Veinte años después del inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México sufre un exceso de trabajadores mal pagados y un déficit de trabajos cualificados; sobran espejismos y falta crecimiento económico, destacan los expertos.
Estas preocupaciones no serían un buen tema de conversación en la llamada ‘Cumbre de los Tres Amigos’, que se celebra en México y en el marco de la cual Enrique Peña Nieto, el presidente mexicano recibió este miércoles a sus homólogos estadounidense y canadiense, Barack Obama y Stephen Harper, para su reunión anual de seguimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), informa el periódico Finantial Times.
Desde que las tres naciones firmaron el TLCAN en 1994, EE.UU. no ha sufrido los efectos negativos que algunos políticos creían que tendría el pacto. Canadá también ha mantenido sus particularidades culturales. Pero México, a pesar de ser una estrella emergente, no se ha convertido en el país desarrollado que soñaba ser.
Según el diario, los principales problemas de México en el 20.º aniversario de la puesta en marcha del TLCAN tienen su origen en el hecho de que el país tuvo demasiados macroeconomistas y muy pocos microeconomistas.
En lugar de experimentar un proceso de inexorable convergencia, el producto interno bruto mexicano per cápita sigue siendo una quinta parte del estadounidense, exactamente igual que en 1994.
De acuerdo con el autor del artículo, uno de los motivos por los que falló el desarrollo económico de México, pero que era de gran importancia para el bienestar del país, fue la larga lista de reformas microeconómicas que el país nunca realizó al adoptar los cambios macroeconómicos, por ejemplo, liberalizar los mercados energéticos y deshacer los oligopolios locales.
Después de evadir estas reformas durante 12 años, Peña Nieto está intentando lograr muchas de ellas.
“La política industrial mexicana también disfruta de nuevos aires, en contraste con el mantra de hace 20 años, según el cual la mejor política industrial es aquella que no existe. Hoy se habla más de agrupaciones industriales. Estas están diseñadas para estimular la vinculación regresiva con la economía doméstica por parte de los fabricantes mexicanos, que a menudo ensamblan lo que se fabrica en otros países”, indica ‘Financial Times’.
Todas estas políticas microeconómicas, según el periódico, tienen un objetivo único y crucial: impulsar la productividad mexicana. Si Peña Nieto puede lograrlo, los salarios reales mexicanos subirán, al igual que la popularidad interna del presidente.