arteria obstruida, lo que puede significar desde molestias leves hasta la muerte.
“Es como un tapón que puede producirse de manera natural, ya sea por un coágulo alojado en las arterias o la acumulación de tejido adiposo (grasa), que suele ser consecuencia de una mala alimentación y una vida con poco ejercicio”, señaló el cardiólogo.
En el caso de López Obrador, varios colaboradores han señalado en su contra la falta de disciplina a la hora de buscar alimentos sanos y su uso poco frecuente del cigarro; a favor, mencionan su vida activa a la hora de recorrer municipios a pie y su afición por el deporte, especialmente el béisol.
Un infarto al miocardio deja, por lo general, dos opciones al paciente:
Una, el miocardio no puede moverse y deja de enviar sangre al cuerpo; eso produce la muerte de tejido que, si no se atiende a tiempo, puede conducir a la muerte.
Dos, el corazón entra en un sobresfuerzo para bombear sangre al cuerpo, lo que produce en minutos una trombosis – coágulos en el interior de un vaso sanguíneo– que generan muerte muscular.
Para atenuar el dolor, López Obrador –de 60 años– fue intervenido quirúrgicamente con un “stent”, un dispositivo de soporte que se coloca dentro de los vasos sanguíneos que rodean al corazón y sirve como andamio para arterias estrechas u obstruidas.
Quienes han recibido este tratamiento han sido los expresidentes de Estados Unidos George W. Bush y Bill Clinton, quienes han tenido que modificar sus rutinas: ninguna acción que altere sus niveles de azúcar, colesterol, estrés, depresión, hipertensión y una dieta estricta que mantenga a raya la obsesidad abdominal.
El especialista consultado por este portal señaló que, de acuerdo con los dichos de los medios mexicanos, el pronóstico del ex jefe de Gobierno del DF es favorable, pues llegó caminando a un hospital privado al sur de la capital con un “dolor de pecho”.
“Lo que he escuchado es que el señor Andrés Manuel (López Obrador) llegó al hospital en la madrugada por su propio pie, que es buena señal. Indica que no hay tejido muerto, lo que puede significar que la recuperación sólo es preventiva”, dijo el médico Feinstein.
Desde hoy hasta, al menos, el viernes, López Obrador se encontrará en reposo, lo que postergará la participación del líder opositor en los cercos del Senado que él mismo propuso como medida civil contra la reforma energética, próxima a dictaminarse en el congreso.
En abril del año pasado, en plena campaña presidencial, el izquierdista dijo gozar de buena salud, mientras la opinión pública debatía sobre las condiciones médicas de la entonces candidata presidencial de PAN, Josefina Vázquez Mota, quien habría sufrido un mareo durante u acto público con el activista y empresario Alejandro Martí.
“Estoy muy bien, acostumbrado a trabajar desde muy temprano hasta muy tarde. No tengo ningún problema de salud”, señaló López Obrador el 3 de abril de 2012 en una conferencia de prensa en la ciudad de México.
Fuente: Revolución 3.0